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Actividad Voluntaria para el DÍA DEL LIBRO

¡Hola estimados alumnos y alumnas! Como sabéis el próximo 23 de abril celebraremos una efeméride muy especial, que desde esta asignatura acogemos todos los años con gran entusiasmo: EL DÍA DEL LIBRO. Así que esta actividad voluntaria pretende rendir un pequeño homenaje a ellos, LOS LIBROS, que tantas alegrías, buenos momentos, satisfacciones, algún que otro susto o misterio por resolver, y sobre todo muchas lecciones para no olvidar y consejos para ayudarnos a caminar por la vida, nos han regalado desde la primera hasta la última palabra que cubren sus páginas de bellas historias.

Todos los que se animen a participar en esta iniciativa deben saber que podrán sumar en su nota final 0,75 puntos (tercera evaluación), ¡lo que no está nada mal! y lo que es mejor aún, estaréis dedicando parte de vuestro tiempo a los que de forma desinteresada nos entregaron lo mejor de sí para hacer de nosotros personas creativas, con sueños y metas por cumplir, personas con inquietudes y ganas de vivir miles de fascinantes capítulos cargados de emoción e intensidad. ¡Los libros merecen este reconocimiento!

¿Qué debes hacer? ¡Muy sencillo! Individualmente o por parejas debéis grabar un vídeo en el que respondáis a las siguientes cuestiones:

1. ¿Cuáles son las tres palabras que mejor te definen?

2. Piensa en tres palabras con una connotación positiva, ¿a quién se las dedicarías?

3. Palabras que te gustaría borrar para siempre de tu mente y tu corazón (por su connotación negativa).

4. Tu palabra preferida, ¿por qué? (No importa cuál sea su significado, puede que te agrade por su sonoridad, por ser muy breve o muy larga, por su connotación, por ser la primera palabra que pronunciaste, por lo que representa para ti…).

5. Un verso o una estrofa que vive en tu recuerdo.

6. ¿La palabra más hermosa?, ¿por qué?

7. ¿Un libro?, ¿por qué él?

El vídeo deberás enviarlo por correo a mi dirección: aida.profesorsanjuanysanpablo@gmail.com

Fecha límite de entrega: Jueves 6 de abril.

¡Ánimo!

Día del libro 2

A todos los libros

A todos los libros,

Gracias por regalarnos las palabras precisas en el instante oportuno, por hacernos soñar, por descubrirnos puertas que nunca nos hubiéramos atrevido a cruzar solos, por enfrentarnos a nuestros temores y darnos el coraje y las claves para vencerlos, por esperarnos pacientemente y recibirnos siempre con la misma alegría, por complacernos y enseñarnos cada día una nueva lección, por acercarnos de lleno a la realidad y alejarnos de ella para madurar otra visión del mundo. Gracias por no dejarnos solos en nuestras noches en vela, por custodiar nuestra imaginación y seguir alimentándola sin descanso. Gracias por tus historias, porque a veces, o casi siempre, ellas son también las nuestras personales, y ese vínculo alcanza un poder indestructible. Gracias sencillamente por ser, por reivindicar con elegancia vuestro lugar, por confiarnos ciegamente y con enorme sencillez cuanto poseéis, que al fin y al cabo es lo más valioso que se le podría entregar a alguien, porque cuando una primera página se muestra en todo su esplendor ante nuestros ojos, un delicado hilo invisible nos habrá unido a ella para siempre. Gracias por tu amistad incondicional.

Hoy es vuestro día, y por ello os cedemos todo el protagonismo…

Libro de bolsillo

Me levanté, y allí estaba, encima de mi mesita de noche. Un libro, el típico libro gordo y no demasiado llamativo. Eran las 7:45 cuando me di cuenta que el libro me hablaba. No paraba de decirme una y otra vez que lo leyese. Cuando llegué al colegio, abrí la mochila, y allí estaba, y comiendo, cenando…Me seguía a todas partes. Dijo que si no lo leía desaparecería. Desde entonces me encanta leer.

Natalia Guillem, 1ºESO B

María y su amigo

Ésta que está tumbada es María y ese montón de hojas es el libro que ella sueña con publicar. Ellos llevan juntos desde que María tenía siete años, y desde entonces han ido creciendo poco a poco los dos juntos, hablando hasta tarde todas las noches. Y así seguirán hasta que María consiga su sueño, mostrárselo al mundo.

Nieves Casado, 1ºESO A

Una historia entre hojas

Estaba harto. Harto de haberme pasado parte de mi vida esperando ser escrito para ahora estar postrado en una estantería junto a mis hermanos, viendo como unos se iban pero luego volvían tras haber experimentado la satisfacción de servir al fin parael que estábamos hechos, la lectura. Me he pasado cada día viendo como unas manos cogían a mis compañeros y yo todavía seguía ahí, postrado en esa estantería. ¿Por qué yo? ¿No podría ser un libro de aventuras o para niños pequeños? Así que aquí sigo yo, en la estantería con una historia de hace millones de años que fue evolucionando, hasta que un día noté como alguien me cogía…

Vicky Bernabéu, 1ºESO B

El poder de la lectura

Esta es la historia de un niño que siempre estaba jugando a la consola, y sus notas cada vez iban a peor. Sus padres no sabían qué hacer para que dejase los videojuegos y se pusiera a estudiar.

Un día el niño y sus padres se fueron a la caseta de su abuelo, sin cobertura, sin internet, sin tele. El abuelo le dijo que escogiera su libro favorito, el niño dijo que no. Aguantó un día, dos, una semana. Desesperado empezó a leer, sus notas mejoraron, se convirtió en una persona nueva, renovada, porque había descubierto una bella afición.

 Mar Juan, 1ºESO A

Un libro feliz

Érase una vez un libro feliz. Pero no del todo, porque no tenía amigos, ya que siempre estaba metido en un cajón. Hasta que un día salió de éste, gracias a la ayuda de un niño. Al principio no sabía qué hacer, pero se le ocurrió buscar más y más amigos, y los encontró. Después de ese hecho, que cambió su vida, el libro fue feliz para siempre y nunca más volvería a estar solo.

Vicente Pardines, 1ºESO B

Almas gemelas

Había un libro que nadie compraba. Se encontraba en una estantería apartada donde sólo estaba él. Se sentía triste. Hasta que un día una niñita llamada Clara, que estaba enfadada, se encontró con este libro y lo compró para alegrarle el día. Cuando Clara se lo leyó, también él le alegró el día a ella. Ahora son grandes amigos.

Santi Millán, 1ºESO A

Roger, un libro aventurero

Érase una vez la historia de Roger, que era un libro con muchas aventuras, pero siempre estaba solo. Y un día, Ernesto empezó a leer a Roger. Él estaba feliz, porque no se divertía desde hacía mucho, mucho tiempo. Pasaron los días y Ernesto terminó el libro, después, Ernesto lo fue dejando a sus amigos Angelillo, Alfredillo, Willy… Por fin, Roger era feliz.

Sergi Juan, 1ºESO A

Un sueño no correspondido

Érase una vez un libro que soñaba con conocer mundo, viajar, quería comprobar y observar si de verdad existían los personajes de sus historias. Pero después de mucho tiempo, asumió que su deber era cultivar el conocimiento de los niños, le bastaba con saber que hay niños que aún leen sus historias, que se interesaban por los cuentecillos de hadas, princesa y trols. Le bastaba con eso.

Marta Sanchis, 1ºESO A

El país de Librolandia

Una vez en una biblioteca había un libro al que siempre despreciaban, nunca lo leían y siempre estaba tirado por el suelo. Él se sentía alejado del mundo, hasta que una niña lo recogió del suelo y se lo llevó a su casa . El libro le habló y le dijo: ¡Gracias!

La niña se asustó. Al día siguiente el libro le invitó a ir al país de librolandia y la niña dijo encantada: ¡Sí!. Viajaron los dos juntos a través del libro y …

Sara Sanchís, 1ºESO A

¿Sabes si existo?

Dicen que tan solo soy un libro, pero no soy un libro cualquiera. Dentro de mí hay una historia. Tengo varios recuerdos, son recuerdos que están grabados en mí. El recuerdo más bonito que tengo fue cuando los niños y las niñas me cogían con sus suaves y delicadas manos. Cuando todo el mundo leía mis historias. Pero hay que pasar página, hoy en día nadie sabe de mi existencia.

Llúcia Castelló, 1ºESO A

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23 de Abril: Día del libro

Era su séptimo cumpleaños. Y Marie, que llevaba semanas restando los días que faltaban para la gran fecha, se levantó aquella mañana con la eclosión de una energía hasta entonces contenida.

Bajó las escaleras a toda velocidad, después de asearse y vestirse con su mejor vestido, un precioso y elegante atuendo hecho de tul y gasa de color rosa, fue corriendo a buscar a su abuelo, que una vez más la sorprendió. En un ademán de dulce caricia, el abuelo sacó de detrás de la oreja de Marie una exuberante rosa roja que hizo brillar los ojos de la pequeña. El abuelo la miró fijamente y con un hilo de voz, el único que le permitió la emoción, le dijo: ¡Felicidades pequeña!

Marie amaba a su abuelo, siempre había vivido con él, le encantaba cogerle de la mano y conducirle a todas partes en busca de respuestas a interrogantes inverosímiles, porque estaba convencida de que sólo su abuelo conocía todos los misterios que envuelven el mundo. Él entonces se sentía henchido de orgullo y la acompañaba sin rechistar, aunque a veces fuese incluso a un ritmo frenético, hasta los recovecos más extraños que deseara visitar la pequeña. A veces simplemente se sentaba a su lado en silencio, y por primera y única vez, aquella calma serena no la incomodaba, sino bien al contrario, aprovechaba aquellos segundos de mansa paz para revivir en su mente todo lo compartido con su abuelo y todo lo que juntos podrían planificar. Tanto era el tiempo que Marie y su abuelo pasaban juntos que Marie conocía el nombre técnico de todas y cada una de las plantas de su jardín, e incluso, adornaba más de una conversación con un elocuente refrán, una habilidad que en clase la había hecho digna merecedora del título de “la refranera”, como la conocían sus compañeros. Ella se sentía orgullosa de representar tamaño reconocimiento, pues sabía que el mérito se lo debía a su abuelo, por eso siempre le decía que el honor debía ser compartido.

El abuelo de Marie seleccionaba cada día para ella una historia de amor, de amigos que se encuentran tras años de distanciamiento, de personajes históricos, de seres imaginarios, mitos y leyendas, e incluso historias de su juventud que transmitía a la niña con la esperanza de que cobrasen vida generación tras generación. Marie decía que ese era su momento, el de su abuelo y ella, y que sacrificaría cualquier cosa por disfrutar eternamente de aquellos instantes que consideraba mágicos. De hecho, no podía conciliar el sueño si su abuelo no la deleitaba con uno de sus relatos, cada uno de los cuales iba seguido de un sinfín de preguntas que terminaban por hacer reír al abuelo.

Pero aquella mañana de 23 de abril su abuelo le había preparado a Marie una sorpresa que nunca olvidaría. Después de su entrañable encuentro en el jardín, su abuelo le tendió la mano, y Marie se acogió con fuerza a ella, y así, tras cruzar el enorme portón que separaba su casa de la calle, comenzaron a caminar juntos por avenidas y parques hasta llegar a las puertas de un emblemático edificio que Marie ya había visto otras veces, sin embargo, era la primera que lo contemplaba a tan poca distancia, y francamente le impresionó. Su abuelo se detuvo en seco y entonces le dijo: Marie cuando abramos las puertas de este imponente castillo, podremos llegar hasta su torre más alta donde habitan los secretos y misterios más fascinantes que pudieras imaginar, todos los protagonistas de las miles de historias que te he contado pasaron por aquí alguna vez y en él se quedó su corazón, su esencia. Cuando entremos, tú y yo nos convertiremos en cómplices de muchos de ellos, resolveremos grandes incógnitas, viajaremos lejos, hasta los lugares más exóticos de los confines de la Tierra, viviremos trepidantes aventuras, podrás ser lo que siempre soñaste e incluso sentir la experiencia de vivir en otra época y saber entonces cómo todo ha cambiado. Aquí Marie, siempre podrás reencontrarte con tu inocencia cuando ya seas mayor, o disfrutar de la sensación de volar libre a través de las nubes. Aquí Marie podrás ser eternamente feliz.

La pequeña miró a su abuelo con ojos exaltados y le rogó que no demorasen la entrada. Una vez dentro, Marie se sobrecogió por la inmunda cantidad de libros que poblaban las majestuosas estanterías de aquel lugar que le pareció un auténtico paraíso. Su abuelo la miró complacido y la animó a que cogiese un ejemplar, la primera historia que desease descubrir. Y así, sentados sobre un cálido y acogedor banco de madera, con la poderosa luz del día filtrándose a raudales por la transparencia de aquel ventanal, Marie y su abuelo se dejaron llevar por el poder de aquellas primeras letras…

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