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Despedimos el Día del LIBRO con un taller de escritura creativa…

Los libros son transmisores de las más inefables sensaciones, como las que os despertarán los relatos de estos jóvenes escritores…

WENDY

Por Rosa Nieves López Rozas

No pensé que lo haría nunca, pero aquella noche, bajo la mágica luz de la luna, me atrevía sentarme frente a aquella enigmática mujer, la cual empezaría a leer las líneas de mi mano…

Se llamaba Wendy, aquella mujer lo sabía todo acerca de mí, solo tenía que
dejarle mis manos impolutas y suaves. Estaba desesperado, me convertí e
n un desconocido para mí mismo, ni siquiera yo me conocía al cien por cien.

La luna brillaba con una claridad tan potente que parecía un foco, me puse
nervioso, empecé a sudar y me mareé. Me desperté al lado de una chica joven, estaba seguro de que no la había visto en mi vida, tal mujer no se me hubiera olvidado jamás. Me encontraba además en un piso que no reconocía, ni siquiera reconocía las dos voces agudas que me llamaban y me decían: “¡Despierta papá, hoy es el gran día!”.

No entendía nada, aquella hermosa dama me miraba con sus bonitos ojos
color café, estaba contenta y feliz, su mirada irradiaba ilusión. Las dos
pequeñas criaturas que me decían papá, se subieron a la cama y empezaron a saltar y a gritar, ¡seguía sin entender nada!

Una de las criaturas encendió la televisión para ver la retransmisión en vivo de “La pitonisa Wendy”, ese nombre me sonaba tanto… E intentando hacer memoria, Wendy me llamó: “Axel, no estás durmiendo, esto no es un sueño, estás en otra dimensión con la familia perfecta que siempre quisiste tener, aprovéchala y no pierdas ni un segundo más de tu vida cuestionando tu existencia”, de pronto la televisión se apagó.

Yo necesitaba volver a mi vida anterior, estar con mi verdadera familia en mi auténtica casa. Y comprendí que a veces pedimos cosas para intentar llegar a ser felices y perfectos, pero te descuidas y ya no hay vuelta atrás. No fui feliz cuando debí de haberlo sido y tuve oportunidad de serlo.

Jamás volví a escuchar de esa tal Wendy y jamás volví a escuchar mi
verdadero nombre, Axel quedó en el olvido para siempre.

¿QUÉ HARÍAS SI TUVIERAS QUE IRTE A VIVIR A OTRO PAÍS ?

Por Claudia Juan Beneyto

Pensando una historia convincente para esta redacción, se me ha ocurrido esta pregunta, pues es cierto, ¿ Qué haríamos ? me he planteado esta en varias ocasiones de la vida, pues no sabría qué responder y ni siquiera cómo reaccionar. Finalmente acabaría afrontándolo, y quién sabe, pues a veces hay que encontrarse con uno mismo y también conocer nuevas costumbres, pero nunca abandonando el lugar al que siempre regresarás y serás bienvenido.

Nuevas personas, lugares, manjares, experiencias, amistades, costumbres… una nueva vida totalmente diferente a la otra rutina que llevabas antes de marchar de tu ciudad hacia un nuevo país. Quizás sean experiencias, que nunca mejor dicho, te cambien la vida y te hagan abrir la mente de forma positiva, y que te hagan no querer volver a la ciudad donde has pasado la mitad de tu vida.

Echaría tanto de menos todo lo que me dejaría aquí, a mi gran grupo de amigas que no hay día que no esté con ellas, a mi familia que tanto quiero, por supuesto a mis profesores de mi querido colegio, a todas las grandes personas que conozco de mi pueblo, a los lugares de aquí, a la muy buena comida de mi madre, la rutina que hago diariamente aquí… pienso que es una decisión muy complicada y a la vez arriesgada de realizar, pues admiro a todo aquel que lo hace y deja todo lo que quiere en la otra parte del mundo con tal de poder conocer y crear una nueva vida mejor. En estos
instantes sería incapaz de realizar una experiencia como ésta, porque como se está en casa, no hay ningún sitio mejor, pero lo más importante de estas situaciones, es que allá donde estés te sientas querido y feliz, por eso decido compartir esta frase tan cierta de Elvira Sastre, “Para mí, cualquier lugar es mi casa, si eres tú quien me abre la puerta”

¿Amor eterno?

Por Elisabeth Carrasco Mariel

Seguramente las personas nos preguntamos que si el amor es eterno y dura para siempre, ¿por qué a veces se acaba? tal vez es que nos vendieron mal el cuento…

Desde mi punto de vista, hay varias clases de amores:

Cuando eres adolescente, el amor lo vives intensamente, al cien por cien, crees que todo es perfecto, como en un cuento de hadas y permites muchas cosas, conforme pasa el tiempo te vas dando cuenta de que no es así y de lo que realmente quieres y lo que no, de que el amor es imperfecto, como las personas.

Cuando ya eres más adulto, eliges el amor según tus gustos e ideales, teniendo más claro lo quieres, aunque a veces ese amor no es el correcto, porque las personas cambiamos por las situaciones de la vida y muchas veces la vida nos pone a prueba con miles de obstáculos  que nos afecta a todo, incluso al amor.

Y luego está el amor verdadero, pero que a veces no es eterno, en el cual dos personas se complementan aunque tengan diferencias menores.

Otro amor, es el de los amigos, que siempre viene bien, porque te comprenden y vives muchas situaciones con ellos, pero este amor también va por etapas y a lo largo de tu vida pasa mucha gente que consideras que es tu amiga y con el tiempo te vas dando cuenta que no es así, solo permanecen unos pocos, aunque de cada uno aprendes algo nuevo y diferente, a veces positivo y a veces no tanto… Pero de todo se aprende.

Yo creo que sí existe el amor eterno, que además es incondicional, infinito, absoluto y es el que menos valoramos, porque siempre está, sin pedir nada a cambio, ese es, el de la familia que pase lo que pase, o sea como sea siempre te apoya y está a tu lado.

Por eso valórala, cuídala y consérvala.

LA PUERTA

Por Marina Brotons Calatayud

Por fin estaba ante esa misteriosa puerta que tantas veces me había robado el sueño, hoy al fin descubriría la verdad. Tras varios años viviendo con la nueva familia de mi padre, al fin podría averiguar qué secretos escondía mí vil madrastra en aquella habitación.

Todo comenzó tras el divorcio de mis padres. Yo estaba destrozada, mí madre se había marchado a Inglaterra con sus padres. Mientras mí padre y yo nos mudamos a nuestra antigua casa, ya que era más pequeña y no podíamos permitirnos mucho más. Yo pensaba que mí padre y yo estaríamos más unidos que nunca y así fue hasta que Paloma llegó a nuestras vidas. Esta conoció a mí padre en un café y le ofreció un puesto de trabajo en su empresa. 

Con el transcurso de los meses acabaron enamorándose y decidieron que lo mejor sería que viviéramos juntos. A mi no me gustaba nada esta idea, yo veía en Paloma algo oscuro de lo que al parecer mí padre no se percataba. Intenté con todas mis fuerzas convencerlo, pero mis esfuerzos no dieron resultado y en menos de una semana ya nos habíamos instalado en aquella gran mansión a las afueras de la ciudad. 

Paloma no tenía hijas, por lo que yo estaba la mayor parte del día sola mientras ella y mí padre trabajaban en su empresa. Esto no me desagradaba, más bien era algo que me gustaba, así podía pasar todo el día investigando los rincones de aquella misteriosa casa. Un día decidí entrar en la habitación de Paloma, el único lugar de la mansión al que tenía prohibido ir. Aproveché que mí padre y mi madrastra tenían que hacer un viaje de negocios e iban a estar todo el fin de semana fuera. Al entrar, me llamó la atención una vieja puerta de madera desgastada. Me dirigí hacia ella para abrirla pero, para mi sorpresa, estaba cerrada con llave. Comencé a buscarla por toda la habitación sin éxito, pero no me rendí y al día siguiente conseguí encontrarla. Estaba detrás de un cuadro que había sobre el cabecero de la cama. Al fin había llegado el momento con el que tantas veces había soñado y abrí la puerta. Al otro lado encontré un escritorio. Me senté en la silla y comencé a revisar los cajones, jamás imaginé lo que encontraría. En su habitación secreta mí madrastra escondía documentos y contratos que demostraban que en su empresa se llevaban acabo montones de acciones ilegales. Pero, entre todos esos papeles me llamó la atención una carpeta en concreto. Cuando la abrí descubrí una foto de mí padre además de papeles describiendo con todo detalle algo terrible… su asesinato. Rápidamente cogí todos los papeles y corrí a mí habitación. Esperé hasta el día siguiente a que mis padres volvieran a casa, temiendo por la seguridad de mí padre.

Cuando llegaron corrí hasta la puerta y la alegría invadió mí cuerpo al ver que mi padre estaba sano y salvo. Le dije que quería hablar con él en privado, así que fuimos a mí habitación. Allí le enseñé todo lo que había descubierto y decidimos actuar. Llevamos todas las pruebas a comisaría y allí se encargaron del resto. Al final arrestaron a Paloma tras su juicio y mí padre y yo volvimos a nuestra pequeña casa. Por fin todo volvió a ser como antes.

¿Destino o casualidad?

Por María Guillem Galera

Todo empezó una mañana de verano, cuando por casualidad se encontraron Alberto y Ana en la proa de aquel barco, con rumbo a Grecia. Alberto era un famoso escritor que se dirigía hacia Santorini por motivos de trabajo y Ana formaba parte del servicio de la embarcación, se miraron y algo extraño sucedió entre ellos sin conocerse de nada, fue un flechazo a primera vista. Durante su estancia en el crucero se fueron viendo y conociendo un poco mejor, sentían que eran el uno para el otro, fue algo increíble. Todas las noches cuando ella acaba su turno de trabajo, se encontraban en la cafetería del buque y pasaban largas horas juntos hablando, riendo… parecía que el tiempo se parara, los dos eran felices cuando estaban juntos, pero el destino de ambos hizo que se separaran y no se volvieran a ver. 

Cada uno de ellos hizo su vida por separado, él se casó con una estupenda mujer con la cual compartía profesión y tuvieron dos hijas y, por otro lado, ella también encontró una pareja con la que era feliz y tenían un hijo en común. Ambos formaron sus familias y estaban felizmente casados. 

No sé si fue el destino o la casualidad, lo que hizo que se reunieran de nuevo, viviendo un encuentro inolvidable, poniendo en crisis sus valores y creencias sobre el amor. 

Su encuentro se produjo en Barcelona, los dos paseaban por las ramblas cuando de repente a Ana se le cayó el móvil al suelo, ambos fueron a cogerlo y cuando se vieron no podían hablar, se quedaron sin palabras, fue algo especial al mismo tiempo que extraño. Tras varias horas de conversar sobre sus vidas volvió a surgir la misma conexión que se originó hace diez años, es como si el tiempo no hubiera pasado, el destino los volvió a reencontrar. 

Pero esta vez no era tan sencillo, ambos tenían sus vidas montadas, tenían una familia a la que querían y les era muy duro sacrificar todo eso por estar juntos, aunque realmente es lo que deseaban. Hace muchos años el destino los separó y por otra parte no estaban dispuestos a volver hacerlo, ya que había sido como un milagro el volverse a encontrar. Les surgieron miles de preguntas como: ¿Se puede amar a más de una persona a la vez?, ¿todo esto es cosa del destino o tan solo una pura casualidad?…

Una noche quedaron en un hotel de la ciudad, y allí es donde se dieron cuenta de que su amor sería para siempre, que no podían vivir el uno sin el otro, aunque tuvieron que renunciar a sus parejas, creyeron más en el destino o la casualidad que los volvió a unir. 

Un gran sueño

Por Cristina Berenguer Pina

Otro día más, como todos los días me levanté, almorcé y cuando me miré al espejo… era más mayor, como si de repente tuviera 25 años. Empecé a llamar a mi madre y nadie contestó, hasta que llamaron al teléfono. Lo cogí y me habló un supuesto Álvaro. Yo estaba muy confundida y él me dijo que bajase. Que llegaríamos tarde. ¿Tarde a dónde?

 Al principio, yo no paraba de preguntarle quién era, pero hice lo que me dijo y fui a donde me dirigió, al parecer sabía más sobre mi vida que “yo misma”. Me propuso que abriera un armario enorme y cuando lo abrí todo estaba lleno de ropa, empecé a observar quién lo había diseñado, me fijé bien y en las etiquetas ponía mi nombre, ¿eso quiere decir que están diseñadas por mí?

 Bajé y estaba el chico esperando, era muy guapo (no vamos a mentir), no tardé mucho en descubrir que era mi novio. Enseguida subí al coche y cuando estábamos de camino no paraba de preguntarme si estaba nerviosa ya que le parecía estar con mucha tranquilidad debido a que íbamos a presentar mi nueva colección. Yo estaba flipando, no me lo creía, yo Cristina Berenguer el día anterior era una chica de 15 años con mucho que estudiar y al día siguiente estaba viviendo el sueño de mi vida.

Cuando llegamos había muchos paparazis haciéndome fotos a mí y al chico que estaba conmigo y además a muchos famosos más. Entre directamente a donde se estaban vistiendo las modelos, estaban ya preparadas y estaban guapísimas. Desfilaron todas y cuando me tocaba salir a saludar todo el mundo aplaudía un montón, yo no me lo creía era super feliz.

Cuando acabó el desfile había una pequeña fiesta, estaba toda mi familia, amigos, famosos y las modelos, todo el mundo me dio la enhorabuena por la colección tan bonita que había hecho.

La fiesta acabó tarde, Álvaro y yo nos fuimos a mi casa. Al día siguiente fui al taller donde ya empecé la siguiente temporada, mi taller y tienda estaba enfrente de la Torre Eiffel. Después me fui con mis amigas a hacernos un café y a merendar, después a seguir trabajando.

Toda esta aventura duró un mes, un día me levanté en mi cama y estaba mi madre, y mi hermana cuando fui a almorzar. Me dio mucha pena que se acabara esa experiencia, rara pero bonita, me di cuenta de que todavía me queda mucho por trabajar, pero eso era lo que me hace feliz y estaba segura de que lo conseguiría.

Todo lo que nos sucede en la vida, ¿tiene un por qué?

Por María Valero Navarro

En esta vida, ¿todo tiene un por qué?, pues yo creo que la respuesta es que sí. Desde toda la vida me ha rondado esta pregunta y siempre me ha apetecido expresarla o contársela a alguien, ahora he tenido la oportunidad de poder escribir una redacción sobre esto. A mí desde bien pequeña, mi abuelo me ha dicho que siempre las cosas pasan por algo, y yo a lo largo del tiempo me he dado cuenta de que tenía toda la razón. A lo largo de mi vida me han pasado cosas muy diferentes y a veces muy raras, por eso, muchas veces me he preguntado, ¿por qué me tiene que pasar esto a mí? o, con la de personas que hay en el mundo, ¿por qué me ha tocado a mí? Pero después pienso esto ya ha pasado, y si ha pasado es por algo, y ya encontraré la razón del por qué. Cuando me pasaban cosas malas muchas veces pensaba, tranquila después llegará algo bueno. Y muchas veces descubría el por qué me había pasado algo. También pensaba que a lo mejor lo malo tenía que pasar para que después viniera lo bueno o viceversa. Aunque no tenga muchos años de vida, cada año sé un poco más sobre la vida y hay cosas que en el pasado no entendía y ahora sí, como por ejemplo preguntas que yo me hacía y mi madre en muchas me decía “cuando seas mayor lo entenderás” pero esto me pasará a lo largo de toda mi vida, aún me sigo preguntado muchas de aquella preguntas y todavía no se la respuesta, pero, todo llegará y tendré el suficiente tiempo para aprender de esta vida y para resolver todas estas preguntas para las que ahora no tengo respuesta.

Una de mis muchas preguntas era “¿por qué mi hermano puede hacer eso y yo no? Y mi madre me contestaba “ya lo podrás hacer”, pero yo quería hacerlo en ese momento. Ahora ya hay cosas que le decía a mis padres que quería hacer que ya puedo. Hay veces que cuando te pasa algo malo para otras personas puede que sea lo contrario, y como en la vida no solo hay que pensar en ti mismo sino que también hay que pensar en los demás, cuando me ocurren cosas malas y a la vez para otras personas puede ser bueno pienso que, al fin y al cabo no es tan malo lo que me ha ocurrido. Y cuando es al revés sólo pienso en mi misma, como a mí me ha pasado algo bueno en esos momentos no pienso en los demás porque estoy feliz y la felicidad me hace apartarme de todo. En esta vida muchas de las cosas que nos ocurren son preguntas, en muchas tendremos la respuesta y en otras no, pero lo q si podemos saber siempre es, que tenga respuesta o no, siempre pasa por algo y siempre nos preguntaremos su por qué.

¿Mostramos al mundo lo que realmente somos, o lo que queremos que piensen que somos?

Por Carlos Bernabéu Martos

Hoy en día resulta muy fácil mirar la cuenta de Facebook, Instagram o de Twitter de una persona y creer que conocemos su historia de vida: quién es, qué hace –prácticamente todos los días-, qué piensa, cuáles son sus gustos , sus ideologías políticas, religiosas, etc.

El punto clave está en entender que lo que estamos viendo a través de las llamadas «redes sociales» es editado: más de una vez las personas editan la información que incluyen en sus perfiles de acuerdo a lo que consideran que va a ser más atractivo o interesante para el resto de las personas; lo cual –debo admitir- no me parece que esté del todo mal en tanto uno debe siempre buscar la mejor versión de sí mismo pero siempre debe haber un límite, y ese límite –creo yo- está en que dicha búsqueda se base en una imagen real porque cuando nuestro «ser» pasa a ser una versión construida de nuestra persona, a largo plazo, esta cortina de humo que construimos sobre nosotros mismos va a desmoronarse e inevitablemente producir efectos dañinos.

Hay que aprender de nuestras limitaciones: seamos realistas, no podemos ser los mejores en todo, sin embargo no debemos dejar de intentar mejorar día a día aquello que puede cambiarse.

Y establecer nuestras metas o rumbo de vida: OJO no te preocupes de llegar o no a tu destino, porque en realidad lo que cuenta es el camino que transitamos.

¿SUEÑO O REALIDAD?

Por Mar Mira Pérez

Y ahí estaba, sentada en la mecedora de espaldas mirando al infinito con aquella mirada de inocencia que suelen tener, pero…  aquella muñeca tenía algo impropio de un ser inanimado.

 Todo empezó una noche bastante sombría, algo rara, me había desvelado y no había forma alguna de dormir, pues la  lectura tampoco atraía mi sueño y decidí irme a dar una vuelta para ahuyentar así mis malos pensamientos. Vivía en una casa algo apartada del pueblo  y mi madre posiblemente ya habría caído en los brazos de Morfeo. Me quedé un instante mirando hacia el bosque que más tarde profundizaría con una sensación de waldeinsamkeit y me dejé llevar hacia él, la naturaleza me llamaba.

Al fondo del bosque había una casa de madera y pese a no estar muy lejos no me había parecido ver rastro suyo…  Allí dentro tenía una curiosa sensación de dépaysement pues sabía que ahí dentro no estaba del todo a salvo,  en aquel lugar solo encontré una diminuta y bella muñeca de trapo, sentada  en el centro de una mecedora que sin motivo alguno se balanceaba, me acerqué lentamente produciendo un chasquido a cada pisada que daba en las tablas de madera tan desgastadas y viejas, mis pulsaciones se aceleraban por minutos produciendo un sudor frío por todo mi cuerpo… ¿Y esa sensación? La sensación de no estar sola… Dicen que nunca estamos solos, me refiero al mundo del más allá, al de los espectros, que por alguna razón algunos se quedaron atrapados en el nuestro, unos para protegernos y otros para… quién sabe qué. 

Continué con mis pensamientos y un acto casi forzado por algo, me ordenó con un ademán a cogerla e irme. La apoyé en un árbol cuya corteza expresaba el dolor de las grandes lluvias que se originaban allí, me separé y me quedé observándola desde lo lejos (no sé en qué momento vi buena idea hacer esto) Una mirada con cierta schadenfreude, unos ojos brillantes, casi humanos, me observaban desde la profundidad de la noche…

-Schadenfreude: La alegría de ver sufrir o fracasar a alguien.

-Waldeinsamkeit: La soledad, sentirse solo en el bosque y conectado con la naturaleza.

-Dépaysement: Cuando te sientes extraño en un lugar que no es tu casa.

¿Qué aprenderemos de esta experiencia?

Esta experiencia no debe caer en saco roto, ni ser papel mojado en la pila de recuerdos olvidados. Esta surrealista realidad debe abrirnos los ojos, porque cuando podamos hacerlo a plena luz del día, ya no veremos lo mismo que dejamos. Nosotros habremos cambiado y el mundo lo habrá hecho con nosotros.

Esta historia que ya tiene las virtudes de ser épica, debe pasar a los anales como un punto de inflexión, el que nos detuvo para volver a vivir de otra manera, lejos del miedo, de las suposiciones del amor no manifestado, de los días perdidos, de los silencios velados, del odio. Vivir siendo la mejor versión que podría esperar la vida de nosotros, siendo conscientes de su fragilidad, al tiempo que la invitamos a volar libre.

Vivir como niños, con la inocencia de su ser y la capacidad de creer que todo es posible, si de verdad creemos en ello…

¿​Q​u​é ​a​p​r​e​n​d​e​r​e​m​o​s l​a​s​ ​p​e​r​s​o​n​a​s ​d​e ​e​s​t​a e​x​p​e​r​i​e​n​c​i​a​?

Por Alejandro Martínez Company

Recuerdo que la primera vez que oí hablar del COVID-19 fue en una cena con unos íntimos amigos, más o menos a finales de enero, celebrando un cumpleaños. La noticia la dio un informativo de una cadena de televisión nacional. Al principio me asusté, pero luego reflexioné y me relajé, ya que sabía que China estaba muy lejos. Obviamente, al ser un niño, no pensaba en la gravedad de la situación. De hecho, nadie lo pensaba. Qué equivocados estábamos todos. Vivimos en un mundo globalizado.

Un mes después, me di cuenta de que ese momento iba a ser uno de los que se no olvida fácilmente. A mediados de febrero ya se nos informó de que el coronavirus había llegado a Italia, pero que lo estaban controlando o, al menos, eso creíamos todos. Finalmente, el coronavirus llegó a España y fue necesario imponer el confinamiento, primero en Madrid. Las cosas fueron a peor y el virus no tardó mucho en hacer de las suyas y llegar a toda España. Desde el día 11 de marzo llevamos encerrados en nuestras casas por la cuarentena. Jamás se me había pasado por la cabeza que algo así pudiera llegar a ocurrir. Al principio sentí miedo, ya que no se podía salir de casa hasta nuevo aviso. Pero poco a poco he podido acostumbrarme a la nueva situación. Al menos pude hacer unos recados precisos antes del confinamiento. Al principio no supe muy bien cómo gestionar mi tiempo, pero he podido solucionarlo poco a poco. Otro de los problemas era que no volvería a ver a mis amigos hasta que acabara la cuarentena. Gracias a las nuevas tecnologías he mantenido el contacto con ellos. He aprendido a disfrutar más de mi familia, una de las cosas más importantes que tenemos en la vida, y a ver las cosas de otro modo. Me he dado cuenta de lo que es verdaderamente importante.

Reconozco que me sigue asustando, cuando escucho los medios de comunicación, la muerte de tantas personas, incluso gente joven. Espero que pronto acabe esta pesadilla. Principalmente, lo que más miedo me da no es contagiarme del COVID-19, sino que mis abuelos, amigos y familiares más mayores se contagien. Cuando todo esto pase, esta pandemia saldrá en los libros de historia.

Pero la gran pregunta es: ¿después del confinamiento, todo volverá a ser igual? Desde mi punto de vista, a medias. Estoy seguro de que en todos los aeropuertos se harán controles de sanidad más exhaustivos. Creo que, si esto volviera a producirse, estaríamos más preparados psicológicamente, al haberlo vivido ya una vez. Para mí, lo que va a aprender la sociedad es a no tener tanto miedo, si esto se repitiera, y a no cometer los mismos errores. Hay que extremar las medidas de seguridad. Las personas, cuando salgan de su confinamiento, al principio, estarán asustadas porque ya no sabrán qué enfermedades serán dañinas. Recordemos que todo el mundo decía que esta enfermedad era una simple gripe. Gracias a Dios tenemos a mucha gente trabajando y dando lo mejor de ellos mismos, jugándose la vida, para acabar con esta pandemia y que no nos falte nada: personal sanitario, policías, trabajadores de supermercados, etc. Pero creo que todo volverá a la normalidad poco a poco.

Ahora lo que tenemos que pensar es que cada vez estamos más cerca de vencer al COVID-19 y volveremos a nuestra vida tal y como la conocíamos antes de esta terrible pandemia. Lamentablemente el año 2020 quedará grabado a fuego en nuestra memoria.

#QuédateEnCasa, #EsteVirusLoParamosUnidos.

¿QUÉ APRENDEREMOS LAS PERSONAS DE ESTA EXPERIENCIA?

Por Natalia de Juan Pastor

De esta experiencia nos vamos a llevar muchas cosas buenas, y por supuesto, muchas malas, ya que esta experiencia la estamos viviendo debido a una pandemia. Pero, yo prefiero quedarme con las buenas, prefiero quedarme con que podemos disfrutar de estar en casa con nuestros familiares, jugando a juegos de mesa, aprendiendo a cocinar, cantando y bailando, hablando y, en definitiva, estando con ellos y aprovechando el tiempo que tenemos para estar juntos. También, vamos a aprender a decir más veces que sí a todo, a ver más a nuestros abuelos e ir a sus casas en vez de quedarnos en las nuestras por pereza, a enfadarnos menos y a aprovechar el tiempo que tenemos para estar pasándolo bien en la calle con nuestros amigos, a valorar que tenemos una casa en la que vivir, y que gracias a eso hemos podido estar durante esta cuarentena muy cómodos, a diferencia de los que no tienen casa; a disfrutar de todos los planes, aunque sea ir al banco de un parque a hablar, a disfrutar de madrugar e ir al colegio cada mañana, cosa que en situaciones normales no es lo que más apetezca, pero ahora daría lo que fuese por ir al colegio, tener mi rutina de siempre, madrugar, acostarme a las tantas haciendo deberes y estudiando, ver a mis compañeros, ir todos los días a extraescolares aunque me dé pereza…

Porque sí, estar en casa viendo películas o series y no hacer nada, a veces también apetece, pero un día o dos como mucho, más no, más se hace pesado y largo, y más, si tienes la preocupación de saber que fuera de casa hay gente sufriendo de verdad, perdiendo a sus familiares sin poder darles un último abrazo o beso de despedida; saber que lo que le pasa a muchos, también te puede pasar a ti y que puede que ese último día que viste a tus seres queridos y, que no lo supiste aprovechar, fuese el último.

Estoy segura de que este verano, si va bien y todo mejora, va a ser el más especial de todos, voy a saber valorarlo todo mucho más y a disfrutar todo el triple de lo que ya lo hacía, voy a agradecer ir a la playa, a la piscina, a la calle en sí, hecho que antes, a veces, me daba pereza; voy a decir que sí a todos los planes que me propongan, voy a pasear a mi perro mucho más, voy a viajar por nuestro país, ahora más que nunca, y, por supuesto, voy a salir a la calle para no volver a entrar en casa hasta septiembre que haya que volver al colegio, no voy a volver a malgastar un día de verano en casa como hacía antes por pereza a ir a la playa, no lo volveré a hacer.

¿Qué aprenderemos las personas de esta cuarentena?, ¿será un punto de inflexión, una situación que marque un antes y un después?

Por María Guillem Galera

Estas circunstancias supongo que no son fáciles para nadie. Además, pienso que claramente supondrán un punto de inflexión, es decir, una situación que marque un antes y un después en nuestras vidas.

Todo esto es algo nuevo para nosotros y por eso es normal que, en ocasiones, nos sintamos algo agobiados, melancólicos, desanimados o aburridos. Pero he llegado a la conclusión de que no me puedo encontrar mejor dentro de las circunstancias que estamos viviendo actualmente; tengo al lado a mi familia, con la que estoy compartiendo infinitos momentos y experiencias que antes no podíamos, ya que no disponíamos de este tiempo libre. También he adquirido una rutina de ejercicio con mi hermano y así, entre risas, él me explica su respectivo entrenamiento que realizaba todas las semanas en El Rayo, su club de fútbol. Y juntos hacemos deporte. Con mi madre estoy aprendiendo a cocinar un poco más, asimismo nos hemos terminado una serie y unas cuantas películas.

No podía faltar comentar la suerte que tengo de tener a mi lado a mi abuelo materno, ya que muchas familias echan de menos a sus mayores y yo por esa parte soy una persona muy afortunada. Eso no quita que extrañe a mis abuelos paternos, pero sé que cada día que pasa se forman más ganas de verlos, abrazarlos, poneros al día con todo y no parar de reírnos como hacíamos siempre.

En la actualidad tenemos la suerte de poseer las nuevas tecnologías y adquiriendo un buen uso de ellas podemos hacer videollamadas y ver a nuestros amigos, familiares, profesores… todas aquellas personas que se encuentran a nuestro alrededor día a día y que es ahora cuando las empezamos a valorar. Pero, aun así, estos aparatos electrónicos no pueden reemplazar la sensación que produce el abrazar o besar a alguien.

Estoy descubriendo aspectos sobre mí que nunca pensaba que existirían, como, por ejemplo, leer. El otro día, fruto de mi aburrimiento, decidí empezarme un libro y no me pudo encantar más. Tardé tres días en leerlo y ahora me estoy empezando otros, aparte de los que pertenecen a la L15 de la asignatura de lengua castellana y valenciano.

Al salir, las cosas tardarán en volver a su absoluta normalidad. Pero estoy segura de que al valorarlo todo más, las personas aprovecharemos al máximo todos los momentos inolvidables que la vida pone en nuestro camino y siempre acompañados de las personas que de verdad están ahí.

EXPERIENCIA CONFINAMIENTO

Por Claudia Juan Beneyto

Todo empezó por los medios de comunicación, cuando anunciaron que el lunes siguiente no tendríamos clase, sin fecha determinada de vuelta. En países como Italia y China, ya vivían una situación preocupante, y finalmente llegamos nosotros. Desde un primer momento, pensé que no sería algo tan grave como lo está siendo, y que no duraría más de dos semanas.

Y aquella misma tarde de viernes, cuando empezó el confinamiento, ya echaba de menos a mis amigas, estudiar un viernes con mi amiga Sofía, ir a almorzar con mi familia como solemos hacer los domingos, arreglarme un sábado, salir a cenar… comencé a valorar lo que antes, cuando podía disfrutar de estos pequeños momentos no hacía. Pero conforme pasaban los días, y semanas, mi forma de ver esta situación iba cambiando poco a poco, hacia un punto positivo, viendo que todos estamos unidos ante esta situación tan desconocida y a la vez un tanto surrealista, viendo como aplaudimos todos desde nuestros balcones y terrazas a las ocho de la tarde para agradecer a todos los que ponen su vida en riesgo con el fin de cuidar a las personas que están padeciendo el tan temido Coronavirus, hablando horas y horas con mis amigas y familia por llamadas, llevar las clases online… y aunque las noticias a día de hoy empiezan a ser un poco más esperanzadoras, es cierto que hemos pasado días muy tristes al ver en los medios de comunicación, que mucha gente está enfermando y muchos de ellos, sobre todo nuestros mayores acaban falleciendo, sin poder despedirles como merecen, esta situación me produce mucha pena y desolación.

A nivel personal, también hemos pasado una situación difícil y preocupante, a los pocos días mi madre se puso enferma, con varios de los síntomas del virus, fiebre, dolor muscular… estábamos muy preocupados por ella. Semanas después mi padre también cayó enfermo y permaneció varios días con fiebre y con síntomas. Pasaron los días, y se recuperaron los dos, pero… a mi me rondaba un dolor de cabeza horrible, y estuve dos días metida en la cama. Poco a poco, he mejorado y estamos todos sanos, no nos hicimos ninguna prueba respecto este virus, y no sabemos lo que hemos pasado, lo importante es que ya estamos bien y fuera de peligro alguno. Estos días que ya nos encontramos todos mejor y con más ánimo, hemos pensado que sería bonito, inmortalizar esta situación en un álbum de fotos, algo habitual en nosotros, pues siempre reflejamos los momentos felices recopilados en fotos. Por eso, aunque esta situación, no siempre está cargada de felicidad, hemos creído importante hacer fotos de muchos de los momentos que estamos viviendo, para en un futuro poderlos recordar como una situación dura que nos tocó pasar y revivirlos con gratitud por haber salido ilesos.

Para finalizar, quiero resaltar cómo será el retorno a nuestra vida anterior. Pienso, sueño, en muchas ocasiones en cómo será ese momento, y aunque soy consciente que será de forma paulatina, me emociono al pensar en volver a ver a la gente que quiero, amigas, compañeros de clase, profesores, familia, revivo la sensación de entrar a mi clase, de sentarme en el recreo a comerme el bocata, pisar la calle, ver mi pueblo. Estoy segura, que valoraré enormemente estas sensaciones, por lo que sé que después de lo vivido todos  saldremos enriquecidos a nivel humano. ¡Quiero pensar y creer que todos, y cada uno de nosotros, seremos mejores personas!

¿Qué aprenderemos las personas de esta experiencia?

Por Rosa Nieves López Rozas

Haciendo cualquier cosa, levantándonos a la hora que nos pide el cuerpo y disfrutando todavía más todos estos días. El tiempo parece que pase volando, en un día llegamos a hacer tantas cosas que no hay tiempo ni para mirar la hora. Y puede parecer increíble pero hasta que no te ponen en alerta, no llegas nunca a apreciar la vida en su plenitud.

Estando en casa parece que lo que haya fuera de ella no exista. Estamos encerrados, pero con más libertad que nunca. Y con la rutina cambiada, los horarios locos y toda una vida por delante he de decir que esto nos hará evolucionar finalmente, es decir, seremos mejores personas, cuidaremos del prójimo (justo como estamos haciendo con “la población más débil”, como abuelos, niños, discapacitados, etc.), ayudaremos al medio ambiente e infinidad de acciones sin ánimo de lucro.

La naturaleza, esa gran amiga nuestra que está siempre para nosotros cuando necesitamos ayuda, o incluso, material para fabricar. Nuestra amiga, en tan sólo una semana ya ha dado sus primeros pasos hacia un ecosistema que desde la revolución industrial no había sido antes vista. Sin las grandes multinacionales en marcha o las grandes potencias mundiales como pueden ser China o Estados Unidos, el planeta Tierra ha limpiado aguas y le ha dado fuerza a animales para que continúen con su ciclo natural. Un ejemplo enorme es el canal de Venecia que ya tiene incluso cisnes y/o delfines nadando por sus aguas que ahora es pura.

Esta encerrona ha podido haber ocurrido porque no podíamos seguir a este ritmo de vida tan agitado, parecíamos incluso robots, todos levantados a las 7 de la mañana, y todos ya a las 8 de la mañana con nuestras obligaciones. Íbamos a un ritmo muy estresante y Dios nos ha parado los pies como siempre lo hace cuando no quiere que continuemos por ese camino.

Es fascinante el poder que tienen algunas “fuerzas” sin poder siquiera verlos o tocarlos, ya que los sentimos. Los sentimientos tienen muchísima fuerza y hemos de intentar controlarlos sobre todo en estas situaciones… ¿Qué nos deparará el futuro? Yo no lo sé pero no importa, vivamos el ahora porque sólo lo viviremos una vez.

UNA EXTRAÑA EXPERIENCIA

Por Carolina Guillem Martí

Confinamiento, una palabra que desconocía pero que en estos momentos conozco a la perfección.

La experiencia que estamos viviendo millones de personas es un tiempo de reflexión y aprendizaje, una etapa que recordaremos siempre junto a la palabra cuarentena.

Añoro los besos de mi tía, las visitas a mi abuela los sábados, los abrazos inmensos de mi madre… echo de menos los momentos fuera de casa: las tardes interminables con “mi gente” jugando a las cartas en cualquier parte, las charlas con mis amigas que me subían la poca autoestima que tenía en esos momentos… miles de recuerdos que añoro que antes no sabía valorar y que con el tiempo voy a saber aprovecharlos al máximo con mis seres queridos.

¿Ventajas de este confinamiento?

Es difícil recordar esta etapa con alegría, pero gracias a ella he podido recuperar la poca confianza que pude perder con mis hermanos.

Lo mejor de cada día es salir a las ocho en punto al balcón y ver a tanta gente aplaudiendo a cada una de las personas que forma el personal sanitario y darles la enhorabuena con un poco de nuestro tiempo.

Además, una de las cosas que más me reconforta de cada día son las llamadas con mis amigas, ese par de horas que pasamos hablando de lo poco que hacemos en casa y recordando los buenos momentos juntas. Las echo tanto de menos…

Sueño con volver a la rutina y poder encontrarme cada día con vosotros, familia.

¿Qué aprenderemos las personas de esta experiencia?

Por Miguel Monzó Guillem

Para mí esta situación me está pareciendo un poco surrealista, pero está ocurriendo de verdad. Las personas, en general, no estamos preparadas para estas situaciones, estamos acostumbrados y vivimos desde hace mucho tiempo inmersos en una rutina, trabajo, colegio, tareas, incluso ocio y diversión. De repente, de la noche a la mañana nos han prohibido a parte de todo eso, lo más esencial que hasta ahora hemos ignorado, la libertad de poder abrazar, besar, visitar familiares, amigos…

Gestos e impulsos difíciles de contener, por mi parte el echar de menos el poder estar con mi gente. Yo creo que esto nos va a servir a nivel mundial muchas cosas como la solidaridad, respeto, unidad y mucha paciencia.
Llevamos ya tres semanas y cuando nos pediste hacer una redacción sobre esto no tenía las cosas claras, ya que al principio lo veía como unas vacaciones. Pero el tiempo pasa y empiezo a echar de menos mi rutina.

Personalmente, desde mi núcleo familiar hemos tenido que lamentar una despedida, muy especial para mí, el pasado 21 de marzo nos dejó mi bisabuela Tere, con la que me he criado desde siempre. Si ya es triste la situación, en estos momentos más, ya que por las circunstancias en las que estamos no nos permitieron compartir en familia esa pena. Yo lo viví todo desde casa, y aún no me lo creo.

Cuando vemos las noticias solo se habla de cifras de contagiados, muertes, y altas, de lo desbordados que están los hospitales, de esos valientes como son los sanitarios, policías, cajeros de supermercado, etc. Esperando todo el mundo que algún día nos levantemos y todo esto haya sido un sueño, aunque en realidad cada uno de nosotros tenemos que entender que cuando todo esto pase va a ser un proceso lento y controlado y cada uno tendrá que ser responsable de actuar como nos pidan.

Ya no voy a describir lo malo que puede ser todo esto, y empiezo a hablar de lo bueno que nos va a enseñar, el estar en casa y compartir las tareas y el deporte con mis padres, estamos más unidos que nunca y poniéndonos al día de nuestras cosas, compartiendo videoconferencias con familiares y amigos. Supongo que todo el mundo nos emocionamos, cuando salimos todos a las 8 de la tarde a aplaudir, es un momento en el que nos llenamos de ánimos y de esperanza, nos miramos todos y mientras aplaudimos nos decimos que “todos juntos saldremos de esta”

¿Qué aprenderemos las personas de esta experiencia?

Por Esther Carricondo Colomina

Esther Carricondo

¿Qué he aprendido o qué habremos aprendido las personas de esta experiencia?

Por Ferran Valero Ruiz

En Wuhan (China) apareció el primer caso de Covid-19 (Coronavirus) en una mujer de 57 años que vendía camarones vivos. Todo esto empezó con el pangolín, el huésped intermedio que facilitó la mutación del coronavirus, el paciente cero se lo comió, se infectó y contagió a todo el mundo. Por desgracia a día de hoy el número de contagios y muertes sigue en aumento. Las personas a las que más afecta este virus, es a las de avanzada edad o también a personas con problemas cardiovasculares o con otras enfermedades del sistema inmune,  que provoca que sus defensas estén más bajas.

Ahora mismo estamos casi todo el mundo confinado por los contagios y las muertes que se están produciendo. Llevamos un mes encerrados y es bastante duro pero lo mejor que me ha proporcionado este confinamiento es que estoy mucho más con mi familia divirtiéndome, viendo series y películas.

Lo que espero y confío que hayamos aprendido todos estos días es que no hay que salir a la calle para nada, solo para necesidades básicas como lo es ir al supermercado para comprar comida. A todos esto nos ha cambiado la vida ya que nunca habíamos vivido esto antes. Se hace un poco raro estar encerrado todos los días sin instituto, sin trabajo, sin deporte. 

El instituto cada día nos pone deberes para que los vayamos haciendo, porque aunque estemos encerrados es importante aprender. Para todos supone un gran cambio, ya que nunca habíamos hecho deberes por internet durante tanto tiempo, algunas veces hacemos videollamada toda la clase para poder vernos después de tanto tiempo.

Hemos aprendido que estos días no hay que acercarse unos con otros,  hay que ir preferiblemente con mascarilla y guantes para evitar la propagación, toser con el brazo no con la mano, no llevarse las manos a la cara. Ya sabemos que el virus puede contagiarse por estornudar, toser o por estar en contacto con algo que lo tenga. Si no nos quedamos en casa nunca podremos pararlo.

Esta experiencia de confinamiento me ha hecho ver lo bonito que es salir a la calle, relacionarse con la gente, ir a la playa a que nos dé el sol y escuchar las olas, echo de menos ir y no encontrar sitio de tanta gente que hay. Mi cumpleaños va a tocar celebrarlo en casa ya que este confinamiento no va a ser nada corto. Me quedo con que vamos a pasar a la historia ya que hemos sido la época del Coronavirus y podre contarle la historia a mis futuros hijos.

Greguerías para alegrar el corazón

“Si nada nos salva de la adversidad, al menos que el humor nos conserve intacta la alegría”. Estos versos de Neruda, humildemente reinventados, han sido mi talismán todos estos días. Sonreír, con más o menos motivo, no sólo es un ejercicio facial satisfactorio, es el hilo rojo que nos une incondicionalmente con la vida.

La risa es un fondo de armario que no puede faltar, un incondicional aliado de la esencia humana, un amigo leal y afectuoso. Hasta podría decirse que los amores más reales comenzaron siempre con esta fórmula infalible. Positivismo frente a negativismo, dos frentes abiertos abocados a firmar una tregua permanente por el bien de los dos, con una clara victoria casi permanente para el positivismo, algo que hasta el pesimismo aceptó sin preámbulos y con talante. Variables contrapuestas obligadas a entenderse en el complejo campo de batalla en el que lidian nuestro yin y nuestro yang. Encontrar alegría en la tristeza, y algo de tristeza entre las bambalinas de nuestra alegría.

Humor es más que una palabra, es una filosofía existencial. Una forma incuestionable de conquistar la felicidad a sorbitos, como debe saborearse la existencia.

La historia del mundo, queridos amigos, seguirá anclada a la proyección de luces y sombras, pero de nosotros dependerá que siempre se refleje la claridad.

Tenemos la risa como antídoto, la imaginación como un soplo de aire y el humor, el humor es el más valiente de todos los héroes.

Nuestros niños, con sus greguerías, quieren endulzarnos el día…

Claudia Juan
Claudia Juan
Blanca Pérez
Esther Carricondo
Esther Carricondo
Esther Carricondo
Esther Carricondo
Marina Brotons
Sofía Molina
María Pérez
Ferran Valero
Alejandro Martínez
Mar Mira
Alejandro Sánchez

 

Sentimientos confinados…

Un muro de fronteras invisibles ha doblegado nuestra forma de pensar. La libertad nos mira desde el otro lado con los ojos de un niño, galopando con un trote desprovisto de fuerza. La ambición que antes nos despegaba del sueño para lanzarnos a perseguir imposibles, se ha acomodado plácidamente en un sofá que le queda grande. Comparte sitio con la sencillez, que mucho más modesta se ha conformado con un minúsculo remanso de paz.

Esa sencillez le susurra humildemente al tiempo que el denostado “ya” es un adverbio de infinitas posibilidades, pero “después”, después podría ser una historia que jamás empiece. El tiempo parece convencido, y mira de soslayo a la persona que permanece recostada en el zócalo de la ventana, no dice nada, pero sienten lo mismo. Toda la vida soñando a lo grande, y resulta que al final de todo, añoramos lo menos extravagante.  

La nostalgia se acerca sigilosamente al humano, y le arropa con añoranza, un escalofrío recorre su cuerpo. Las dos miran entonces lo mismo. Cree ver a lo lejos a su madre. Tan hermosa como la recordaba, quiere degustar esa secuencia en silencio, congelando cada fotograma en la memoria de su corazón, pero la visión se desvanece, es el oasis en mitad de la nada, el espejismo que a veces dibuja la esperanza. Todo llegará, se consuela entre lágrimas.

La felicidad, atrapada entre dos aguas, hace su aparición estelar. Coge la mano de la persona y la estrecha contra sí. Estaré contigo, si tú lo deseas. Siempre tan oportuna y legal, piensan todos casi al unísono. Ella condescendiente, le sonríe y busca su abrazo. Te busqué por los rincones más inhóspitos, en el exotismo de lo desconocido, en la inagotable novedad de lo insólito, en otras vidas, en otros yo que inventé para encontrarte, sin saber que nunca te habías ido.

Fue una escena entrañable, como le gusta decir al amor, siempre tan enfrascado en sus pasiones. Y lo cierto es que lo fue. Unidos en aquel salón, pequeño y acogedor, unimos nuestras manos para ayudarle. El humano sonrió, el humor siempre sabe cómo conquistar, y se durmió sobre el colchón que le había preparado el aprendizaje.

El mundo volverá a rotar como de costumbre, la esperanza bien lo sabía, pero quienes lo ayudarían a girar de nuevo, antes lo colmarían del cariño olvidado. A él le debían la oportunidad del comienzo, la frugalidad del presente y la confianza en un futuro.

Aquella mañana, cuando despertó, se sintió diferente. No recordaba nada de la noche anterior, echaba mucho de menos a los suyos, eso no había cambiado, pero por primera vez en muchos días, la ilusión le animó a disfrutar de un buen desayuno. Seguirás adelante, por ti y por las personas que están deseando abrazarte, le dijo mirándole fijamente. Al contemplar aquella escena, hasta el enfado dio un paso atrás.

Entonces la ternura llegó a la estancia, y quiso hablar desde lo más profundo de sus adentros…

«Nadie nos advirtió que extrañar es el costo que tienen los buenos momentos»

Mario Benedetti

Claudia Juan:

Elisabeth Carrasco:

Esther Carricondo:

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Alejandro Juan:

Candela Fernández:

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Jaume Valero:

María Pérez:

Marina Brotons:

Miguel Monzó: