Conferencia José Antonio Marina

El secreto de una buena educación: “cariño, exigencia y comunicación”

“Nos hemos instalado en el discurso lúgubre de la educación, pero debemos saber que el primer paso para avanzar es reconocer el problema”. Con este directo y esperanzador mensaje comenzó su plática José Antonio Marina. El reconocido fundador de la llamada Universidad de Padres quiso sumarse a la celebración de un aniversario muy especial para el colegio San Juan y San Pablo, que este año conmemora su cincuentenario.
En un momento en el que nuestro sistema educativo parece encontrarse en el punto de mira, sometido a un juicio cada vez más feroz, la solución no pasa por negar dicha realidad, sino por aceptarla y tratar de poner remedio. Parte indispensable de ese infalible antídoto nace de nuestra fe y tenacidad, de nuestra capacidad para abandonar la “zona de confort” y participar del cambio que reclama la sociedad. Todos, sin excepción, somos eslabones activos en la apasionante labor de educar. Y por ello, tal y como apuntó el reputado pedagogo, “cada pequeña aportación contribuye al gran proyecto, a que la humanidad sea un poco mejor”.
Preservar incondicionalmente el gusto por aprender, por seguir alimentando nuestro bagaje es otro requisito indiscutible para mantenernos en la firme senda del progreso. Hasta ahora, en palabras de Marina, “se creía que la mejor época de la educación estaba entre el primer y el séptimo año de vida; sin embargo, se ha demostrado que hay una segunda época, entre los 13 y los 17, en la que el cerebro se rediseña”, el niño se vuelve por tanto más receptivo, y es entonces cuando se pueden suplir las posibles carencias de la infancia.
Un descubrimiento que deberíamos aprovechar como una segunda oportunidad para acercarnos más a nuestros adolescentes, conocer sus inquietudes, reconducir su talento hacia la consecución de buenos y provechosos propósitos, escuchar sus preocupaciones, hablarles siempre con sinceridad, y ayudarles a vivir, tal y como apostilló Marina, “la gratificante experiencia del éxito merecido”, pues todos necesitamos sentir alguna vez que somos útiles, que podemos alcanzar nuestras metas si nos lo proponemos. Y, por supuesto, predisponerles para la realidad de un mundo inhóspito, pero salvajemente competitivo.
“Tenemos a nuestra entera disposición tres herramientas fundamentales: cariño, exigencia y comunicación”. Claves esenciales para que el niño pueda crecer seguro y feliz, desarrolle los mecanismos necesarios para vencer la fuerza que oprime y atenaza: el miedo; y adquiera un sólido sentido de la responsabilidad que le permita moverse libre por esta sociedad inquieta.
Marina es optimista, y es que como él bien afirmó, ésta es la mejor manera de afrontar las cosas. Tenemos todos los ingredientes para que la receta funcione, conocemos nuestros fuertes y estamos atacando nuestras flaquezas. Y si amamos lo que hacemos, y nunca perdemos el sentido de nuestra tarea, podremos descansar tranquilos, pues como dijo el sabio catedrático, “hicimos lo que pudimos”.
Aida Pastor Beneyto