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¿Qué aprenderemos de esta experiencia?

Esta experiencia no debe caer en saco roto, ni ser papel mojado en la pila de recuerdos olvidados. Esta surrealista realidad debe abrirnos los ojos, porque cuando podamos hacerlo a plena luz del día, ya no veremos lo mismo que dejamos. Nosotros habremos cambiado y el mundo lo habrá hecho con nosotros.

Esta historia que ya tiene las virtudes de ser épica, debe pasar a los anales como un punto de inflexión, el que nos detuvo para volver a vivir de otra manera, lejos del miedo, de las suposiciones del amor no manifestado, de los días perdidos, de los silencios velados, del odio. Vivir siendo la mejor versión que podría esperar la vida de nosotros, siendo conscientes de su fragilidad, al tiempo que la invitamos a volar libre.

Vivir como niños, con la inocencia de su ser y la capacidad de creer que todo es posible, si de verdad creemos en ello…

¿​Q​u​é ​a​p​r​e​n​d​e​r​e​m​o​s l​a​s​ ​p​e​r​s​o​n​a​s ​d​e ​e​s​t​a e​x​p​e​r​i​e​n​c​i​a​?

Por Alejandro Martínez Company

Recuerdo que la primera vez que oí hablar del COVID-19 fue en una cena con unos íntimos amigos, más o menos a finales de enero, celebrando un cumpleaños. La noticia la dio un informativo de una cadena de televisión nacional. Al principio me asusté, pero luego reflexioné y me relajé, ya que sabía que China estaba muy lejos. Obviamente, al ser un niño, no pensaba en la gravedad de la situación. De hecho, nadie lo pensaba. Qué equivocados estábamos todos. Vivimos en un mundo globalizado.

Un mes después, me di cuenta de que ese momento iba a ser uno de los que se no olvida fácilmente. A mediados de febrero ya se nos informó de que el coronavirus había llegado a Italia, pero que lo estaban controlando o, al menos, eso creíamos todos. Finalmente, el coronavirus llegó a España y fue necesario imponer el confinamiento, primero en Madrid. Las cosas fueron a peor y el virus no tardó mucho en hacer de las suyas y llegar a toda España. Desde el día 11 de marzo llevamos encerrados en nuestras casas por la cuarentena. Jamás se me había pasado por la cabeza que algo así pudiera llegar a ocurrir. Al principio sentí miedo, ya que no se podía salir de casa hasta nuevo aviso. Pero poco a poco he podido acostumbrarme a la nueva situación. Al menos pude hacer unos recados precisos antes del confinamiento. Al principio no supe muy bien cómo gestionar mi tiempo, pero he podido solucionarlo poco a poco. Otro de los problemas era que no volvería a ver a mis amigos hasta que acabara la cuarentena. Gracias a las nuevas tecnologías he mantenido el contacto con ellos. He aprendido a disfrutar más de mi familia, una de las cosas más importantes que tenemos en la vida, y a ver las cosas de otro modo. Me he dado cuenta de lo que es verdaderamente importante.

Reconozco que me sigue asustando, cuando escucho los medios de comunicación, la muerte de tantas personas, incluso gente joven. Espero que pronto acabe esta pesadilla. Principalmente, lo que más miedo me da no es contagiarme del COVID-19, sino que mis abuelos, amigos y familiares más mayores se contagien. Cuando todo esto pase, esta pandemia saldrá en los libros de historia.

Pero la gran pregunta es: ¿después del confinamiento, todo volverá a ser igual? Desde mi punto de vista, a medias. Estoy seguro de que en todos los aeropuertos se harán controles de sanidad más exhaustivos. Creo que, si esto volviera a producirse, estaríamos más preparados psicológicamente, al haberlo vivido ya una vez. Para mí, lo que va a aprender la sociedad es a no tener tanto miedo, si esto se repitiera, y a no cometer los mismos errores. Hay que extremar las medidas de seguridad. Las personas, cuando salgan de su confinamiento, al principio, estarán asustadas porque ya no sabrán qué enfermedades serán dañinas. Recordemos que todo el mundo decía que esta enfermedad era una simple gripe. Gracias a Dios tenemos a mucha gente trabajando y dando lo mejor de ellos mismos, jugándose la vida, para acabar con esta pandemia y que no nos falte nada: personal sanitario, policías, trabajadores de supermercados, etc. Pero creo que todo volverá a la normalidad poco a poco.

Ahora lo que tenemos que pensar es que cada vez estamos más cerca de vencer al COVID-19 y volveremos a nuestra vida tal y como la conocíamos antes de esta terrible pandemia. Lamentablemente el año 2020 quedará grabado a fuego en nuestra memoria.

#QuédateEnCasa, #EsteVirusLoParamosUnidos.

¿QUÉ APRENDEREMOS LAS PERSONAS DE ESTA EXPERIENCIA?

Por Natalia de Juan Pastor

De esta experiencia nos vamos a llevar muchas cosas buenas, y por supuesto, muchas malas, ya que esta experiencia la estamos viviendo debido a una pandemia. Pero, yo prefiero quedarme con las buenas, prefiero quedarme con que podemos disfrutar de estar en casa con nuestros familiares, jugando a juegos de mesa, aprendiendo a cocinar, cantando y bailando, hablando y, en definitiva, estando con ellos y aprovechando el tiempo que tenemos para estar juntos. También, vamos a aprender a decir más veces que sí a todo, a ver más a nuestros abuelos e ir a sus casas en vez de quedarnos en las nuestras por pereza, a enfadarnos menos y a aprovechar el tiempo que tenemos para estar pasándolo bien en la calle con nuestros amigos, a valorar que tenemos una casa en la que vivir, y que gracias a eso hemos podido estar durante esta cuarentena muy cómodos, a diferencia de los que no tienen casa; a disfrutar de todos los planes, aunque sea ir al banco de un parque a hablar, a disfrutar de madrugar e ir al colegio cada mañana, cosa que en situaciones normales no es lo que más apetezca, pero ahora daría lo que fuese por ir al colegio, tener mi rutina de siempre, madrugar, acostarme a las tantas haciendo deberes y estudiando, ver a mis compañeros, ir todos los días a extraescolares aunque me dé pereza…

Porque sí, estar en casa viendo películas o series y no hacer nada, a veces también apetece, pero un día o dos como mucho, más no, más se hace pesado y largo, y más, si tienes la preocupación de saber que fuera de casa hay gente sufriendo de verdad, perdiendo a sus familiares sin poder darles un último abrazo o beso de despedida; saber que lo que le pasa a muchos, también te puede pasar a ti y que puede que ese último día que viste a tus seres queridos y, que no lo supiste aprovechar, fuese el último.

Estoy segura de que este verano, si va bien y todo mejora, va a ser el más especial de todos, voy a saber valorarlo todo mucho más y a disfrutar todo el triple de lo que ya lo hacía, voy a agradecer ir a la playa, a la piscina, a la calle en sí, hecho que antes, a veces, me daba pereza; voy a decir que sí a todos los planes que me propongan, voy a pasear a mi perro mucho más, voy a viajar por nuestro país, ahora más que nunca, y, por supuesto, voy a salir a la calle para no volver a entrar en casa hasta septiembre que haya que volver al colegio, no voy a volver a malgastar un día de verano en casa como hacía antes por pereza a ir a la playa, no lo volveré a hacer.

¿Qué aprenderemos las personas de esta cuarentena?, ¿será un punto de inflexión, una situación que marque un antes y un después?

Por María Guillem Galera

Estas circunstancias supongo que no son fáciles para nadie. Además, pienso que claramente supondrán un punto de inflexión, es decir, una situación que marque un antes y un después en nuestras vidas.

Todo esto es algo nuevo para nosotros y por eso es normal que, en ocasiones, nos sintamos algo agobiados, melancólicos, desanimados o aburridos. Pero he llegado a la conclusión de que no me puedo encontrar mejor dentro de las circunstancias que estamos viviendo actualmente; tengo al lado a mi familia, con la que estoy compartiendo infinitos momentos y experiencias que antes no podíamos, ya que no disponíamos de este tiempo libre. También he adquirido una rutina de ejercicio con mi hermano y así, entre risas, él me explica su respectivo entrenamiento que realizaba todas las semanas en El Rayo, su club de fútbol. Y juntos hacemos deporte. Con mi madre estoy aprendiendo a cocinar un poco más, asimismo nos hemos terminado una serie y unas cuantas películas.

No podía faltar comentar la suerte que tengo de tener a mi lado a mi abuelo materno, ya que muchas familias echan de menos a sus mayores y yo por esa parte soy una persona muy afortunada. Eso no quita que extrañe a mis abuelos paternos, pero sé que cada día que pasa se forman más ganas de verlos, abrazarlos, poneros al día con todo y no parar de reírnos como hacíamos siempre.

En la actualidad tenemos la suerte de poseer las nuevas tecnologías y adquiriendo un buen uso de ellas podemos hacer videollamadas y ver a nuestros amigos, familiares, profesores… todas aquellas personas que se encuentran a nuestro alrededor día a día y que es ahora cuando las empezamos a valorar. Pero, aun así, estos aparatos electrónicos no pueden reemplazar la sensación que produce el abrazar o besar a alguien.

Estoy descubriendo aspectos sobre mí que nunca pensaba que existirían, como, por ejemplo, leer. El otro día, fruto de mi aburrimiento, decidí empezarme un libro y no me pudo encantar más. Tardé tres días en leerlo y ahora me estoy empezando otros, aparte de los que pertenecen a la L15 de la asignatura de lengua castellana y valenciano.

Al salir, las cosas tardarán en volver a su absoluta normalidad. Pero estoy segura de que al valorarlo todo más, las personas aprovecharemos al máximo todos los momentos inolvidables que la vida pone en nuestro camino y siempre acompañados de las personas que de verdad están ahí.

EXPERIENCIA CONFINAMIENTO

Por Claudia Juan Beneyto

Todo empezó por los medios de comunicación, cuando anunciaron que el lunes siguiente no tendríamos clase, sin fecha determinada de vuelta. En países como Italia y China, ya vivían una situación preocupante, y finalmente llegamos nosotros. Desde un primer momento, pensé que no sería algo tan grave como lo está siendo, y que no duraría más de dos semanas.

Y aquella misma tarde de viernes, cuando empezó el confinamiento, ya echaba de menos a mis amigas, estudiar un viernes con mi amiga Sofía, ir a almorzar con mi familia como solemos hacer los domingos, arreglarme un sábado, salir a cenar… comencé a valorar lo que antes, cuando podía disfrutar de estos pequeños momentos no hacía. Pero conforme pasaban los días, y semanas, mi forma de ver esta situación iba cambiando poco a poco, hacia un punto positivo, viendo que todos estamos unidos ante esta situación tan desconocida y a la vez un tanto surrealista, viendo como aplaudimos todos desde nuestros balcones y terrazas a las ocho de la tarde para agradecer a todos los que ponen su vida en riesgo con el fin de cuidar a las personas que están padeciendo el tan temido Coronavirus, hablando horas y horas con mis amigas y familia por llamadas, llevar las clases online… y aunque las noticias a día de hoy empiezan a ser un poco más esperanzadoras, es cierto que hemos pasado días muy tristes al ver en los medios de comunicación, que mucha gente está enfermando y muchos de ellos, sobre todo nuestros mayores acaban falleciendo, sin poder despedirles como merecen, esta situación me produce mucha pena y desolación.

A nivel personal, también hemos pasado una situación difícil y preocupante, a los pocos días mi madre se puso enferma, con varios de los síntomas del virus, fiebre, dolor muscular… estábamos muy preocupados por ella. Semanas después mi padre también cayó enfermo y permaneció varios días con fiebre y con síntomas. Pasaron los días, y se recuperaron los dos, pero… a mi me rondaba un dolor de cabeza horrible, y estuve dos días metida en la cama. Poco a poco, he mejorado y estamos todos sanos, no nos hicimos ninguna prueba respecto este virus, y no sabemos lo que hemos pasado, lo importante es que ya estamos bien y fuera de peligro alguno. Estos días que ya nos encontramos todos mejor y con más ánimo, hemos pensado que sería bonito, inmortalizar esta situación en un álbum de fotos, algo habitual en nosotros, pues siempre reflejamos los momentos felices recopilados en fotos. Por eso, aunque esta situación, no siempre está cargada de felicidad, hemos creído importante hacer fotos de muchos de los momentos que estamos viviendo, para en un futuro poderlos recordar como una situación dura que nos tocó pasar y revivirlos con gratitud por haber salido ilesos.

Para finalizar, quiero resaltar cómo será el retorno a nuestra vida anterior. Pienso, sueño, en muchas ocasiones en cómo será ese momento, y aunque soy consciente que será de forma paulatina, me emociono al pensar en volver a ver a la gente que quiero, amigas, compañeros de clase, profesores, familia, revivo la sensación de entrar a mi clase, de sentarme en el recreo a comerme el bocata, pisar la calle, ver mi pueblo. Estoy segura, que valoraré enormemente estas sensaciones, por lo que sé que después de lo vivido todos  saldremos enriquecidos a nivel humano. ¡Quiero pensar y creer que todos, y cada uno de nosotros, seremos mejores personas!

¿Qué aprenderemos las personas de esta experiencia?

Por Rosa Nieves López Rozas

Haciendo cualquier cosa, levantándonos a la hora que nos pide el cuerpo y disfrutando todavía más todos estos días. El tiempo parece que pase volando, en un día llegamos a hacer tantas cosas que no hay tiempo ni para mirar la hora. Y puede parecer increíble pero hasta que no te ponen en alerta, no llegas nunca a apreciar la vida en su plenitud.

Estando en casa parece que lo que haya fuera de ella no exista. Estamos encerrados, pero con más libertad que nunca. Y con la rutina cambiada, los horarios locos y toda una vida por delante he de decir que esto nos hará evolucionar finalmente, es decir, seremos mejores personas, cuidaremos del prójimo (justo como estamos haciendo con “la población más débil”, como abuelos, niños, discapacitados, etc.), ayudaremos al medio ambiente e infinidad de acciones sin ánimo de lucro.

La naturaleza, esa gran amiga nuestra que está siempre para nosotros cuando necesitamos ayuda, o incluso, material para fabricar. Nuestra amiga, en tan sólo una semana ya ha dado sus primeros pasos hacia un ecosistema que desde la revolución industrial no había sido antes vista. Sin las grandes multinacionales en marcha o las grandes potencias mundiales como pueden ser China o Estados Unidos, el planeta Tierra ha limpiado aguas y le ha dado fuerza a animales para que continúen con su ciclo natural. Un ejemplo enorme es el canal de Venecia que ya tiene incluso cisnes y/o delfines nadando por sus aguas que ahora es pura.

Esta encerrona ha podido haber ocurrido porque no podíamos seguir a este ritmo de vida tan agitado, parecíamos incluso robots, todos levantados a las 7 de la mañana, y todos ya a las 8 de la mañana con nuestras obligaciones. Íbamos a un ritmo muy estresante y Dios nos ha parado los pies como siempre lo hace cuando no quiere que continuemos por ese camino.

Es fascinante el poder que tienen algunas “fuerzas” sin poder siquiera verlos o tocarlos, ya que los sentimos. Los sentimientos tienen muchísima fuerza y hemos de intentar controlarlos sobre todo en estas situaciones… ¿Qué nos deparará el futuro? Yo no lo sé pero no importa, vivamos el ahora porque sólo lo viviremos una vez.

UNA EXTRAÑA EXPERIENCIA

Por Carolina Guillem Martí

Confinamiento, una palabra que desconocía pero que en estos momentos conozco a la perfección.

La experiencia que estamos viviendo millones de personas es un tiempo de reflexión y aprendizaje, una etapa que recordaremos siempre junto a la palabra cuarentena.

Añoro los besos de mi tía, las visitas a mi abuela los sábados, los abrazos inmensos de mi madre… echo de menos los momentos fuera de casa: las tardes interminables con “mi gente” jugando a las cartas en cualquier parte, las charlas con mis amigas que me subían la poca autoestima que tenía en esos momentos… miles de recuerdos que añoro que antes no sabía valorar y que con el tiempo voy a saber aprovecharlos al máximo con mis seres queridos.

¿Ventajas de este confinamiento?

Es difícil recordar esta etapa con alegría, pero gracias a ella he podido recuperar la poca confianza que pude perder con mis hermanos.

Lo mejor de cada día es salir a las ocho en punto al balcón y ver a tanta gente aplaudiendo a cada una de las personas que forma el personal sanitario y darles la enhorabuena con un poco de nuestro tiempo.

Además, una de las cosas que más me reconforta de cada día son las llamadas con mis amigas, ese par de horas que pasamos hablando de lo poco que hacemos en casa y recordando los buenos momentos juntas. Las echo tanto de menos…

Sueño con volver a la rutina y poder encontrarme cada día con vosotros, familia.

¿Qué aprenderemos las personas de esta experiencia?

Por Miguel Monzó Guillem

Para mí esta situación me está pareciendo un poco surrealista, pero está ocurriendo de verdad. Las personas, en general, no estamos preparadas para estas situaciones, estamos acostumbrados y vivimos desde hace mucho tiempo inmersos en una rutina, trabajo, colegio, tareas, incluso ocio y diversión. De repente, de la noche a la mañana nos han prohibido a parte de todo eso, lo más esencial que hasta ahora hemos ignorado, la libertad de poder abrazar, besar, visitar familiares, amigos…

Gestos e impulsos difíciles de contener, por mi parte el echar de menos el poder estar con mi gente. Yo creo que esto nos va a servir a nivel mundial muchas cosas como la solidaridad, respeto, unidad y mucha paciencia.
Llevamos ya tres semanas y cuando nos pediste hacer una redacción sobre esto no tenía las cosas claras, ya que al principio lo veía como unas vacaciones. Pero el tiempo pasa y empiezo a echar de menos mi rutina.

Personalmente, desde mi núcleo familiar hemos tenido que lamentar una despedida, muy especial para mí, el pasado 21 de marzo nos dejó mi bisabuela Tere, con la que me he criado desde siempre. Si ya es triste la situación, en estos momentos más, ya que por las circunstancias en las que estamos no nos permitieron compartir en familia esa pena. Yo lo viví todo desde casa, y aún no me lo creo.

Cuando vemos las noticias solo se habla de cifras de contagiados, muertes, y altas, de lo desbordados que están los hospitales, de esos valientes como son los sanitarios, policías, cajeros de supermercado, etc. Esperando todo el mundo que algún día nos levantemos y todo esto haya sido un sueño, aunque en realidad cada uno de nosotros tenemos que entender que cuando todo esto pase va a ser un proceso lento y controlado y cada uno tendrá que ser responsable de actuar como nos pidan.

Ya no voy a describir lo malo que puede ser todo esto, y empiezo a hablar de lo bueno que nos va a enseñar, el estar en casa y compartir las tareas y el deporte con mis padres, estamos más unidos que nunca y poniéndonos al día de nuestras cosas, compartiendo videoconferencias con familiares y amigos. Supongo que todo el mundo nos emocionamos, cuando salimos todos a las 8 de la tarde a aplaudir, es un momento en el que nos llenamos de ánimos y de esperanza, nos miramos todos y mientras aplaudimos nos decimos que “todos juntos saldremos de esta”

¿Qué aprenderemos las personas de esta experiencia?

Por Esther Carricondo Colomina

Esther Carricondo

¿Qué he aprendido o qué habremos aprendido las personas de esta experiencia?

Por Ferran Valero Ruiz

En Wuhan (China) apareció el primer caso de Covid-19 (Coronavirus) en una mujer de 57 años que vendía camarones vivos. Todo esto empezó con el pangolín, el huésped intermedio que facilitó la mutación del coronavirus, el paciente cero se lo comió, se infectó y contagió a todo el mundo. Por desgracia a día de hoy el número de contagios y muertes sigue en aumento. Las personas a las que más afecta este virus, es a las de avanzada edad o también a personas con problemas cardiovasculares o con otras enfermedades del sistema inmune,  que provoca que sus defensas estén más bajas.

Ahora mismo estamos casi todo el mundo confinado por los contagios y las muertes que se están produciendo. Llevamos un mes encerrados y es bastante duro pero lo mejor que me ha proporcionado este confinamiento es que estoy mucho más con mi familia divirtiéndome, viendo series y películas.

Lo que espero y confío que hayamos aprendido todos estos días es que no hay que salir a la calle para nada, solo para necesidades básicas como lo es ir al supermercado para comprar comida. A todos esto nos ha cambiado la vida ya que nunca habíamos vivido esto antes. Se hace un poco raro estar encerrado todos los días sin instituto, sin trabajo, sin deporte. 

El instituto cada día nos pone deberes para que los vayamos haciendo, porque aunque estemos encerrados es importante aprender. Para todos supone un gran cambio, ya que nunca habíamos hecho deberes por internet durante tanto tiempo, algunas veces hacemos videollamada toda la clase para poder vernos después de tanto tiempo.

Hemos aprendido que estos días no hay que acercarse unos con otros,  hay que ir preferiblemente con mascarilla y guantes para evitar la propagación, toser con el brazo no con la mano, no llevarse las manos a la cara. Ya sabemos que el virus puede contagiarse por estornudar, toser o por estar en contacto con algo que lo tenga. Si no nos quedamos en casa nunca podremos pararlo.

Esta experiencia de confinamiento me ha hecho ver lo bonito que es salir a la calle, relacionarse con la gente, ir a la playa a que nos dé el sol y escuchar las olas, echo de menos ir y no encontrar sitio de tanta gente que hay. Mi cumpleaños va a tocar celebrarlo en casa ya que este confinamiento no va a ser nada corto. Me quedo con que vamos a pasar a la historia ya que hemos sido la época del Coronavirus y podre contarle la historia a mis futuros hijos.