Los libros son transmisores de las más inefables sensaciones, como las que os despertarán los relatos de estos jóvenes escritores…
WENDY
Por Rosa Nieves López Rozas
No pensé que lo haría nunca, pero aquella noche, bajo la mágica luz de la luna, me atrevía sentarme frente a aquella enigmática mujer, la cual empezaría a leer las líneas de mi mano…
Se llamaba Wendy, aquella mujer lo sabía todo acerca de mí, solo tenía que
dejarle mis manos impolutas y suaves. Estaba desesperado, me convertí en un desconocido para mí mismo, ni siquiera yo me conocía al cien por cien.
La luna brillaba con una claridad tan potente que parecía un foco, me puse
nervioso, empecé a sudar y me mareé. Me desperté al lado de una chica joven, estaba seguro de que no la había visto en mi vida, tal mujer no se me hubiera olvidado jamás. Me encontraba además en un piso que no reconocía, ni siquiera reconocía las dos voces agudas que me llamaban y me decían: “¡Despierta papá, hoy es el gran día!”.
No entendía nada, aquella hermosa dama me miraba con sus bonitos ojos
color café, estaba contenta y feliz, su mirada irradiaba ilusión. Las dos
pequeñas criaturas que me decían papá, se subieron a la cama y empezaron a saltar y a gritar, ¡seguía sin entender nada!
Una de las criaturas encendió la televisión para ver la retransmisión en vivo de “La pitonisa Wendy”, ese nombre me sonaba tanto… E intentando hacer memoria, Wendy me llamó: “Axel, no estás durmiendo, esto no es un sueño, estás en otra dimensión con la familia perfecta que siempre quisiste tener, aprovéchala y no pierdas ni un segundo más de tu vida cuestionando tu existencia”, de pronto la televisión se apagó.
Yo necesitaba volver a mi vida anterior, estar con mi verdadera familia en mi auténtica casa. Y comprendí que a veces pedimos cosas para intentar llegar a ser felices y perfectos, pero te descuidas y ya no hay vuelta atrás. No fui feliz cuando debí de haberlo sido y tuve oportunidad de serlo.
Jamás volví a escuchar de esa tal Wendy y jamás volví a escuchar mi
verdadero nombre, Axel quedó en el olvido para siempre.
¿QUÉ HARÍAS SI TUVIERAS QUE IRTE A VIVIR A OTRO PAÍS ?
Por Claudia Juan Beneyto
Pensando una historia convincente para esta redacción, se me ha ocurrido esta pregunta, pues es cierto, ¿ Qué haríamos ? me he planteado esta en varias ocasiones de la vida, pues no sabría qué responder y ni siquiera cómo reaccionar. Finalmente acabaría afrontándolo, y quién sabe, pues a veces hay que encontrarse con uno mismo y también conocer nuevas costumbres, pero nunca abandonando el lugar al que siempre regresarás y serás bienvenido.
Nuevas personas, lugares, manjares, experiencias, amistades, costumbres… una nueva vida totalmente diferente a la otra rutina que llevabas antes de marchar de tu ciudad hacia un nuevo país. Quizás sean experiencias, que nunca mejor dicho, te cambien la vida y te hagan abrir la mente de forma positiva, y que te hagan no querer volver a la ciudad donde has pasado la mitad de tu vida.
Echaría tanto de menos todo lo que me dejaría aquí, a mi gran grupo de amigas que no hay día que no esté con ellas, a mi familia que tanto quiero, por supuesto a mis profesores de mi querido colegio, a todas las grandes personas que conozco de mi pueblo, a los lugares de aquí, a la muy buena comida de mi madre, la rutina que hago diariamente aquí… pienso que es una decisión muy complicada y a la vez arriesgada de realizar, pues admiro a todo aquel que lo hace y deja todo lo que quiere en la otra parte del mundo con tal de poder conocer y crear una nueva vida mejor. En estos
instantes sería incapaz de realizar una experiencia como ésta, porque como se está en casa, no hay ningún sitio mejor, pero lo más importante de estas situaciones, es que allá donde estés te sientas querido y feliz, por eso decido compartir esta frase tan cierta de Elvira Sastre, “Para mí, cualquier lugar es mi casa, si eres tú quien me abre la puerta”
¿Amor eterno?
Por Elisabeth Carrasco Mariel
Seguramente las personas nos preguntamos que si el amor es eterno y dura para siempre, ¿por qué a veces se acaba? tal vez es que nos vendieron mal el cuento…
Desde mi punto de vista, hay varias clases de amores:
Cuando eres adolescente, el amor lo vives intensamente, al cien por cien, crees que todo es perfecto, como en un cuento de hadas y permites muchas cosas, conforme pasa el tiempo te vas dando cuenta de que no es así y de lo que realmente quieres y lo que no, de que el amor es imperfecto, como las personas.
Cuando ya eres más adulto, eliges el amor según tus gustos e ideales, teniendo más claro lo quieres, aunque a veces ese amor no es el correcto, porque las personas cambiamos por las situaciones de la vida y muchas veces la vida nos pone a prueba con miles de obstáculos que nos afecta a todo, incluso al amor.
Y luego está el amor verdadero, pero que a veces no es eterno, en el cual dos personas se complementan aunque tengan diferencias menores.
Otro amor, es el de los amigos, que siempre viene bien, porque te comprenden y vives muchas situaciones con ellos, pero este amor también va por etapas y a lo largo de tu vida pasa mucha gente que consideras que es tu amiga y con el tiempo te vas dando cuenta que no es así, solo permanecen unos pocos, aunque de cada uno aprendes algo nuevo y diferente, a veces positivo y a veces no tanto… Pero de todo se aprende.
Yo creo que sí existe el amor eterno, que además es incondicional, infinito, absoluto y es el que menos valoramos, porque siempre está, sin pedir nada a cambio, ese es, el de la familia que pase lo que pase, o sea como sea siempre te apoya y está a tu lado.
Por eso valórala, cuídala y consérvala.
LA PUERTA
Por Marina Brotons Calatayud
Por fin estaba ante esa misteriosa puerta que tantas veces me había robado el sueño, hoy al fin descubriría la verdad. Tras varios años viviendo con la nueva familia de mi padre, al fin podría averiguar qué secretos escondía mí vil madrastra en aquella habitación.
Todo comenzó tras el divorcio de mis padres. Yo estaba destrozada, mí madre se había marchado a Inglaterra con sus padres. Mientras mí padre y yo nos mudamos a nuestra antigua casa, ya que era más pequeña y no podíamos permitirnos mucho más. Yo pensaba que mí padre y yo estaríamos más unidos que nunca y así fue hasta que Paloma llegó a nuestras vidas. Esta conoció a mí padre en un café y le ofreció un puesto de trabajo en su empresa.
Con el transcurso de los meses acabaron enamorándose y decidieron que lo mejor sería que viviéramos juntos. A mi no me gustaba nada esta idea, yo veía en Paloma algo oscuro de lo que al parecer mí padre no se percataba. Intenté con todas mis fuerzas convencerlo, pero mis esfuerzos no dieron resultado y en menos de una semana ya nos habíamos instalado en aquella gran mansión a las afueras de la ciudad.
Paloma no tenía hijas, por lo que yo estaba la mayor parte del día sola mientras ella y mí padre trabajaban en su empresa. Esto no me desagradaba, más bien era algo que me gustaba, así podía pasar todo el día investigando los rincones de aquella misteriosa casa. Un día decidí entrar en la habitación de Paloma, el único lugar de la mansión al que tenía prohibido ir. Aproveché que mí padre y mi madrastra tenían que hacer un viaje de negocios e iban a estar todo el fin de semana fuera. Al entrar, me llamó la atención una vieja puerta de madera desgastada. Me dirigí hacia ella para abrirla pero, para mi sorpresa, estaba cerrada con llave. Comencé a buscarla por toda la habitación sin éxito, pero no me rendí y al día siguiente conseguí encontrarla. Estaba detrás de un cuadro que había sobre el cabecero de la cama. Al fin había llegado el momento con el que tantas veces había soñado y abrí la puerta. Al otro lado encontré un escritorio. Me senté en la silla y comencé a revisar los cajones, jamás imaginé lo que encontraría. En su habitación secreta mí madrastra escondía documentos y contratos que demostraban que en su empresa se llevaban acabo montones de acciones ilegales. Pero, entre todos esos papeles me llamó la atención una carpeta en concreto. Cuando la abrí descubrí una foto de mí padre además de papeles describiendo con todo detalle algo terrible… su asesinato. Rápidamente cogí todos los papeles y corrí a mí habitación. Esperé hasta el día siguiente a que mis padres volvieran a casa, temiendo por la seguridad de mí padre.
Cuando llegaron corrí hasta la puerta y la alegría invadió mí cuerpo al ver que mi padre estaba sano y salvo. Le dije que quería hablar con él en privado, así que fuimos a mí habitación. Allí le enseñé todo lo que había descubierto y decidimos actuar. Llevamos todas las pruebas a comisaría y allí se encargaron del resto. Al final arrestaron a Paloma tras su juicio y mí padre y yo volvimos a nuestra pequeña casa. Por fin todo volvió a ser como antes.
¿Destino o casualidad?
Por María Guillem Galera
Todo empezó una mañana de verano, cuando por casualidad se encontraron Alberto y Ana en la proa de aquel barco, con rumbo a Grecia. Alberto era un famoso escritor que se dirigía hacia Santorini por motivos de trabajo y Ana formaba parte del servicio de la embarcación, se miraron y algo extraño sucedió entre ellos sin conocerse de nada, fue un flechazo a primera vista. Durante su estancia en el crucero se fueron viendo y conociendo un poco mejor, sentían que eran el uno para el otro, fue algo increíble. Todas las noches cuando ella acaba su turno de trabajo, se encontraban en la cafetería del buque y pasaban largas horas juntos hablando, riendo… parecía que el tiempo se parara, los dos eran felices cuando estaban juntos, pero el destino de ambos hizo que se separaran y no se volvieran a ver.
Cada uno de ellos hizo su vida por separado, él se casó con una estupenda mujer con la cual compartía profesión y tuvieron dos hijas y, por otro lado, ella también encontró una pareja con la que era feliz y tenían un hijo en común. Ambos formaron sus familias y estaban felizmente casados.
No sé si fue el destino o la casualidad, lo que hizo que se reunieran de nuevo, viviendo un encuentro inolvidable, poniendo en crisis sus valores y creencias sobre el amor.
Su encuentro se produjo en Barcelona, los dos paseaban por las ramblas cuando de repente a Ana se le cayó el móvil al suelo, ambos fueron a cogerlo y cuando se vieron no podían hablar, se quedaron sin palabras, fue algo especial al mismo tiempo que extraño. Tras varias horas de conversar sobre sus vidas volvió a surgir la misma conexión que se originó hace diez años, es como si el tiempo no hubiera pasado, el destino los volvió a reencontrar.
Pero esta vez no era tan sencillo, ambos tenían sus vidas montadas, tenían una familia a la que querían y les era muy duro sacrificar todo eso por estar juntos, aunque realmente es lo que deseaban. Hace muchos años el destino los separó y por otra parte no estaban dispuestos a volver hacerlo, ya que había sido como un milagro el volverse a encontrar. Les surgieron miles de preguntas como: ¿Se puede amar a más de una persona a la vez?, ¿todo esto es cosa del destino o tan solo una pura casualidad?…
Una noche quedaron en un hotel de la ciudad, y allí es donde se dieron cuenta de que su amor sería para siempre, que no podían vivir el uno sin el otro, aunque tuvieron que renunciar a sus parejas, creyeron más en el destino o la casualidad que los volvió a unir.
Un gran sueño
Por Cristina Berenguer Pina
Otro día más, como todos los días me levanté, almorcé y cuando me miré al espejo… era más mayor, como si de repente tuviera 25 años. Empecé a llamar a mi madre y nadie contestó, hasta que llamaron al teléfono. Lo cogí y me habló un supuesto Álvaro. Yo estaba muy confundida y él me dijo que bajase. Que llegaríamos tarde. ¿Tarde a dónde?
Al principio, yo no paraba de preguntarle quién era, pero hice lo que me dijo y fui a donde me dirigió, al parecer sabía más sobre mi vida que “yo misma”. Me propuso que abriera un armario enorme y cuando lo abrí todo estaba lleno de ropa, empecé a observar quién lo había diseñado, me fijé bien y en las etiquetas ponía mi nombre, ¿eso quiere decir que están diseñadas por mí?
Bajé y estaba el chico esperando, era muy guapo (no vamos a mentir), no tardé mucho en descubrir que era mi novio. Enseguida subí al coche y cuando estábamos de camino no paraba de preguntarme si estaba nerviosa ya que le parecía estar con mucha tranquilidad debido a que íbamos a presentar mi nueva colección. Yo estaba flipando, no me lo creía, yo Cristina Berenguer el día anterior era una chica de 15 años con mucho que estudiar y al día siguiente estaba viviendo el sueño de mi vida.
Cuando llegamos había muchos paparazis haciéndome fotos a mí y al chico que estaba conmigo y además a muchos famosos más. Entre directamente a donde se estaban vistiendo las modelos, estaban ya preparadas y estaban guapísimas. Desfilaron todas y cuando me tocaba salir a saludar todo el mundo aplaudía un montón, yo no me lo creía era super feliz.
Cuando acabó el desfile había una pequeña fiesta, estaba toda mi familia, amigos, famosos y las modelos, todo el mundo me dio la enhorabuena por la colección tan bonita que había hecho.
La fiesta acabó tarde, Álvaro y yo nos fuimos a mi casa. Al día siguiente fui al taller donde ya empecé la siguiente temporada, mi taller y tienda estaba enfrente de la Torre Eiffel. Después me fui con mis amigas a hacernos un café y a merendar, después a seguir trabajando.
Toda esta aventura duró un mes, un día me levanté en mi cama y estaba mi madre, y mi hermana cuando fui a almorzar. Me dio mucha pena que se acabara esa experiencia, rara pero bonita, me di cuenta de que todavía me queda mucho por trabajar, pero eso era lo que me hace feliz y estaba segura de que lo conseguiría.
Todo lo que nos sucede en la vida, ¿tiene un por qué?
Por María Valero Navarro
En esta vida, ¿todo tiene un por qué?, pues yo creo que la respuesta es que sí. Desde toda la vida me ha rondado esta pregunta y siempre me ha apetecido expresarla o contársela a alguien, ahora he tenido la oportunidad de poder escribir una redacción sobre esto. A mí desde bien pequeña, mi abuelo me ha dicho que siempre las cosas pasan por algo, y yo a lo largo del tiempo me he dado cuenta de que tenía toda la razón. A lo largo de mi vida me han pasado cosas muy diferentes y a veces muy raras, por eso, muchas veces me he preguntado, ¿por qué me tiene que pasar esto a mí? o, con la de personas que hay en el mundo, ¿por qué me ha tocado a mí? Pero después pienso esto ya ha pasado, y si ha pasado es por algo, y ya encontraré la razón del por qué. Cuando me pasaban cosas malas muchas veces pensaba, tranquila después llegará algo bueno. Y muchas veces descubría el por qué me había pasado algo. También pensaba que a lo mejor lo malo tenía que pasar para que después viniera lo bueno o viceversa. Aunque no tenga muchos años de vida, cada año sé un poco más sobre la vida y hay cosas que en el pasado no entendía y ahora sí, como por ejemplo preguntas que yo me hacía y mi madre en muchas me decía “cuando seas mayor lo entenderás” pero esto me pasará a lo largo de toda mi vida, aún me sigo preguntado muchas de aquella preguntas y todavía no se la respuesta, pero, todo llegará y tendré el suficiente tiempo para aprender de esta vida y para resolver todas estas preguntas para las que ahora no tengo respuesta.
Una de mis muchas preguntas era “¿por qué mi hermano puede hacer eso y yo no? Y mi madre me contestaba “ya lo podrás hacer”, pero yo quería hacerlo en ese momento. Ahora ya hay cosas que le decía a mis padres que quería hacer que ya puedo. Hay veces que cuando te pasa algo malo para otras personas puede que sea lo contrario, y como en la vida no solo hay que pensar en ti mismo sino que también hay que pensar en los demás, cuando me ocurren cosas malas y a la vez para otras personas puede ser bueno pienso que, al fin y al cabo no es tan malo lo que me ha ocurrido. Y cuando es al revés sólo pienso en mi misma, como a mí me ha pasado algo bueno en esos momentos no pienso en los demás porque estoy feliz y la felicidad me hace apartarme de todo. En esta vida muchas de las cosas que nos ocurren son preguntas, en muchas tendremos la respuesta y en otras no, pero lo q si podemos saber siempre es, que tenga respuesta o no, siempre pasa por algo y siempre nos preguntaremos su por qué.
¿Mostramos al mundo lo que realmente somos, o lo que queremos que piensen que somos?
Por Carlos Bernabéu Martos
Hoy en día resulta muy fácil mirar la cuenta de Facebook, Instagram o de Twitter de una persona y creer que conocemos su historia de vida: quién es, qué hace –prácticamente todos los días-, qué piensa, cuáles son sus gustos , sus ideologías políticas, religiosas, etc.
El punto clave está en entender que lo que estamos viendo a través de las llamadas «redes sociales» es editado: más de una vez las personas editan la información que incluyen en sus perfiles de acuerdo a lo que consideran que va a ser más atractivo o interesante para el resto de las personas; lo cual –debo admitir- no me parece que esté del todo mal en tanto uno debe siempre buscar la mejor versión de sí mismo pero siempre debe haber un límite, y ese límite –creo yo- está en que dicha búsqueda se base en una imagen real porque cuando nuestro «ser» pasa a ser una versión construida de nuestra persona, a largo plazo, esta cortina de humo que construimos sobre nosotros mismos va a desmoronarse e inevitablemente producir efectos dañinos.
Hay que aprender de nuestras limitaciones: seamos realistas, no podemos ser los mejores en todo, sin embargo no debemos dejar de intentar mejorar día a día aquello que puede cambiarse.
Y establecer nuestras metas o rumbo de vida: OJO no te preocupes de llegar o no a tu destino, porque en realidad lo que cuenta es el camino que transitamos.
¿SUEÑO O REALIDAD?
Por Mar Mira Pérez
Y ahí estaba, sentada en la mecedora de espaldas mirando al infinito con aquella mirada de inocencia que suelen tener, pero… aquella muñeca tenía algo impropio de un ser inanimado.
Todo empezó una noche bastante sombría, algo rara, me había desvelado y no había forma alguna de dormir, pues la lectura tampoco atraía mi sueño y decidí irme a dar una vuelta para ahuyentar así mis malos pensamientos. Vivía en una casa algo apartada del pueblo y mi madre posiblemente ya habría caído en los brazos de Morfeo. Me quedé un instante mirando hacia el bosque que más tarde profundizaría con una sensación de waldeinsamkeit y me dejé llevar hacia él, la naturaleza me llamaba.
Al fondo del bosque había una casa de madera y pese a no estar muy lejos no me había parecido ver rastro suyo… Allí dentro tenía una curiosa sensación de dépaysement pues sabía que ahí dentro no estaba del todo a salvo, en aquel lugar solo encontré una diminuta y bella muñeca de trapo, sentada en el centro de una mecedora que sin motivo alguno se balanceaba, me acerqué lentamente produciendo un chasquido a cada pisada que daba en las tablas de madera tan desgastadas y viejas, mis pulsaciones se aceleraban por minutos produciendo un sudor frío por todo mi cuerpo… ¿Y esa sensación? La sensación de no estar sola… Dicen que nunca estamos solos, me refiero al mundo del más allá, al de los espectros, que por alguna razón algunos se quedaron atrapados en el nuestro, unos para protegernos y otros para… quién sabe qué.
Continué con mis pensamientos y un acto casi forzado por algo, me ordenó con un ademán a cogerla e irme. La apoyé en un árbol cuya corteza expresaba el dolor de las grandes lluvias que se originaban allí, me separé y me quedé observándola desde lo lejos (no sé en qué momento vi buena idea hacer esto) Una mirada con cierta schadenfreude, unos ojos brillantes, casi humanos, me observaban desde la profundidad de la noche…
-Schadenfreude: La alegría de ver sufrir o fracasar a alguien.
-Waldeinsamkeit: La soledad, sentirse solo en el bosque y conectado con la naturaleza.
-Dépaysement: Cuando te sientes extraño en un lugar que no es tu casa.