Entre segundo y segundo transcurre silenciosa la vida, a veces, pero sólo a veces, hace ruido: cuando duele, o trunca nuestros sueños, cuando tiñe nuestro pensamiento de gris o, sencillamente, cuando no tuvimos un buen día; pero otras, la mayoría de ellas, apenas somos conscientes de que está fluyendo. Sutil, etérea, sin destacar demasiado, pues no quiere protagonismo, sólo necesita afecto, sentir que está por alguna razón, o mejor dicho, por una única razón: ser vivida. Quizá por ello se entristece cuando no comprende nuestra desazón, (ya se sabe que ella es optimista por naturaleza), le enervan nuestros enfados infundados, y nuestro irracional orgullo, no le gusta perder el tiempo en tonterías, sabe que sus días son contados y su esencia es fugaz; le gusta vernos sonreír, y poniendo en práctica su gerundio favorito: viviendo, porque ella es consecuente y fiel a su cometido: «vine para ser un regalo valorado».
La vida no debería conocer el rencor, ni la vanidad, ni tampoco la maldad, ni la inquina, porque ella en su origen nació con buen corazón y no merece semejante destino. Ella ama la libertad, cree a pies juntillas en la tolerancia y el respeto, valora por encima de todo a sus semejantes, otras vidas que vinieron al mundo con la esperanza de llevarse para sí la experiencia de un viaje inolvidable.
Tú eres dueño de tu vida y, por tanto, tú eliges cómo vivirla, pero ten siempre presente que el día que se va lo hará para no volver. Ámala, exprímela, siéntela y, sobre todo, vívela, porque sin duda merece la pena.
¿Cómo me gustaría ser recordada?
“Solo quiero decir que llegará un día en que todos estaremos muertos. Hubo un tiempo antes de los humanos y habrá un tiempo después. Quizá mañana, o en un millón de años. Y cuando suceda, no quedará nadie que recuerde a Cleopatra, ni a Muhammad Ali, ni a Mozart, y mucho menos a nosotros. El olvido es inevitable. Si te asusta, te aconsejo que ni pienses en eso. Dios sabe qué es lo que hace todo el mundo.”
Bajo la misma estrella, John Green.
La verdad es que todos tenemos demasiado miedo al olvido, nos preocupamos por dejar huella en el mundo cuando lo que de verdad importa es vivir mientras aún puedas, no cómo te recordarán cuando ya no estés para verlo.
La vida puede ser un camino duro y monótono si nos lo proponemos, pero no tiene por qué ser así, tu vida la puede cambiar una persona, una canción, una noticia… y lo importante es que tú hagas valer esos momentos. Llorar a mares viendo una película por décima vez, reírte de los chistes malos de alguien simplemente por hacerle feliz, estar una hora en la bañera escuchando música simplemente porque te lo mereces.
Al fin y al cabo la huella que dejas lo decides tú. Puedes ser recordado como alguien aburrido o como la persona más divertida del mundo, depende de lo que tú quieras. Y supongo que si tuviera que elegir como ser recordada, me encantaría que fuera como una persona que persiguió sus sueños, con sentido del humor y, sobre todo, alguien en quien se pudo confiar. Y sé que yo sólo puedo hacer que me recuerden así.
Lucía Montesinos Medina, 3ºESO A
¿Cómo me gustaría ser recordado?
La pregunta ¿Cómo quieres ser recordado cuando no estés? Es una pregunta que alguna vez en la vida nos han hecho, o tú mismo te la has preguntado. A todos nos gustaría ser recordados por nuestros logros o por ser los mejores en algo. Yo, sinceramente, no sabría responder correctamente a esta pregunta, pero tengo una cosa clara, y es que voy a responder honestamente.
Muchas veces hemos visto a famosos responder esta pregunta y parece fácil, pero a la hora de responderla tú ves que de fácil no tiene nada.
A mí no me gustaría ser recordado por tener mala fama, o por ser alguien que ha hecho daño a otras personas, supongo que a nadie le gustaría ser recordado así. Pero si hay una cosa por la que sí quiero ser recordado es por ser una persona honesta, sincera y competente. Una frase que me dice mucho mi madre es “trabaja para que el día de mañana seas un hombre de provecho”. A veces me vengo abajo o no tengo ganas de hacer nada y es entonces cuando me viene a la cabeza el dicho que tanto me repite mi madre, porque no sólo me gustaría ser recordado por eso, sino también por haberlo cumplido con rigor, pues como bien dicen “sin trabajo no hay recompensa” y en esta vida no regalan nada.
Quiero ser recordado por ser una persona sencilla, querida siempre por los míos y, sobre todo, me gustaría servir de ejemplo para algunas personas.
Considero que ser recordado por ser campeón del mundo en alguna modalidad deportiva es de admirar, pero si hay una cosa por la que quiero ser recordado es por ser un hombre con infinidad de imperfecciones y que nunca se creyó perfecto de verdad, por ser alguien que no se rindió nunca y que luchó por alcanzar los objetivos que se propuso en vida, gracias a su tesón y esfuerzo.
Pepe Fernández León, 3ºESO C
¿Cómo me gustaría que me recordasen?
¿A quién no le gustaría ser recordado? Todo el mundo sabe que quiere ser recordado, pero la verdadera pregunta es cómo nos gustaría que las generaciones venideras nos vieran? Todo el mundo se pondría a pensar simples adjetivos, como si una sola palabra pudiera describirte, pero para eso haría falta una biografía entera, así que supongo que si mis familiares tuvieran que describirme con una palabra, me gustaría que fuese “sabio”. Que me recordaran como alguien que sabía qué hacer y cuándo hacerlo, alguien que lo dio todo y más por ayudar a otras personas, pero sobre todo, alguien que al llegar el fin de su vida miró hacia atrás y dijo: “No me arrepiento de nada”.
Octavio Ferrero Miró, 3ºESO A
Ser recordada…
Desesperación, impotencia, tristeza, angustia… Todos sentimientos relacionados con ese instante en el que pierdes a un ser querido, un amigo o un familiar.
Es la muerte, ley de vida, un fenómeno impredeciblecomo el destino, indomable como el mar e irrefrenable como el tiempo. Llega un día en el que a todos nos llega nuestra hora, nuestro reloj se detiene y sus manecillas dejan de moverse. Es en ese preciso momento cuando hacemos balance de toda nuestra vida, en cuestión de segundos, como aquel que dice, nos encontramos cara a cara con la muerte, y es entonces cuando vemos pasar toda nuestra vida delante de nuestros propios ojos. Todos aquellos momentos inolvidables de felicidad, tristeza, amor y dedicación que habían permanecido latentes en nuestra memoria.
Y también, aunque no lo creamos, pensamos en qué será de todos esos recuerdos, de nuestro legado en sí, ¿Acaso se nos seguirá recordando tal y como éramos? ¿Nuestro recuerdo permanecerá en las mentes de nuestros seres queridos? Yo quiero pensar que así será.
Y con respecto a esta pregunta, yo jamás me había planteado pensar en esto ahora, porque prefiero vivir el presente y no pensar en el futuro o en lo que pueda suceder, pero si quisiera que se me recordara de alguna forma, sencillamente me gustaría que mis hijos y mis nietos contaran mi historia a sus sucesores, que no me recordaran por el mero hecho de ir al cementerio y ver mi tumba, me gustaría que me recordaran por los momentos felices y memorables que disfrutamos, y que al decir mi nombre lo dijeran con una gran sonrisa en su rostro y no con una expresión de dolor y aflicción, porque de una forma u otra, es quedarte con el lado bueno de las cosas, que es lo más importante.
Lucía Valls Hernández, 3ºESO C
¿Cómo me gustaría ser recordada?
Todos soñamos con ser recordados o, simplemente, con que alguien nos mencione cuando nosotros ya no estemos. Ahora siento que la sociedad ya no es la de antes, ahora está todo sobrevalorado, hay personas que viven de su físico y no se fijan en nada más, sólo en ellas, y destruyen todo lo que se encuentran por el camino. No quiero convertirme en una de esas personas, no quiero ser alguien que imite patrones convencionales por moda, quiero ser diferente, que mi carácter describa como soy y no mi físico, que mi conocimiento demuestre la persona que soy y no la gran suma de dinero que pueda llegar a acumular; sin embargo, creo que hoy en día eso no será posible, la gente se queda en su zona de confort y no sale de ahí por miedo a cometer errores o por no ser aceptados en la sociedad (y creo que esta es la causa que afecta a la mayoría).
Aprender a ser humilde y compartir, aprender a conocer antes de juzgar, espero convertirme en una gran persona, que pueda ser recordada por mis seres queridos. Aún me queda mucho por aprender, me queda mucha vida por delante y no me gustaría derrocharla deprimiéndome por cómo son los demás o por todo lo que tienen. Soy feliz y estoy orgullosa porque sé que los conocimientos que llegue a tener me servirán para ser una mejor persona; mientras que los superficiales e inmaduros no tendrán nada de esto, ya que habrán malgastado su tiempo alardeando de tener o de ser personas que no son.
Espero que cuando yo ya no esté, mis seres queridos me recuerden como a una persona humilde y luchadora, quiero ser recordada por defender mi opinión y por no cambiarla a pesar de que la gran mayoría se posicionara en contra.
Lucía Tárraga Romero, 3ºESO C
¿Cómo te gustaría ser recordado?
A todo el mundo le gustaría ser recordado. A todo el mundo le gustaría tener un funeral a lo Lady-Di, y que la gente, aunque no te conociera personalmente, llorase desconsoladamente por el final de tu vida. A todo el mundo le gustaría estar vivo en muerte. Pero solamente les ocurrirá a un grupo reducido de personas. Los demás nos conformaremos con dejar huella en la familia y algunos amigos. Tendremos que aceptar el hecho de ser invisibles, pasar desapercibidos en la esquela de cualquier periódico.
Cada tres segundos muere una persona. En lo que has tardado en leer esa frase ya han muerto casi dos personas. Y el mundo sigue girando, el Sol sigue brillando, el agua sigue fluyendo y los árboles siguen creciendo. Pensar en todo esto es muy deprimente, pero, ¿a quién no le deprime pensar en la muerte? La verdad, tras reflexionar largo y tendido, me he dado cuenta de que yo preferiría que las personas que me quieren, se reunieran y rememoraran momentos a mi lado. Felices, divertidos, tristes, angustiosos… Que recordaran aquella caída en Alcoy y se rieran. Que recordaran aquel memorable día en la playa. Que recordaran el cumpleaños en la bolera. Que recordaran… Y que nunca se entristecieran por el simple hecho de no poder formar unos nuevos recuerdos, porque al fin y al cabo, los que construimos juntos, fueron maravillosos.
Aitana Palao Peydró, 3ºESO B