“Dos personas pueden mirar la misma cosa y ver cosas diferentes”, ¡Qué paradoja! podríais pensar…Pero si reparáis detenidamente en el sentido implícito de esta afirmación de Dulce María Loynaz, es muy probable que intuyáis a qué quiso hacer referencia la poeta con él.
Es cierto que vivimos en una sociedad de acusados contrastes, pero aun teniendo en cuenta esta obviedad insalvable, creo que no es lícito, ni justo afirmar que todo en ella es o blanco o negro, pues la paleta cromática es mucho más visible en nuestro día a día de lo que quizá pudiéramos siquiera sospechar. Sencillamente porque la vida, sin la alegría que proporcionan los colores, sería un estanque inerte, gris e irremediablemente triste, en el que a nadie le gustaría estar.
Y somos nosotros, con nuestras variopintas y genuinas opiniones, quienes llenamos de complejidad, pasión, locura, retos y altas dosis de emoción cada nuevo día, convirtiéndole en único y diferente frente a todos los demás.
No me imagino un mundo con uniformidad de pensamiento, que no ose jamás discrepar. Ni me gusta creer que sólo una respuesta será incondicionalmente más válida que cualquier otra; que no pueda haber un punto de vista que no sea susceptible de generar debate; y que la riqueza expresiva de cada ser pase inadvertida a nuestros sentidos.
Creo en la magia de las palabras, porque al contrario de lo que muchos pudieran pensar, éstas pueden cambiar el mundo. A veces, cuando nadie me ve, las cambio de lugar, las desordeno, las reemplazo por semejantes, las abrazo, las amo, las antepongo o las comparo, las cubro bajo un tupido velo, o las dejo brillar exuberantes, las cambio de lugar o les reservo una posición preferente; otras veces las tiño de sutileza y otras me embriago de su naturalidad y arrollador carácter. En ocasiones disfrutan de su soledad y otras tantas necesitan de la compañía de buenos amigos. Pero lo que nunca puede pasar con ellas es que las olvide. Me entusiasma demasiado su forma de crear poesía.
Mis alumnos, dignos herederos de esta afición, nos regalan hoy sus mejores juegos retóricos…
LA HIPÉRBOLE
Natalia Teruel Santoyo e Inés Mira Pérez, 2ºESO B
LA PERSONIFICACIÓN
Claudia Hidalgo Bañón y Ainara Bautista Bayona, 2ºESO A
LA HIPÉRBOLE
Carlos Díaz Carricondo y Pau Verdú Palau, 2ºESO B
EL PARALELISMO Y LA PERSONIFICACIÓN
Lucía Tárraga Romero y Soraya Aracil Seco, 2ºESO A
Carlos Bornay Ramón y Carlos Asensio Alal, 2ºESO A
LA HIPÉRBOLE
Clara Valero Cespedosa y Raquel Monllor Guillem, 2ºESO B
LA HIPÉRBOLE
Carlos Díaz Carricondo, 2ºESO A
LA METÁFORA
Clara Rivas Boronat y Carla Valero Ruiz, 2ºESO B
LA METÁFORA Y LA HIPÉRBOLE
Javier Latorre Martí y Eduardo Vicedo Ortega, 2ºESO A
LA HIPÉRBOLE Y LA PERSONIFICACIÓN
Lucía Valls Hernández y Aitana Palao Peydró, 2ºESO B
LA PERSONIFICACIÓN Y LA HIPÉRBOLE
Emilio Hueso Romero, 2ºESO A
LA METÁFORA Y LA HIPÉRBOLE
Jordi Vilaplana Sola e Irene Picó Samper, 2ºESO B
LA HIPÉRBOLE
Lidiana Martínez Pérez y Laura Azorín Rico, 2ºESO A
LA METÁFORA Y LA HIPÉRBOLE
Annais Díaz-Cacho Pérez, 2ºESO A
LA HIPÉRBOLE
Silvia Casanova Llinares y Nerea Giner Aguado, 2ºESO A y 2ºESO B
LA HIPÉRBOLE Y LA PERSONIFICACIÓN