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Invisibles

Escucho una música que despierta mis sentidos, consigue sacarme de mi letargo y me devuelve de nuevo a la realidad, pero a una realidad dulce, nueva, apacible…Decido seguirla, su inspirador sonido me guía hasta el final de una calle, conforme avanza mi paso, los acordes se hacen más y más intensos, siento que puedo tocarlos, que puedo abrazarlos, que tienen vida, que soy parte de ellos…En su melódico compás encuentro parte de mi esencia olvidada, de mi yo interior, de mis recuerdos, miles de momentos se cruzan por mi mente como destellos de luz irrepetibles, y no puedo dejar de sonreír, es una sensación mágica. De pronto, siento que alguien me observa, una mirada incrédula y llena de paz me mira preguntándose algo que no puedo responder, y entonces, aquel hombre se resigna ante un ya familiar silencio, esboza una tierna mueca y me da las gracias con una complacencia infinita. No sé qué decir, ni qué pensar, así que me quedo allí de pie, sin más, y sigo disfrutando de cada nota mientras veo a la gente pasar, gente y más gente que andan de un lado a otro, cada cual ensimismado en sus propios pensamientos. Nadie mira, nadie escucha la música, pero ella no cesa, mantiene la esperanza, porque nació para ello…

De camino a casa me cruzo con un niño. Es mi vecino, y parece más triste de lo habitual. Me acerco a él preocupada, pero no muestra muchas ganas de hablar. Intuyo que algo le pasa desde hace meses, lo cierto es que nunca lo veo jugar con nadie, y siempre está alicaído. He intentado ayudarle, y ahora sé, aunque no fue fácil averiguarlo, que no tiene amigos. A veces lo veo pasar, y al cruzarse con un grupo de chicos de su edad, reconozco en su mirada la envidia inocente de un niño, y una punzada de dolor me estremece.

Todo ello me ha hecho reflexionar…Se sientan cada día en el mismo rincón, queriendo pasar desapercibidos, pero en el fondo claman al mundo atención, en su interior se mantiene oculta una historia que necesita y merece ser contada, un vida llena de luces y sombras que quiere seguir su rumbo como la de los demás. Quizá fue el infortunio quien les relegó a la fuerza a un tedioso segundo plano, y la sociedad, presa de un individualismo casi condenatorio, se olvida sin querer de que están ahí, y que basta una sonrisa, una palabra amable o un gesto cargado de empatía, para hacerles saber que no son invisibles, porque en realidad nadie lo es.

No te importe detener tu tiempo para ayudar a los demás, la vida alcanza su sentido pleno cuando uno es útil para quienes le necesitan.

Invisibles

Invisibles, esa palabra que pasa desapercibida, esa palabra en la que nunca pensamos, esa palabra que solo nos recuerda a algo que no se ve, pero tal vez, somos nosotros los que no vemos o no queremos ver .

Todos los días, cuando caminamos por la calle, vamos pensando en nuestras cosas, en qué vamos a hacer, en lo que ya hemos hecho… como es normal, pero mientras tanto hay cientos de personas que pasan por nuestro lado y ni siquiera vemos, hay tantas personas que se ven obligadas a pedir por la calle, por ejemplo, que ya estamos acostumbrados a decir que no, y tal vez es que de verdad no podemos ayudarlas, pero hemos de pensar el por qué esas personas están así, por qué no sonríen a la vida y no miran a los ojos y el por qué se ven forzadas a pedir día tras día en la calle. Hay algunos que no tienen más remedio que sentarse a esperar a que alguien que pueda les ayude, ya que sus pies no pueden soportar el peso de su cuerpo; otros caminan muchísimos kilómetros solo para recibir algo; algunos ni siquiera conseguirán nada, pero lo intentan.

Lo primero que hacemos al ver a una persona desconocida es criticarla, la juzgamos sin conocer, cuando en realidad no podemos saber nada de ella , y lo cierto es que llevan consigo una historia que tal vez nos puede dar una gran lección que desconocemos .

Si solo por un momento pudiésemos ponernos en el estado no sólo físico, sino también emocional de esta gente, si pudiésemos sentir ese gran dolor, que es como una nube situada sobre tu cabeza tirándote rayos continuamente, entonces reflexionaríamos, porque esas personas no sólo se preocupan por ellas, tal vez tienen una familia a la que mantener, alimentar y cuidar, y quizá si ayudamos de algún modo a una de esas personas, podemos estar ayudando a una familia entera.

Invisibles, no lo son, solo que a veces los hacemos sentir así.

Tenemos que tener empatía hacia esas personas y mirar nuestro entorno y lo que nos rodea.

Mila Martínez Ferrero, 2ºESO B

Muchas veces las personas no asumimos las consecuencias de las decisiones que tomamos, ni reconocemos nuestra responsabilidad cuando las cosas se tuercen, siempre decimos que la culpa es de otro, que nosotros no hemos hecho nada, pero ahí veo yo el problema, en el hecho de no hacer nada cuando vemos que algo no está bien, el hecho de callarnos y no decir: – ¡basta! ¡Hasta aquí hemos llegado!, en vez de hacer eso, nos callamos.

Además yo pienso que vivimos en una sociedad donde además de criticar, nos fijamos mucho en cómo va ese vestido, o en cómo actúa ese otro. Y excluimos, a veces sin darnos cuenta, a gente que no nos ha hecho nada, simplemente porque son diferentes a nosotros o no piensan igual. Yo, por suerte o por desgracia, no nunca me he sentido “invisible” y la verdad es que no me gustaría sentirme así nunca, pero si he tenido la ocasión de vivir esa situación en una persona cercana a mí. Lo que más pena y rabia me daba era ver que esa persona estaba mal, que a pesar de que ella no hiciera nada, la excluían y la dejaban de lado, y saber que tú no podías hacer mucho por ella, solo estar ahí apoyándola en sus peores momentos, era decepcionante. Muchas noches cuando no me podía dormir, me paraba a pensar y me preguntaba ¿por qué le hacían eso? Si ella lo único que quería era disfrutar de la vida que para eso está, para disfrutarla y para vivirla.

Muchas veces los profesores nos dicen que cuando veamos alguna injusticia, alguna humillación, tengamos el valor de ir a ellos y contárselo, pero no es tan fácil como ellos lo pintan, o eso creemos nosotros, simplemente porque te da miedo que los compañeros de clase se enteren de que te has chivado tú, te dejen entonces de lado, te humillen y nunca más vuelvas a tenerlos como amigos.

Elena Verdú Cerdá, 2ºESO A

Si fuéramos por la calle caminando y le preguntáramos a diez personas si existe la invisibilidad, seguramente las diez responderían que no. De hecho, hasta hace poco yo también lo creía así, pensaba que ésta solo se podía ver en las películas de ficción, con el efecto especial de alguna manta mágica.

Normalmente en las grandes ciudades es donde se encuentran más “sin techo”. Los niños prefieren no mirar, pero los adultos más detestables les miran con mala cara, como si no se hubieran esforzado en esta vida esas pobres personas.

También en todos los colegios siempre hay niños distintos, especiales. Pero, desgraciadamente, siempre hay alguno que es apartado de la sociedad, que no es bien recibido, que cada vez que habla es criticado.

La verdad es que no sabemos la historia del vendedor de pañuelos del semáforo, ni la de ese niño solo llorando sin nadie que le apoye en el patio. No podemos saber la verdadera historia de estas marginaciones. Entonces, si ahora le preguntásemos a diez personas marginadas si creen en la invisibilidad, probablemente dirían que sí, que les han tapado con la manta del olvido.

Nicolás Payá Martínez, 2ºESO B

Hay tantas personas a las que denominamos invisibles, que si tuviese que citarlos a todos no tendría suficientes horas en la vida para hacerlo.

Lo cierto es que para descubrir casos de pobreza o desigualdad no hace falta buscar ejemplos en internet, basta con que echemos un vistazo a lo que sucede en nuestro país, en nuestra ciudad, donde todos los días hay personas que sufren este tipo de calvarios. Sin ir más lejos, a veces en los colegios nos encontramos con ejemplos muy claros: personas a las que se le hace la vida imposible, les humillan, y hasta en casos extremos les llegan a agredir.

Este tipo de situaciones me parecen repudiables, y ponen de manifiesto una gran falta de humanidad, pues todo ser humano -por diferentes que seamos- nos merecemos un mínimo de respeto.

A estas personas en muchas ocasiones se les considera invisibles, porque aunque les podamos ver, hay mucha gente que no les hace caso.

A las personas que se utiliza como objeto de mofa, siempre son los más débiles, los pobres y todos aquellos que son considerados distintos porque sí.

Para terminar esta redacción quiero plantear la siguiente ¿Por qué no atacas a los que son más fuertes que tú? O, directamente, no le hagas eso a nadie.          

Jorge Serrano Arratia, 2ºESO A 

Nunca me he parado a pensar en el significado de la palabra invisible, en el sentido tan profundo que puede tener cuando estamos hablando de personas, porque vayamos donde vayamos siempre nos encontramos con ese tipo de personas a las que llamamos pobres o sin techo. Y nunca nos hemos puesto en su piel. Éstos podrían pasar el día entero pidiendo ayuda y ganar un solo euro. Esas personas no piensan en qué harán en el futuro, sino en qué comerán esa noche y dónde dormirán.

La sociedad a veces es un poco egoísta y sólo pensamos en nuestro bienestar personal. Aunque también es cierto, que al igual que hay personas que de verdad lo han perdido todo, hay otras que quieren engañar a la gente haciéndose pasar por pobres indefensos , y esto provoca que la gente al final ya no sepa si de verdad lo necesitan o es todo un timo.

Aún así, intento creer en la buena fe de las personas y creo que debemos ayudarlas, sobre todo si han perdido a su familia que es lo más importante del mundo.

Lucía Vicedo Márquez, 2ºESO B

Una persona es invisible cuando los demás, sin razón justificable, la consideran diferente a ellos, sea por el color de la piel, por la nacionalidad, por su religión, etc. Hoy en día muchas personas viven el calvario de ir al colegio y tener que soportar que sus compañeros de clase se burlen de él o de ella, o que no le acepten en el grupo de amigos por cualquier motivo. Las personas que consideran a otras diferentes son personas maleducadas.

Las personas invisibles tienen miedo, y por eso se encierran muchas veces en sí mismas, porque no se atreven a exponer su punto de vista hacia los demás. Con este texto quiero decir que todos somos iguales, porque todos vivimos en el mismo planeta, todos tenemos los mismos derechos, y lo que es más importante, todos somos personas.

David Rus, 2ºESO A

Vivimos rodeados de personas invisibles, personas que no se sienten vistos, quizás porque nadie se fija en ellos, porque pocos los nombran, porque son poco aceptados, pero aún así hoy y siempre estarán, vayas donde vayas te encontrarás con esa persona a la que posiblemente no le des importancia, pero debes saber que dentro de ella hay una historia que quizá compartes, y la estás dejando pasar. Te da igual lo que diga, no importa, pero de pronto hay algo en ti que te hace ver que tal vez, si atiendes a esa persona que es como una estrella, y te pones en su piel, te iluminará.

Esa persona que por miedo a ser contestada o tal vez criticada, no da respuesta ni opinión, y no sabe cómo hacerlo para que todos le comprendan o le escuchen y sólo cuando la conoces por dentro, te hace reflexionar y te das cuenta que da lo mismo como sea físicamente o psicológicamente, si quieres ser escuchado y respetado trata a los demás por igual, para que nunca se sientan invisibles.

Elena Sánchez Zafra, 2ºESO B

Madrid 11 de marzo 2012

Querido diario, hoy empiezo a escribir, pero antes me voy a presentar. Me llamo Judit y tengo 15 años, mi mejor amiga se llama Iris… bueno, creo que ya no es mi mejor amiga porque es que hoy cuando estábamos en el patio se ha puesto la misma camisa que yo y me ha dado mucha rabia, entonces he cogido las tijeras y se la he roto, pero lo que no entiendo es que la profesora me ha reñido a mí y encima me ha obligado a pedirle perdón, ¡esta vida es muy complicada!

Madrid 20 de marzo 2012

Querido diario, llevo unos días que no te he escrito porque no me apetecía, pero hoy he sentido la necesidad de escribir, y es que he pasado unos días un poco malos. Todo empezó cuando estaba hablando con el chico que le gusta a mi amiga Iris y me preguntó que si Iris quería a alguien y yo le dije que le quería a él, entonces el chico se lo dijo a toda la clase hasta que se enteró mi amiga Iris y se enfadó mucho conmigo, me dijo que ya no podía confiar en mí, que dejaría de ser mi amiga, que era un ser despreciable y que me quedaría sin amigos. Yo me puse muy furiosa, y me escapé de clase, llegué a mi casa unas horas más tarde y mis padres me estaban esperando sentados con los brazos cruzados, pidiéndome explicaciones porque le habían llamado del colegio por haberme escapado. Me castigaron sin móvil y sin poder salir de mi casa, solamente para ir al colegio y hacer trabajos, ¡Nadie me comprende!

Madrid 29 de marzo 2012

Querido diario estoy muy triste, ahora sé lo que es estar sola, no tengo ningún amigo, todos me odian, nadie me quiere, nadie me comprende, no confían en mí, nadie me cuenta nada, no tengo a nadie a quien contarle mis penas y me estoy planteando cambiarme de colegio, pero creo que eso no cambiaría la situación. Esta tarde voy a ir a casa de una amiga, o al menos lo era, para hacer un trabajo de lengua y le voy a pedir su opinión acerca de lo que me está pasando. 

Madrid 30 de marzo 2012

Querido diario ayer tuve una charla muy intensa con mi amiga, y me ha dicho que llevo unas semanas rara, que estoy cambiando de forma de ser, que estoy más distante y que no hago las cosas bien; y ellas están muy enfadadas conmigo, sobre todo Iris. Me ha dicho que la solución es pedirle perdón, aunque no solo vale con eso, también tengo que demostrarle que he cambiado. Sé que me va a costar, pero mi amiga me ha abierto los ojos y es verdad que llevo unos días comportándome mal con ellas, espero solucionarlo…

Madrid 30 de mayo 2012

Querido diario han pasado dos meses y ya he solucionado los problemas que tenía con mis amigas,  me he dado cuenta que una de las peores cosas que te pueden pasar en la vida es estar solo, porque sin personas que te quieran no puedes ser feliz, a veces estamos solos porque alguien decidió hacernos la vida imposible, pero en otras ocasiones estamos solos por nuestro carácter, por ser despreciables, ariscos, egoístas, caprichosos… Por eso cuando te das cuenta que lo estás haciendo mal tienes que solucionarlo, porque a lo mejor cuando dejas pasar el tiempo ya no tiene solución.

Estela Ortega Bernabéu, 2ºESO B

Cuando veo escrita la palabra invisible, siempre pienso en aquellos niños y niñas que sufren cada día de su vida acoso escolar. Porque si reflexionamos un poco, detrás de cada persona hay una historia diferente, hay personas tímidas, personas sin padres, personas que no tienen dinero para alimentar a sus propios hijos. Y como desconocemos la realidad que se esconde detrás de cada persona no hay que insultar, ni pegar, ni abusar de una persona indefensa.

Yo entiendo que los agresores son aquellas personas que no se sienten bien con sí mismos, y pagan su frustración con los demás.

También, por desgracia, están aquellas personas que no tienen dinero para alimentarse ni un lugar donde dormir, y tienen que buscar una casa ajena, hasta que finalmente los vuelven a desahuciar.

Es triste que a veces no nos demos cuenta de lo que están sufriendo algunas personas, de lo duro que es vivir en la calle…

Noemí Sáez Ramírez, 2ºESO B

Las personas invisibles son personas que no merecen nuestra indiferencia, debemos tratarles con respeto y educación. Cuando nosotros excluimos a estas personas, antes de hacerlo deberíamos ponernos en su lugar y ver así cómo se sienten cuando les hacemos eso; a veces este tipo de personas están tan cansadas de lo que les hacen, que toman decisiones erróneas. De hecho, no sé cómo pueden aguantar su día a día soportando insultos, agresiones físicas y psicológicas, por eso hay que ayudarles, para que no pasen por ese calvario, y puedan sentirse integrados. 

Cristofer Montero Leyme, 2ºESO A

En todas las sociedades hay personas que se vuelven invisibles para el resto… Cuantas veces paseando por zonas muy concurridas encontramos a personas pidiendo, y si nos paramos a observar podemos ver que una gran mayoría pasa por su lado sin ni si quiera mirarlos. ¿Son invisibles? ¿O realmente no queremos verlos?Nos preguntamos por qué están en esa situación o por qué las personas que nos representan no hacen nada para que en vez de pedir puedan pasear como el resto.

En esta época del año, cuando se acerca el frío y la navidad, todos nos volvemos más sensibles e intentamos ser más generosos, pero esa no es la solución, al menos no a largo plazo. La Constitución dice que todos somos iguales y que todos tenemos derecho a tener unos recursos, al menos, mínimos para poder vivir, pero lo cierto es que eso no se cumple.

Hay que quitarse lavenda de los ojos y mirar la realidad, e intentar cambiarla para no seguir paseando sin ver a la gente invisible.

Paola Martínez Moltó, 2ºESO A

No puedo creer que haya personas tan crueles, que se sientan bien después de humillar a otro ser humano, solo porque sea de diferente nacionalidad, sea más callado, más tímido o, sencillamente, diferente a ellos.

Creen que por hacer eso son superiores, mejores, y en realidad son unos desalmados. A veces se meten tanto con una persona, que le hacen la vida imposible. Por su parte, esas personas «invisibles » se levantan con miedo de ir al instituto por las mañanas, porque saben que ese día los de “siempre” se burlarán de nuevo de ellos. Y así una y otra vez.

Luego también están las personas pobres, personas que no tienen un techo bajo el que poder cobijarse, vivir, o no tienen suficiente dinero como para poder comer todos los días. La gente que los ve, los evita, solo por su aspecto, y éstos, en realidad, no saben que esas personas » invisibles » tienen un pasado, una historia. Pero como en cierto modo a día de hoy triunfa la superficialidad y el materialismo, no son conscientes de ello y de las desdichas de estas personas.

Angie Pabón Peinado, 2ºESO A

Vivimos en una sociedad materialista, donde lo que más importa de las personas es el físico, incluso hay veces que ni siquiera nos damos cuenta, nos sale de forma involuntaria. Las personas tenemos la tendencia a criticar a los demás, hasta incluso sin conocerles de nada, simplemente las juzgamos por su aspecto, por su forma de vestir o por envidia. Estas “víctimas” se suelen convertir en marginados sociales, sin amigos, sin trabajo y en situaciones extremas, sin familia. Si llevamos el tema al ámbito académico, nos damos cuenta que a nuestra edad lo que hacemos es elegir a personas, niños y niñas con algún defecto físico y los convertimos en el objetivo de infinitas burlas y acosos, que después, delante de padres y profesores, simplemente son bromas.

En mi opinión, una de las cosas más tristes que le puede pasar a una persona es quedarse solo, sin una familia que se preocupe por ti, ni amigos que te ayuden cuando lo necesites, por eso, las personas invisibles para la sociedad son aquellas que no tienen nada, lo han perdido todo y no tienen a nadie que les defienda y ni siquiera que les haga compañía.

Desgraciadamente así es nuestra sociedad actual, con personas que se creen superiores a otras simplemente por ser más guapo, más alto, más listo etc. Es una lástima pero, a veces, es la realidad.

                                                                                                                                                                             Natalia Peydró Medina, 2ºESO B

Yo tengo una amiga cuyo nombre no quiero revelar, sólo diré que lo ha pasado muy mal.

Ella tiene 12 años, y esta es su historia. La gente la criticaba y juzgaba por su aspecto físico y sus cualidades. Pero, muchas de las personas que le criticaban e insultaban no la conocían de nada, así que yo siempre la animaba diciéndole que por mucho que digan algo malo de ti, algo que te moleste o te duela, nunca te lo tienes que creer de verdad porque esas personas no te conocen, no saben cómo eres por dentro, cómo sientes.

Yo pienso que la gente que ofende, humilla o incluso maltrata, es porque ellos en realidad por dentro se sienten mal, tienen algún tipo de problema psicológico, y su forma de desahogarse, en vez de llorar o contárselo todo alguien, es meterse con las personas que piensan que son inferiores a ellos o menos importante, en definitiva, más débiles. Y lo que hacen es destrozar a esa persona que no tiene culpa.

Los agresores en realidad tienen un grave problema.

Claudia Santonja Beneyto, 2ºESO A

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