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A TODOS LOS MAESTROS DE SUEÑOS

Este es un homenaje a todos los maestros y maestras del mundo…A aquellos que tuve el placer de conocer y a los que me hubiera encantado poder hacerlo; a los que se levantan cada mañana con la misma ilusión; a los que creen en sus alumnos; a aquellos que se enfrentan con coraje a los cambios y sin perder ni un ápice de su alegría. A los valientes que nunca se cansan de soñar; a los que aman esta profesión sin condiciones. A los que alimentan de esperanza y prosperidad mentes ávidas de deseos y de crecer aprendiendo. A aquellos a los que les mueve la ilusión y no les frena el miedo.
A todos, gracias por contribuir a la justicia, por ensalzar la libertad y defender a ultranza el derecho a la EDUCACIÓN. Juntos hacemos que la sociedad quiera ser cada día un poquito mejor.

 

La maravillosa aventura de vivir

Walt Whitman nos invitaba en uno de sus más ilustres poemas a vivir la vida intensamente, sin mediocridad, olvidando con ello el esbozo de días futuros que pudieran distanciarnos del hoy, el momento que de verdad nos pertenece.

El gran Whitman creía en la fugacidad del tiempo, pero no así en el reguero de buenos instantes que a su paso podría legarnos. Quizá por ello el maestro Whitman emitía profundos alaridos por los techos de este mundo, sabía que su voz de poeta podría remover conciencias, atrapar nuestros sentidos y convencernos para siempre de que cada segundo puede ser único en nuestra existencia, y profundamente valioso en la de aquellos que nos precedieron.

Somos seres llenos de pasión, decía, de sueños y esperanzas, que necesitan celebrar los éxitos y las alegrías, y reservar el dolor para cuando realmente merezca la pena.

Nuestra naturaleza nos hizo amantes de una sonrisa contagiosa, de un atardecer compartido, de un gesto de cariño espontáneo. Y, sin embargo, nos hizo fervientes detractores de las despedidas, de las lágrimas que puedan hacer naufragar nuestra paz, abandonándola al océano de una insalvable tristeza. Nos confió el instinto de ser fieles a nuestro corazón y díscolos de la rigidez irracional y extrema, pues sólo el primero dicta las mejores respuestas y es siempre el incondicional consejero.

Venimos al mundo con la única ambición de encontrar la felicidad, búsqueda que resulta únicamente satisfactoria cuando después de todo, de lo bueno y lo malo que el destino nos pueda deparar, podemos decir bien fuerte que conocimos el amor verdadero, que amamos sin condición a cuantas personas formaron parte de nuestra vida y la hicieron especial, porque definitivamente, ellos y ellas lo eran.

Nos equivocaremos, quizá no una, ni dos, sino miles de veces, pero el amor a los nuestros siempre nos traerá de vuelta. Si como nuestros sabios antepasados hacemos nuestro el emblema latino Carpe Diem, ciertamente no perderemos un día de sol, dejaremos que la lluvia nos envuelva con su tenue manto y no nos faltarán los motivos para mirar hacia adelante. Y así, nuestros días contados serán una infinidad de buenos e increíbles recuerdos. Algunos se irán para no volver, otros se perderán en nuestra memoria, pero siempre habrá alguien que los conserve en nuestro lugar; y habrá otros, muchos otros que compondrán nuestra maravillosa y personal historia. Ni incluso la más desdichada de las experiencias deberá dejar en nosotros una desdeñable huella, porque como decía Whitman “la vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima…”, pero también nos enseña.

Por todo ello, “no dejes que la vida te pase a ti sin que la vivas”. Abrázala y cuídala como el mejor y más preciado regalo. Empápate del sabor de cada nueva experiencia, y nunca te permitas estar a la vuelta de todo, pues no hay sensación más grata que la de seguir creciendo cada día un poco.

Queridos alumnos y alumnas espero que estos doce años hayan sido sencillamente únicos, y que viváis el resto de vuestra vida con mucho, muchísimo amor.

“Creí que era una aventura y en realidad era la vida” Joseph Conrad.

Carpe Diem 2

La aventura de la vida es aprender.
El objetivo de la vida es crecer.
La naturaleza de la vida es cambiar.
El desafío de la vida es superarse.
La esencia de la vida es cuidar.
El secreto de la vida es atreverse.
La belleza de la vida es dar.
La alegría de la vida es amar»
 
William Ward

Sergi Juan Beneyto, 1ºESO A

Miriam Navarro Moreno, 1ºESO B

Javier Rueda Pérez, 1ºESO A

Lucía Quintana Fernández, 1ºESO B

Nicolás Martínez Company, 1ºESO A

Vicky Bernabéu Balibrea, 1ºESO B

Marcos Berlanga Juárez, 1ºESO A

María Reche Guillem, 1ºESO A

Álvaro Medina Pérez, 1ºESO A

Nieves Casado Verdú, 1ºESO A

Clara Sirvent Martínez, 1ºESO A

Natalia Guillem Mayor, 1ºESO B

Sonia Sanchís Arnedo, 1ºESO A

Pilar Berenguer Pina, 1ºESO A

Aida Cazorla Redondo, 1ºESO B

Juegos retóricos

“Dos personas pueden mirar la misma cosa y ver cosas diferentes”, ¡Qué paradoja! podríais pensar…Pero si reparáis detenidamente en el sentido implícito de esta afirmación de Dulce María Loynaz, es muy probable que intuyáis a qué quiso hacer referencia la poeta con él.

Es cierto que vivimos en una sociedad de acusados contrastes, pero aun teniendo en cuenta esta obviedad insalvable, creo que no es lícito, ni justo afirmar que todo en ella es o blanco o negro, pues la paleta cromática es mucho más visible en nuestro día a día de lo que quizá pudiéramos siquiera sospechar. Sencillamente porque la vida, sin la alegría que proporcionan los colores, sería un estanque inerte, gris e irremediablemente triste, en el que a nadie le gustaría estar.

Y somos nosotros, con nuestras variopintas y genuinas opiniones, quienes llenamos de complejidad, pasión, locura, retos y altas dosis de emoción cada nuevo día, convirtiéndole en único y diferente frente a todos los demás.

No me imagino un mundo con uniformidad de pensamiento, que no ose jamás discrepar. Ni me gusta creer que sólo una respuesta será incondicionalmente más válida que cualquier otra; que no pueda haber un punto de vista que no sea susceptible de generar debate; y que la riqueza expresiva de cada ser pase inadvertida a nuestros sentidos.

Creo en la magia de las palabras, porque al contrario de lo que muchos pudieran pensar, éstas pueden cambiar el mundo. A veces, cuando nadie me ve, las cambio de lugar, las desordeno, las reemplazo por semejantes, las abrazo, las amo, las antepongo o las comparo, las cubro bajo un tupido velo, o las dejo brillar exuberantes, las cambio de lugar o les reservo una posición preferente; otras veces las tiño de sutileza y otras me embriago de su naturalidad y arrollador carácter. En ocasiones disfrutan de su soledad y otras tantas necesitan de la compañía de buenos amigos. Pero lo que nunca puede pasar con ellas es que las olvide. Me entusiasma demasiado su forma de crear poesía.

Mis alumnos, dignos herederos de esta afición, nos regalan hoy sus mejores juegos retóricos…

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LA HIPÉRBOLE

Natalia Teruel Santoyo e Inés Mira Pérez, 2ºESO B

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LA PERSONIFICACIÓN

Claudia Hidalgo Bañón y Ainara Bautista Bayona, 2ºESO A

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LA HIPÉRBOLE

Carlos Díaz Carricondo y Pau Verdú Palau, 2ºESO B

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 EL PARALELISMO Y LA PERSONIFICACIÓN

Lucía Tárraga Romero y Soraya Aracil Seco, 2ºESO A

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Carlos Bornay Ramón y Carlos Asensio Alal, 2ºESO A

LA HIPÉRBOLE

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Clara Valero Cespedosa y Raquel Monllor Guillem, 2ºESO B

LA HIPÉRBOLE

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Carlos Díaz Carricondo, 2ºESO A

LA METÁFORA

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Clara Rivas Boronat y Carla Valero Ruiz, 2ºESO B

LA METÁFORA Y LA HIPÉRBOLE

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Javier Latorre Martí y Eduardo Vicedo Ortega, 2ºESO A

LA HIPÉRBOLE Y LA PERSONIFICACIÓN

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Lucía Valls Hernández y Aitana Palao Peydró, 2ºESO B

LA PERSONIFICACIÓN Y LA HIPÉRBOLE

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Emilio Hueso Romero, 2ºESO A

LA METÁFORA Y LA HIPÉRBOLE

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Jordi Vilaplana Sola e Irene Picó Samper, 2ºESO B

LA HIPÉRBOLE

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Lidiana Martínez Pérez y Laura Azorín Rico, 2ºESO A

LA METÁFORA Y LA HIPÉRBOLE

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Annais Díaz-Cacho Pérez, 2ºESO A

LA HIPÉRBOLE

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Silvia Casanova Llinares y Nerea Giner Aguado, 2ºESO A y 2ºESO B

LA HIPÉRBOLE Y LA PERSONIFICACIÓN

Cartas al cielo

«Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida (…)»

Mario Benedetti

Cartas al cielo

Querido papá:

Cuánto me hubiera gustado poder detener el tiempo en aquel último abrazo, en un intento por retenerte a mi lado para siempre…Pero no me escuchó, no oyó ni una sola de mis infinitas plegarias, y siguió su curso, llevándose consigo parte de la que fui y dejándome a solas con un sentimiento con el que no me sería nada fácil lidiar.

Te fuiste, dejándonos solos ante un abismo de nuevos segundos, minutos, días y más días en los que ya no estarías tú. Y sí, volvimos a reír, a soñar despiertos, a llorar y a dejar que la vida nos guiase, pero en cada uno de esos instantes nos faltó el eco de tu inconfundible sonrisa, la luz de tus ojos para iluminar nuestras esperanzas y tu hombro para que las lágrimas encontrasen su remanso de paz…

Papá no ha habido un solo momento desde entonces en el que no te haya pensado, y de algún modo, siento que me susurras la mejor respuesta cuándo no sé bien qué hacer, que recorres el camino sin soltarme de la mano como solíamos hacer en nuestros memorables paseos. Te veo en cada rincón que recorrimos juntos y me invaden los recuerdos.

Papá, aquel día gris comprendí las palabras de mamá: “los padres hacen falta siempre”. ¡Cuánta razón tenía! Me hago inevitablemente mayor, aunque hubiera deseado quedarme para siempre en tu regazo escuchando hermosas canciones de cuna, o bailando sobre tus pies las bellas melodías que volaban libres al compás de aquel viejo gramófono. Pero no pude oponerme al devenir de los días, y en ellos siento que me faltas tú.

Te quiero tanto papá…Juntos creamos una maravillosa historia, quizá demasiado breve, pero cargada de intensidad. Páginas que nunca me canso de releer, porque en ellas estás tú, tu perfume, tu sentido del humor, tu alegría, tus sabios consejos, tus palabras siempre llenas de amor y en definitiva, tu esencia, la que me da fuerzas cada mañana para afrontar un nuevo día, para combatir las adversidades y encontrar en los pequeños detalles el sentido de la existencia.

Sé que tendré que aprender a vivir con la ausencia de tus abrazos, con la necesidad de contarte mis sueños y el deseo irrevocable de hacer planes contigo. Sé que no pasará un solo día en el que no te eche de menos hasta el culmen de la desesperación, que no lloraré de dolor mirando al cielo; que no acariciaré con las yemas de mis dedos cada letra de tus cartas, queriendo emular la danza maravillosa de tu trazo. Pero nunca perderé la fe y te seguiré buscando en las estrellas, en cada recoveco de nuestro hogar, en el silencio de mi soledad y en mis infinitos recuerdos a tu lado, porque también sé, y estoy segura de ello, que siempre, siempre te encontraré cuidando de todos nosotros.

Siempre tuya, siempre mío, siempre nuestro.

Ibi, 1 de Noviembre de 2015

Querida Loles:

Hace tiempo que no te recuerdo, ya que no quiero ponerme triste pensando que ya no estás. Pero hoy como no es un día cualquiera lo voy a hacer para recordar lo importante que fuiste para mi familia.

No me acuerdo mucho de todo, aunque siempre hablaron muy bien de ti, pero sí recuerdo algunos momentos sobre todo en verano, cuando siempre que llegábamos nos esperabas sentada en la silla del porche y salíamos a saludarte.

Cuidaste a mi abuela cuando era pequeña, creciste con ella, y luego también cuidaste de mi madre y de mis tías y mi tío con todo tu cariño, por eso eras como una más de la familia y yo te consideraba como mi segunda abuela.

Según me han contado y me imagino, pasasteis muy buenos momentos y os divertisteis bastante, pero el 17 de febrero de 2008 sonaron las últimas campanas para una señora que hizo muy feliz a una familia.

Mis seres queridos estaban muy afectados, pero como todos hacemos, lo asumimos y tratamos poco a poco de reponernos a tanto dolor.

Pero la carta no acaba así, la última vez que sentí que estabas con nosotros fue cuando vi donde creciste y conocí a la chica que te cuidó durante los últimos años, y cuando nos íbamos me pareció verte diciéndonos adiós. Espero que algún día te llegue esta carta o sientas lo que he escrito…

Un abrazo. Siempre a tu lado, Victoria

Victoria Bernabéu Balibrea, 1ºESO B

A mi tío Rafa:

¡Hola tío Rafa! Hace mucho tiempo que no te veo, que no te hablo… ¡Te echo tanto de menos! Recuerdo cuando yo era muy pequeñito y subía a tu casa, me veías y me dabas un abrazo con voltereta incluida. Recuerdo cuando nos hacías reír a todos con tus chistes y bromas, que siempre eran muy divertidas y me hacían disfrutar.

Eras un apasionado del fútbol; siempre que había un partido del Barça, lo veíamos juntos, ya que de toda la familia a ti y a mí nos encantaba, y tú siempre me decías: “El meu culé preferit”. Nunca olvidaré el día después de Reyes cuando venía de ver a mis primos de Agost y me fui contigo, con Kiti y con mi padre a ver el Celta-Alcoyano a Alcoy.

Ha habido momentos que he olvidado, otros que recuerdo y me hacen reír, pero lo que nunca olvidaré es que eres una muy buena persona y que fuiste el mejor tío que podría haber tenido nunca. Sé que lo tuyo no fue un adiós, sino un hasta luego y estoy seguro que volveré a verte.

De tu culé, Sergi

¡Te mando mis besos y abrazos!

¡Te quiero Rafa!

Sergi Juan Beneyto, 1ºESO A

Al mejor pajarito…

¡Hola Pepe!

Hoy te escribo para recordarte. Hace ya dos meses desde que te fuiste y te echo mucho de menos. Recuerdo cuando te silbaba y tú piabas y te alegrabas, o cuando tenías miedo y te escondías y cuando yo llegaba salías de tu escondite ¡qué bien lo pasábamos! Recuerdo aquella singular mancha marrón que tenías alrededor del ojo.

Te contaré un poco sobre mi día a día: he empezado un nuevo curso y ahora estoy en la ESO, me va muy bien, en casa todos te echamos en falta. Espero que tú nos sigas recordando.

Cuando leas esta carta, seguro que te acuerdas de mí y recuerdas aquellos buenos momentos que pasábamos. Y aunque no estés conmigo siempre te recordaré.

Hasta siempre…

Javier Rueda Pérez, 1ºESO B

¡Hola abuelo! Sé que estás conmigo cuando sufro, sé que siempre me escuchas y permaneces a mi lado. Hace 2 años desde que no estás con nosotros, con la familia. Recuerdo ese día, cuando la abuela habló con Floren la profesora, y oí que habías fallecido. Durante esa clase estuve triste, no almorcé y no sonreía. Por la noche dormí en casa de los tíos y no fui al cole a la mañana siguiente. Ese día soñé que estábamos llorando y tú no estabas…La abuela llora cuando piensa en ti.

Espero que estés bien. Un abrazo muy grande de tu nieto.

Marcos Berlanga Juárez, 1ºESO A

Mi querida kika

La última vez que te vi fue el día después de que vinieran unos amigos a casa. Me acuerdo que te metimos en el agua y tú nadabas con tus patitas; aquel día también te disfrazamos de payaso, de vaca, de Michael Jackson…e incluso bailabas cuando te poníamos música.

Cuando veías un balón empezabas a intentar morderlo, pero no podías porque era demasiado grande. Cuando mi padre me pegaba de broma para ver la reacción que tenías, tú le ladrabas. Entre semana, por la mañana, te encontraba en mi cama metida con la cabeza sobre el cojín. También me acuerdo que cuando veías algo que daba vueltas le ladrabas

No sé dónde estás, pero espero que no estés muy lejos.

Con mucho amor, Isabella

Isabella Berenguer Bravo, 1ºESO B

Mi querida abuela:

Yo no te llegué a conocer, pero las personas que sí lo hicieron: tus amigos, me cuentan que eras una mujer alta, guapa, una señora elegante y con mucho temple, es decir, una mujer de los pies a la cabeza.

Tuviste mucha suerte en la vida, pues pudiste disfrutar de tu bella familia. Tenías y tienes unos hijos fantásticos. Tus amigos me dicen que os lo pasabais muy bien en esos viajes que hacíais todos juntos, unas veces a Benidorm, otras a París e incluso a pasar el día en un barco.

Tu hija, mi madre, me contó que una vez os fuisteis con un barco de un amigo vuestro y que parasteis en alta mar para bañaros. Todas las mujeres os estabais bañando tranquilamente, cuando de repente, Javi, (el más pequeño de la casa), se tiró de bomba desde el barco y salió del agua gritando: ¡Un pulpo!, y todas vosotras escapasteis a correr hacia el barco.

A mí, personalmente, me hubiera gustado conocerte, lo que es lógico, para saber lo que te gustaba, tus aficiones y, sobre todo, para tenerte aquí disfrutando de la vida y quererte mucho.

Con amor y respeto…

Tu nieta a la que no pudiste conocer, Elena

Elena Pastor Rodríguez, 1ºESO A

Querido abuelo,

Soy tu nieto, Santi, y te hablo desde la Tierra. Quiero decirte que desde que falleciste, mi corazón está vacío ya que faltas tú, una persona que siempre me quiso y siempre estuvo a mi lado, en lo bueno y en lo malo. Desde que nací, me cuidaste para que estuviera bien. Nunca olvidaré nuestros momentos en la caseta, paseando por Onil, en el mercado, en tu casa… Todos esos recuerdos son inolvidables. Para mí, todos los días 9 de cada mes se han convertido en sagrados. Y lo más importante, ha sido que no he podido demostrarte lo mucho que significabas y significas para mí.

Besos y abrazos,

Tu nieto, Santi

Santi Millán Pérez, 1ºESO B

Querido perro Chiki:

Hace ya 5 años que te fuiste…Espero que estés bien allá donde estés, aún recuerdo aquellos momentos en los que jugábamos a que yo te lanzaba un palo y tú ibas corriendo a recogerlo y me lo traías; como cuando te lanzaba las bolitas de tu comida y tú saltabas muy alto y te las comías.

Aunque no vivieras conmigo porque tenía alergia, cuando iba a casa de mi abuela -donde tú estabas- siempre me recibías muy alegre y me traías ese palo con el que siempre jugábamos para que jugara contigo. Auque eras un poco travieso (porque siempre que veías un balón mío de fútbol te lo llevabas corriendo y me lo pinchabas), recuerdo aquel sábado por la mañana cuando me llamaron mis abuelos diciéndome que estabas muy enfermo y que fuéramos rápido, como un día gris. Cuando llegué te vi apagándote, estabas tan malito…Viniste andando hacia mí y te di un fuerte abrazo y de repente, mientras te abrazaba, te fuiste para siempre. Fue un final muy triste. Nunca te olvidaré.

Adrián Galiano Martínez, 1ºESO A

A mi bisabuelo Virgilio:

Querido bisabuelo; te dedico esta carta con todo el amor del mundo. Quiero que sepas que no me olvido de ti, aunque estés en un lugar distinto y lejano, porque los tres años que conociste de mi vida fueron estupendos contigo.

Recuerdo una imagen en la que estoy jugando contigo un sábado por la mañana en tu casa. Tú estabas muy feliz y contento. Me hubiera gustado conocerte un poco más, pero el poco tiempo que compartí contigo, fue suficiente para hacerme saber que eras una persona maravillosa, alguien especial con un sentido del humor enorme y un corazón de oro.

Sé que ahora estás en un lugar mejor y no hay por qué estar triste. Desde aquí te mando un fuerte beso, que no tuve ocasión de darte para despedirme, y un abrazo.

Con todo el cariño del mundo, Miriam.

Miriam Navarro Moreno, 1ºESO B

Estimado Ramón:

Me acuerdo perfectamente del día que naciste, el uno de Abril de 2012, pero lo que quería decirte es que echo de menos tu presencia y todas las cosas que solías hacer, me gustaba cuando te quedabas dormido en el sofá los días de lluvia y los soleados. Me encantaba acariciarte ya que eras muy suave, y también me agradaba el momento en que empezabas a maullar en el umbral de la puerta sin consuelo cuando hacía frío.

De pequeño eras muy chiquitín, de mayor engordaste un poquito, lo cual no era problema ya que cuando te acostabas encima de mí me dabas más calorcito, también me encantaba hacerte rabiar poniéndote el gorro de nenuco y haciéndote una foto, pero me salió mal, ya que hice una foto chulísima, ¡y cómo no! te hice otra con el gorro de Papa Noel, y así sucesivamente. Otras cosas que solías hacer era ronronear como una locomotora, y cuando estabas durmiendo ya podías tener un sueño profundo que cuando oías el ruido del pienso te levantabas sin pensarlo dos veces, y cuando comíamos nosotros en la terraza teníamos que atarte a la sombrilla para que no subieras a la mesa ¡eras un comilón!

Un saludo, y espero que nos veamos dentro de muchos años.

Mar Juan Reig, 1ºESO A

Me gustará decirte muchas cosas y no sé bien por cuál de ellas empezar, quería decirte que eres una persona muy especial para mí. Hace seis años nos dijiste a toda la familia lo de tu grave enfermedad. Fue una noticia muy horrible para todos, pero poco a poco me fui dando cuenta de lo mucho que te esforzabas, que nunca te rendías ante las dificultades, de lo valiente que eras… Pero llegó el día en que te fuiste, ese día fue muy triste para todos, aunque aún hoysiento que estás a mi lado, que me apoyas, que me das ánimos, fuerza para seguir hacia adelante y mucho cariño. Fuiste una persona muy importante para mí, y quiero que lo sigas siendo en mi interior. “Sé ángel de mis sueños y espérame allá donde estés”.

Antonio Martí Bernabéu, 1ºESO B

Hoy en esta carta tan emotiva, os voy a hablar de una persona que aunque no esté muerta, está enferma y no recuerda su vida con claridad. Esta persona es mi tío abuelo Augencio Pérez Cabeza, que nació en Porcuna, Jaén. Él tuvo una vida dura y fue un gran luchador desde pequeño. Conforme fue haciéndose mayor empezó a ayudar en el negocio de su padre, que tenía un bar, y además de eso se fue a hacer el servicio militar a Melilla con sólo 18 años, y cuando volvió, pasados unos años, murió su madre Milagros, y siendo él el mayor de los hijos se hizo cargo de cuidar a sus hermanos con tan sólo 22 años, sobre todo de su hermana pequeña Ana de 7, que es ahora mi abuela.

Ya con 32 años empezó a tener sus propios negocios, y se trasladó a Barcelona junto con sus hermanos y su padre. Allí montó un bar y después de unos años murió su padre, por lo que decidió venirse a Ibi, aquí solicitó en el Mercado Central un puesto y puso una carnicería. Él trabajó en la carnicería durante años, hasta que volvió a iniciar, ya con 46 años, otro negocio, en este caso un restaurante en Ibi cuyo nombre es “El Picaor”, como a él lo apodaban. Trabajó mucho siempre y luchó incesantemente para sacar el restaurante adelante. Pero también éste le dio grandes recompensas porque él amaba su trabajo. Actualmente, debido a su enfermedad, se encuentra ingresado en un centro de enfermedades neurológicas, pues padece alzhéimer.

La familia lo amamos un montón, vamos a visitarlo todos los días pero ya no nos conoce y tenemos mucha pena, sobre todo su hermana pequeña Ana, porque él siempre fue como un padre para ella, ya que él la cuidó durante su infancia e incondicionalmente. Ha dejado un recuerdo imborrable en nosotros durante su vida de trabajador y buena persona. Desde aquí, quiero transmitirle que lo quiero mucho y espero que con 78 años que tiene se recupere y pueda volver a su casa.

Darío García Segura, 1ºESO A

Tú siempre estuviste a mi lado, recuerdo que me recogías del cole y siempre te daba la mano y nos bajábamos cantando la misma canción. Ahora, aunque no estés aquí sigo cantándola desde mi corazón. También me acuerdo cuando llegaba a tu casa, siempre te dábamos un besito en la frente.

Mi madre nos dijo una mañana que nos fuéramos a la caseta de mi tía cuando estabas en el hospital. Al tercer día mi madre vino a por nosotros, y yo la vi muy seria, hasta que una vez en casa me dijo que  tú habías muerto y yo me eché a llorar.

Te echo tanto de menos…

Neus Lozano Mira, 1ºESO B

Querido Chicky Blue,

Mi querido gatito, me acuerdo que te encontramos cuando eras muy pequeñito, maullando debajo de un árbol de mi calle y estabas muy asustado, entonces te acogimos cariñosamente en nuestro hogar; también me acuerdo que el primer día que estuviste en nuestra casa mi madre te subió al sofá y te arropó con una mantita porque tenías frío. Recuerdo cuando te metías detrás o debajo de la nevera o del sofá, hubo una noche que dormiste encima del DVD porque estaba calentito, pero eso de campar a tus anchas no duró mucho porque al día siguiente mi padre nos despertó diciéndonos que habías hecho tus necesidades en el sofá, y entonces te llevó a la caseta. Siempre que íbamos jugábamos contigo y a veces te molestábamos . Pues como mi tía vivía al lado, ella era la que te cuidaba, te daba de comer, te daba cobijo en su casa…A veces cuando íbamos huías de nosotras, otras te enrabiábamos y le mordías a mi padre.

Vivías muy feliz, te pasabas la noche dando vueltas y por el día tumbado o durmiendo en la terraza o viendo a mi tía como tendía la ropa. Hasta que un día te atropelló un coche. Fue uno de los peores días para mí. Por eso te he escrito esta carta , para recordarte estos momentos tan inolvidables e increíbles que siempre guardaré en mi corazón. También para pedirte perdón por todas las cosas malas que te hecho y para decirte que te quiero, que nunca te olvidaré y que siempre estarás en mi corazón.

Sonia Sanchís Arnedo, 1ºESO A

Querida Perla:

Te conocí cuando eras pequeña, y eras una perrita estupenda, me acuerdo cuando te dábamos paseos por la caseta. Tuviste dos cachorritos maravillosos, a uno de ellos lo llamamos Escubi , que fue con el último que te pudiste quedar.

Cuando íbamos con mi tía a la caseta os poníais súper contentos cuando nos veíais. Cuando íbamos a veros después del cole nos quedábamos allí a merendar y tú siempre venías a recibirnos. Yo siempre pensaba en ti y creo que tú también en mí, aunque a veces fuera un poco pesada. Siempre te acompañaba al veterinario cuando ibas para que no te preocuparas. Yo cuando tenía que elegir a una mascota, siempre te elegía a ti, porque eras buena, cariñosa, hacías caso y te quería mucho. Con el paso de los años me fui haciendo más mayor y tú también conmigo. Cada vez ibas más cojita, no oías tan bien como antes, tampoco veías de la misma manera, aunque yo fuera muy optimista y pensara que ese no era el inicio de tu final, mi tía siempre me decía que te quedaba poco para tu hora, pero yo prefería no pensar en eso, yo sólo pensaba en disfrutar contigo todo lo que te quedara. Pasaron días, semanas e incluso meses, hasta que llegó el momento de irte. Mi tía fue a la caseta y te encontró tirada en el suelo.

Recuerda siempre que yo desde el primer día que te conocí nunca te he olvidado. Siempre te querré Perla.

Sara Sanchís Arnedo, 1ºESO A

Abuelo esta carta te la escribo a ti con todo mi cariño. Falleciste el día 6 de Mayo de 2013, cuando yo tenía 11 años y tú 87. Mis hermanos y yo íbamos todos los fines de semana a visitarte porque vivías en Castalla y nosotros en Ibi, y siempre estabas en casa esperándonos con alegría al vernos, porque eras una persona muy alegre y familiar.

Los últimos meses de tu vida fueron tristes porque te veíamos sufrir. Me acuerdo de cuando fuimos al hospital de Alcoy con mis padres y mis hermanos a verte y te quedaste mirándome y me dijiste: “Mireu la xica què bonica està i què braços més bonics te”.

Esas palabras para mí fueron inolvidables porque estabas ya muy malito.

Te echo de menos porque tú me transmitías AMOR, PAZ Y FELICIDAD.

Besos de tu nieta.

Sandra Rico Berbegal, 1ºESO B

Querida abuela:

Soy Nieves, tu nieta. Te escribo esta carta porque te echo de menos, podrás pensar que es una tontería, dado que nunca te llegué a conocer, pero quiero que sepas que me hubiera encantado haberlo hecho, aunque, curiosamente, siento que de alguna manera lo hice por algunas cosas que papá me ha contado sobre ti.

También quería hablarte de algunas cosas que han pasado desde que tú no estás, una de las más importantes es que has tenido cinco nietos, dos niños y tres niñas, tres de los cuales son hijos de Eduardo. Ellos son: Leyre de 19 años, Eduardo de 16 años y yo de 12. Y los otros dos, que son de tu hija Blanca: Pablo de 13 y Adriana de 10.

En realidad lo que más importa de esta carta es que sepas que yo, aunque no te llegué a conocer, te quiero, te extraño y te tengo muy presente dentro de mi corazón.

Te quiere Nieves.

Besos y abrazos.

Nieves Casado Mira, 1ºESO A

Querida tía:

¿Cómo estás? Imagino que bien, ya que te habrás encontrado con tus padres y tus hermanos. Aquí estamos más o menos igual. Digo “más o menos” porque, al irte, has dejado un vacío que no conseguimos llenar.

Cuando más te echamos en falta fue en la comunión de Marina. Todos intentábamos no pensar en ti para no ponernos tristes: en lo contenta que te habrías puesto al verla, en cómo le habrías ayudado con el vestido, cómo te habrías reído…

La última vez que nos vimos fue cuando vinieron los primos de Granada a ver qué tal estabas. Si hubiera sabido que sería la última vez que te vería, no me habría ido a jugar con los pequeños… Si lo hubiera sabido, no me habría movido de tu lado… Si lo hubiera sabido te habría dicho una vez más “Te quiero”…

Debo ir despidiéndome, así que, si oyes esto, me gustaría que mandases alguna señal de que lo has recibido.

Con cariño y tristeza,

Lucía Fernández Giner, 1ºESO B

Querido Lucas:

Hoy he tenido la necesidad de escribirte, la necesidad de recordarte, de revivir aunque fuese sólo por un ratito, todo lo que compartí contigo. Y es que aunque eras un perro, para mí eras mucho más que eso. Eras un amigo, un compañero y el más fiel guardián de nuestra caseta.

Llegaste a casa un mes de septiembre de hace ya algún tiempo. Eras un precioso cachorro de pastor Belga de un color negro intenso brillante y hocico alargado. Tenías unas patas recias y fuertes. Eras un cachorro precioso y muy juguetón.

Desde el primer día supe que formarías parte de nuestras vidas y que cuidaría de ti para siempre.

Crecías muy rápido, pero nunca perdiste ni un ápice de tu alegría. Eras inquieto y fiel y poco a poco te convertirte en un gran perro adulto, negro azabache, de orejas puntiagudas y de pose amenazante… Aunque nunca hiciste daño a nadie, todo lo contrario, cuidaste de nosotros hasta que con quince años, ya muy viejecito y sin casi poder moverte, tuvimos que tomar la más difícil y dolorosa de las decisiones. Tuvimos que ayudarte a dejar de sufrir y acompañarte en el último de tus viajes.

Siempre estarás en mi recuerdo

Álvaro Medina Pérez, 1ºESO A

Esta carta al cielo va dirigida a mi pájaro Lola . Cuando yo tenía 7 años, mi compañero de clase Javier me regaló un pájaro por mi cumpleaños, a Javier también le gustaban mucho los pájaros, él tenía uno que se llamaba Lolo, así que yo le puse al mío Lola. Me encantaba jugar con ella, aunque alguna vez que otra me mordía. Me gustaba cuidarla, darle de comer, de beber, pero no me hacía mucha gracia limpiar su jaula.

Lola tenía el plumaje amarillento y una cresta verde. No era de gran tamaño, aunque era bastante fácil reconocerla porque tenía un amarillo bastante fosforito. Todos los días de verano la sacábamos a una ventanita, y por la noche la metíamos de nuevo, no obstante, un día se me olvidó meterla dentro de casa y pasó toda la noche fuera. Al día siguiente, me iba al cole cuando me di cuenta que su jaula estaba en el suelo con la puerta abierta. Desde ese momento no ha habido día que no haya pensado en ella. La echo mucho de menos desde lo ocurrido .

SIEMPRE ESTARÉ CONTIGO LOLA

Natalia Guillem Mayor, 1ºESO B

Yo tenía una bisabuela llamada Carmen. De pequeño, muchos cumpleaños los celebré en su casa. En Reyes Magos siempre nos íbamos a ver la cabalgata con ella, y como vivía en una casa grande, los negros nos subían los regalos por las escaleras. También tengo recuerdos de cuando nos reuníamos a comer toda la familia en su casa. Me acuerdo que cocinaba una especie de pastelitos a los que llamaba «pastissets», que estaban buenísimos.

Siempre me decía: «Nicolás, sé aplicat i estudia molt». El último día que la vi fue en la boda de mi tío en 2011. Hasta ese día me lo pasaba genial con ella. ¡Era la mejor!

Nicolás Martínez Company, 1ºESO A

Querido bisabuelo. Nunca pude verte, ya que vivías en Ecuador, pero siempre me pregunté ¿cómo eras?, ¿qué hacías?, etc. El día que mis padres me contaron que habías fallecido me puse muy triste, y me preocupé mucho porque pensé en qué pasaría si algún otro familiar falleciese o le pasase algo grave. No pude ir a tu entierro ni pude decirte «Adiós». Pero tengo que seguir mi camino y encontrar mi destino y ser fuerte, que ningún obstáculo de mi vida me atormente.

Este mal recuerdo será algo que no podré olvidar.

Kessvan Cedeño Espinoza, 1ºESO B