Suelen decir, y nosotros acogemos como agua de mayo esta profecía, que cuando una puerta se cierra, se abre una ventana, y cierto o no, así es como de algún modo transcurre nuestra vida. Sueños que se quedaron a la mitad del camino, a veces incluso en la zona limítrofe a la meta; esperanzas que sin quererlo se evaporaron cansadas de esperar; palabras que se fueron para ceder su lugar a otras, convirtiéndose éstas en las nuevas invitadas de honor; personas que llegaron para quedarse y otras que sólo estuvieron de paso, pero cuya repentina aparición obró en nuestro favor como un verdadero milagro; proyectos que se tornaron sin más en viejas ilusiones de una juventud ya olvidada. Recuerdos seleccionados por una memoria -tan selectiva como sabia- para permitirnos vivir con paz. Porqués que agotaron sus fuerzas buscando respuestas que nunca hallaron; amores que parecían imposibles y se hicieron eternos, y amores eternos que fueron cegados por la crueldad de un inescrutable destino.
La vida nos convirtió sin más en el eje central de nuestra propia balanza, que unas veces encuentra el equilibrio y otras vence su fuerza hacia uno u otro lado, pero aun cuando las cosas no salen como quisiéramos, (y esto, desafortunadamente, sucede con más frecuencia de lo que cabría esperar), siempre, siempre terminamos encontrando un foco de luz que alumbra el comienzo de un nuevo rumbo. Por ello, aunque seamos escépticos en este sentido, nos recuperaremos de la desazón de los sueños frustrados cuando un nuevo aliciente nos devuelva la sonrisa; retomaremos las ganas de luchar cuando reconozcamos la lección que se esconde tras las experiencias difíciles; dejaremos de sentir nostalgia cuando alguien se marche, porque nos reconfortará el mero hecho de haberla conocido; viviremos sin hacer planes, sencillamente iremos sumando minutos que darán como resultado un tiempo de calidad; y aunque no podremos evitar que los malos recuerdos también nos atormenten alguna vez, sí haremos lo imposible porque su estela sea la de una estrella fugaz. Y sin duda, para vivir felices de verdad nunca perderemos la ilusión por saber. Sólo la inquietud de cada interrogante abierto, nos lanzará a la trepidante búsqueda de respuestas. Toda una aventura que sólo los valientes estarán dispuestos a emprender.
Y debes saber que hoy puede ser un gran día para aprender…
Natalia Peydró Medina, 2ºESO B
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Fernando Verdú Ortiz, 2ºESO B
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Lidia Ibarra Roldán, 2ºESO A
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Lucía Vicedo Márquez, 2ºESO B
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Ricardo Ortiz Gisbert, 2ºESO A
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Mila Martínez Ferrero, 2ºESO B
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Ángela Mínguez Bernabéu, 2ºESO A
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Elena Sánchez Zafra, 2ºESO B
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Andreu Ferri Vilaplana, 2ºESO B
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David Rus, 2ºESO A
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Estela Ortega Bernabéu, 2ºESO B
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Verónica Gisbert Ruiz, 2ºESO A
Noemí Sáez Ramírez, 2ºESO B
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