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Memorias

Allí estaba ella, sentada plácida sobre el sillón que la había visto crecer, el mismo que la había abrazado como niña y como mujer y que fue su refugio en los días de llanto, su abrigo en los días de lluvia y su más preciado rincón en los días felices, porque de éstos también hubo.

Miraba a la calle sin ver, perdida entre el incesante ir y venir de la gente, imaginando para sí la historia que habitaba tras ellos. Comenzaba así su peculiar producción de un largometraje de escenas inconexas, pero fascinantes, que de alguna manera le permitían vivir lo que no pudo, recuperar lo que perdió o, quizá, rememorar viejos sueños cumplidos. Cuando esto sucedía, solía cerrar inconscientemente los ojos y simplemente se dejaba llevar…Recuerdo que en alguna ocasión, torpe de mí, la interrumpí creyendo que algo malo sucedía, ella entonces parecía sobrecogerse por un segundo, pero enseguida me regalaba una de sus afables muecas y trataba de tranquilizarme con su dulzura habitual.

Amaba las fotografías, siempre le había parecido algo así como un milagro el hecho de poder congelar momentos en algo tan sutil como un papel. Tanto era así que aquella desgastada máquina la acompañaba a todas partes, y siempre que podía tomaba una instantánea. Decía que aquellos tesoros serían los que llenarían de energía positiva cada rincón de su hogar.

Aquella tarde, después de merendar, me quedé observándola en silencio desde el umbral de la puerta, procurando no hacer ruido para grabar en mi memoria aquella escena que tantas veces había presenciado, pues sabía, aunque me dolía siquiera pensarlo, que algún día la echaría muchísimo de menos.

Y allí estaba ella, con su aclamada melena de bucles negros que solía despeinar cada mañana en un intento forzado por restarle formalidad y dotarla de dinamismo; ataviada con su jersey azul y su camisa de cuello blanco impoluto que le daba más luz si cabe a su envidada tez olivácea. Le gustaba vestir a la moda, decía que sólo envejece quien se resigna a hacerlo. Y ella era muy obstinada en este sentido.

Sus manos delataban la experiencia, a veces dulce y otras amarga, que había dejado consigo el paso de los años, tal vez por ello rara vez las exhibía demasiado, y al sentarse le gustaba dejarlas entrelazadas a la altura de las rodillas en un gesto relajado y pensativo, que también a veces denotaba preocupación. Sus ojos, sin embargo, revelaban que había sido una mujer, a pesar de todo, llena de amor.

Poseía esa belleza racial que siempre despertaba admiración, carismática voz y don de palabra. La virtud de la elegancia había nacido con ella, y su caminar ágil y sereno la coronaba como la diosa de la feminidad.

Suavemente me acerqué a la altura de ella, y cuando la tuve frente a mí le pedí algo que siempre había deseado… ¡Abuela siempre me has contado miles de apasionantes historias, pero hoy quiero conocer la más interesante de todas, la tuya!

Mi abuela volvió la cabeza hacia mí y mirándome con ojos emocionados me dijo: Si hay alguien que protegerá y amará mis recuerdos, esa persona sin duda eres tú…

Y así, con el crepitar del fuego como telón de fondo, al más puro estilo cinematográfico, mi abuela comenzó su relato…

Vicente Ferrero Molina por su nieto Octavio Ferrero, 1ºESO B

Vicente Ferrero nació en Banyeres de Mariola (Alicante), el 20 de octubre de 1944, hijo de Octavio y Antonia. Su padre, escultor, pintor y dibujante, fue su mejor profesor, consejero y amigo. Desde que tenía 7 años su padre le enviaba a dibujar, y José Segrelles, el pintor, era amigo suyo y le dio clases. Sus recuerdos de infancia transcurren en Banyeres, en sus paisajes y entre sus amigos de escuela y los aromas de la cocina de su madre.

Estudió el bachiller elemental en Alcoy y allí conoció a Mila Punzano Gisbert, hija de un militar andaluz destinado en el cuartel de Alcoy, de la que se enamoró y muy pronto se hicieron novios.

Vicente, siempre incitado y apoyado por su padre, inició los estudios de Bellas Artes en la Escuela Superior de San Carlos de Valencia, en la década de los 60. Como no podía ser de otra forma, optó por la especialidad de Escultura, y tuvo como profesores a Octavio Vicent, Genaro Lahuerta, Felipe Garín, entre otros.

Para él fue muy importante el viaje de fin de carrera a Italia, más teniendo en cuenta que en esa época (1965) no era tan frecuente viajar como ahora. Fue un magnífico viaje en que toda la riqueza artística y patrimonial de esa Italia vista a través de los libros se le manifestó de una forma directa, vivencia ésta que le ha hecho volver a Italia en muchas ocasiones.

Empezó a practicar la escultura enseguida, puesto que su primera obra religiosa, el Cristo de la Columna de la Iglesia de Bocairente es de 1965.

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Terminando de modelar el monumento al Centenario del Juguete (Ibi)

Hizo el servicio militar en milicias universitarias, primero en Ronda y la práctica en Jaca(Huesca), en la frontera con Francia. Precisamente allí, mientras hacía el servicio militar en 1966, le encargaron su primer monumento.

Se casó con Mila Punzano el 28 de septiembre de 1970. Se estableció en Ibi, donde además de como escultor, trabajaba para una empresa juguetera de Ibi, Juguetes Sanchis, diseñando juguetes y dibujando los personajes de un cómic que los promocionaba. Después trabajó un tiempo en otra empresa juguetera, Moltó y Cia.

En 1971 nació su primer hijo, Vicente, y un año después su hija Sara. Su esposa, Mila, era maestra, y esos años fueron muy intensos, con dos niños tan pequeños y tantos proyectos. Pero también fue una etapa de ilusión.

En 1976 comienza su otra actividad, la docencia. En 1980 obtuvo por oposición en Madrid la Cátedra de Dibujo en Enseñanzas Medias. Dio clases en el instituto de Ibi, en el de Cocentaina, en el de Callosa de Segura, en el de Yecla y durante muchos años, hasta que se jubiló, en el Pare Vitoria de Alcoy. Más tarde, con la tesis “El escultor y la vejez. El aspecto físico relacionado con la obra de gran tamaño y materia definitiva. Su reflejo en la Historia del Arte”, logró el título de Doctor.

En 1981 nació su hijo Octavio, y en su vida profesional también fue un año importante, porque se inauguró su monumento a la Patrona y a la Fiesta de Moros y Cristianos situado en la Plaza de la Iglesia de Ibi, por encargo del que después sería su consuegro, mi otro abuelo, Salvador Miró. También con ocasión del 250 Aniversario de la llegada de la Virgen de los Desamparados a Ibi y el 50 aniversario de su coronación como patrona, por encargo de Salvador Miró, realizó una pequeña escultura conmemorativa que se le regaló al papa Juan Pablo II y que ya forma parte de la colección del Vaticano.

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Monumento a la Patrona y a la Fiesta, Ibi.

Además de este monumento, tiene más de 25 obras en lugares públicos, lo cual para él es muy satisfactorio, porque los ciudadanos comprenden y asumen esas obras como parte de su vida. Entre estas obras destacan Mirando al Mar en la playa del Postiguet de Alicante, o las cuatro esculturas de la playa de la Almadraba de Campello. También se cuentan el Panteón monumental de Azorín en Monóvar, el monumento a la Música en San Vicente del Raspeig, el del Centenario del Juguete en Ibi; el del Trabajo, en Alcoy; el monumento al Ciclista, en Xorret de Catí,; el de Jaime I, en Petrel; el dedicado al Tuno en Alicante. En 2007 realiza el del Centenario Salesiano, en Campello.

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Escultura Leyendo en Campello

Entre su obra religiosa él destaca el Retablo de los Santos Españoles, en Ibi; el Cristo de Letur (Albacete); La Asunción de Bocairente y La Asunción de Bañeres. En el año 2012 su obra Sant Jordi estuvo expuesta en “Camins d’Art” en Alcoy, y en 2013 una de sus obras, Maternidad formó parte de la exposición “Arte y Espiritualidad” en el Museo Valenciano de Arte Contemporáneo (IVAM) de Valencia.

Su vida profesional le ha aportado muchas relaciones de amistad: la del historiador del arte Felipe Garín, el escultor Octavio Vicent, el científico Santiago Grisolía, el poeta Ricardo Bellvesser, el músico Enrique García Asensio, entre otras personalidades. También le ha permitido conocer a personas tan interesantes como Vicente Ferrer.

En Ibi, además de sus monumentos, relieves y esculturas, colaboró durante muchos años con un dibujo en el programa de fiestas. Aunque en Ibi no ha salido nunca de festero, sí lo hizo de joven en Banyeres y de la fiesta lo que más le gusta es su música, amor que también le transmitió su padre, que fue miembro de la banda de música de Banyeres tocando el saxo.

Una de sus mayores aficiones ha sido viajar, y ha viajado por toda Europa: Francia, Portugal, Alemania, Bélgica; Holanda, Grecia, Turquía, Checoslovaquia, Austria… También sus viajes le han llevado a Estados Unidos, Cuba –donde hay un monumento suyo en honor de José Martí- y el norte de África.

Entre los cargos y servicios que ha desempeñado en instituciones públicas cabe destacar que fue director del Museo de Bellas Artes Gravina, en Alicante (MUBAG), ha pertenecido al Consejo Rector de l’Institut Valencià de Conservació i Restauració de Bens Culturals y al Plenari del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana.

Hoy, a sus 71 años, es miembro del Consell Valencià de Cultura y ha sido nombrado asesor del Consejo del Tratado de Almizra. Tiene 6 nietos y sigue trabajando como escultor.

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Mi abuelo Ginés por su nieto Carlos Díaz, 1ºESO B

Ginés Díaz Sánchez, (mi abuelo), nació el 25 de Febrero de 1932 en Montealegre del castillo (Albacete). Es el pequeño de tres hermanos (Juan, Pascasio y él) Sus padres: Ginés Díaz Pina y Concepción Sánchez Ibáñez, vivían en Montealegre y se dedicaban al transporte de mercancías con carros tirados por mulas.

La infancia de mi abuelo no fue muy feliz. Desde bien pequeño empezó a trabajar en el campo. Y después como transportista con carros tirados por mulas. No pudo ir al colegio, lo poco que aprendió fue gracias a un profesor que iba por los pueblos y les enseñaba a leer y a escribir.

Juan, su hermano mayor, tuvo un accidente con un carro y le tuvieron que quitar un riñón. Mi abuelo estaba muy preocupado porque quería mucho a su hermano.

Mi abuelo tenía problemas respiratorios (asma) y al realizar ciertos trabajos en el campo, como segar, lo pasaba muy mal. Pero aun así sus padres le obligaban a segar.

Fue un niño que tuvo que madurar muy rápido debido la responsabilidad que tenía con su trabajo en el campo.

Su vida familiar fue muy dura. Sus padres eran muy estrictos, y le castigaban mucho.

En su juventud conoció a mi abuela (Consolación). Los amigos iban a las verbenas y a las romerías, y allí la conoció.

A los 20 años mi abuelo se fue a la mili. Estuvo 2 años en Tetuán (Marruecos). Estaba en un cuartel y por las noches pasaban mucho miedo. Mi abuelo siempre cuenta la anécdota de que hizo la mili con Manolo Escobar. Durante los 2 años que estuvo en Tetuán no pudo ir ni un momento a su casa. Y la única forma de comunicarse era mediante cartas. Durante todo ese tiempo hizo muy buenos amigos que todavía recuerda a día de hoy.

Al volver de la mili continúo con su trabajo como carretero. Su hermano mayor, Juan, se fue a vivir a Barcelona. Y allí montó un negocio de transporte. Llamó a mi abuelo para que fuera a trabajar con él a Barcelona. Accedió, pero tuvo que regresar por su enfermedad .

Ya en Montealegre decidieron casarse. Fue el 22 de diciembre de1960. Una anécdota que siempre cuenta mi abuelo es que el día de su boda el fotógrafo les echó muchas fotos. Pero cuando fueron a recogerlas, el fotógrafo les dijo que había olvidado poner el carrete. Mi abuela cada vez que se acuerda de eso se pone muy triste por no tener un recuerdo del día más importante de su vida.

La única foto de la boda es la de mi abuelo con su hermano Pascasio.

La boda se celebró en la iglesia de Montealegre y después todos se fueron a celebrarlo a la casa de los padres de mi abuela. Unos días antes de la boda, las mujeres estuvieron preparando panes y dulces para el convite.

Estuvieron un año viviendo en Montealegre y en ese año nació su primer hijo. El nacimiento fue el 22 de noviembre de 1961, y le llamaron Ginés.

Ya estaban bastante cansados del campo, por lo que decidieron venir a Ibi a probar suerte, a ver si encontraban trabajo, pues ahora ya eran tres de familia y el campo no les daba para mucho. Cuando se vinieron a Ibi, sus pertenencias eran solamente una cama, dos sillas y una mesa. Se fueron a vivir con unos conocidos que tenían cuatro hijos, y que muy amablemente les dejaron una habitación para poder vivir hasta que mi abuelo encontrara trabajo. Me comentan que siempre les estarán muy agradecidos a esa familia, porque se portaron muy bien con ellos. No le costó encontrar trabajo, pues en esa época se necesitaba mucha mano de obra, hasta el punto de que en un mismo día le llegaron a ofrecer tres trabajos.

Mi abuelo encontró trabajo en las máquinas de plástico y mi abuela cuidaba de su hijo y hacía las labores de casa. Como ya tenían trabajo alquilaron un piso pequeño. No les costó mucho adaptarse a vivir en Ibi. Mi abuelo me comenta muy contento, que muy poco a poco fueron ahorrando algo de dinero, pues ellos no habían tenido nunca ahorros. En el piso tenían vecinos que eran de Ibi que hablaban en valenciano y ellos, al principio, muchas cosas de las que decían no las entendían. Pero se habituaron y ahora son felices.

A la memoria de mi bisabuelo José Tortosa Verdú, «Borbón», por Inés Mira, 1ºESO B

Estas memorias se las quiero dedicar a mi bisabuelo, José Tortosa Verdú, ´´Borbón« para todo el mundo que lo conocía. Nació el 20 de Diciembre de 1905, en Ibi.

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Los padres de mi bisabuelo se llamaban José Tortosa y Virtudes Verdú. José era ebanista, tenía un pequeño taller donde trabajaba la madera, trabajo en el cual era un artista, y su mujer era la típica ama de casa de esa época. Tuvo una hermana llamada Amelia.

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 Mi bisabuelo era conocido en el pueblo con el apodo de Borbón, apodo heredado de su padre debido al gran parecido físico que tenía con el entonces rey de España Alfonso XIII de Borbón.

De pequeño me imagino que iría a una pequeña escuela del pueblo, ya que en aquella época no había colegios como ahora. Su profesión desde pequeño fue ayudar a su padre en el taller, trabajando la madera, aunque más tarde desarrolló el arte de la forja.

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Hizo trabajos sencillos, como utensilios de cocina, pero también trabajó la forja, realizando verdaderas obras de arte como uno de unos de los rosetones que podemos encontrar en la iglesia de la Transfiguración del Señor.

De carácter afable, extrovertido y emprendedor, era una persona muy sociable y le gustaba divertirse y gastar bromas con sus amigos. Se atrevió hasta salir de torero en la antigua plaza de toros de Ibi, que estaba situada en la calle en la que vivía.

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Mi bisabuelo se casó con Aurelia Jover Picó, mi bisabuela, que era también una persona muy trabajadora. Ella era modista y se dedicaba a confeccionar vestidos. Estuvieron juntos durante el inicio, el proceso de creación y el auge de la empresa, pasando momentos de grandes dificultades, pues mis bisabuelos eran personas muy humildes. Tuvieron dos hijos: Josefina, mi abuelita y Ramón, su hermano.

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Durante la guerra trabajó en un taller, pues su profesión era la de mecánico, aunque no fabricaba juguetes todavía, sino balas como la mayoría de mecánicos de esa triste época.      

Fue cuando terminó la guerra cuando él y dos mecánicos más decidieron asociarse y montar un pequeño taller, una decisión muy arriesgada en aquella época, ya que las condiciones económicas no eran muy favorables en plena posguerra y con dos hijos pequeños que alimentar.     

Empezaron a reparar utensilios de hojalata. Después tuvieron que ampliar el lugar de trabajo y se construyó lo que sería «La Mecánica Ibense». Al principio fue un edificio de reducidas dimensiones, donde se fabricaba además de juguetes metálicos: cocinitas, utensilios de cocina como cucharitas, ollas, cazos, etc., también fabricaron pequeños juguetes de plástico. En los años 60 y 70 fue cuando la fábrica no paró de crecer y empezaron a fabricar juguetes metálicos con resorte y peluches, convirtiéndose en una gran empresa.

A mi bisabuelo le gustaba ser amigos de todos y llegar a él era muy fácil, porque se abría a todos, era de trato agradable y afectuoso. Fue muy querido por todos los que le conocieron.

Era muy familiar y cualquier ocasión era buena para juntar a la familia. Cuando celebró su cincuenta aniversario de boda se volvieron a casar y lo celebraron junto con su familia y amigos más allegados.

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Entre sus muchas aficiones estaba la caza y, sobre todo, la de viajar. Cuando tuvieron una situación económica más holgada viajó mucho con su mujer. Algunos de sus viajes fueron a: Galicia, las Islas Canarias, Madrid, Barcelona, Suiza, Italia y Londres.

Trabajador infatigable, le gustaba también el campo y trabajar en él. Compró un terreno de labranza en Castalla, donde construyó una pequeña casa de campo a la que iban a pasar el verano, allí cultivaba manzanas y hortalizas. Con el tiempo fue aumentando la familia y se construyó otra caseta al lado para poder estar toda la familia junta durante el verano, esa caseta se ha convertido en mi caseta de verano.

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Allí vivieron épocas estivales inolvidables según me contaba mi abuela, junto con todos los vecinos formaron una verdadera familia. Un año decidieron entre todos organizar un encierro para todos los vecinos, ya que en Castalla son muy aficionados a esta fiesta y se pusieron manos a la obra. En una parcela que tenía un vecino, la vallaron, construyeron barreras y un pequeño toril para guardar a la vaquilla y así se organizaron sus propias fiestas durante muchos años. Se corrió la voz de tal manera que venía gente de todos los pueblos vecinos como Castalla, Ibi, Onil hasta que decidieron no hacerlo más, porque al final era demasiada gente y suponía un peligro, y al fin y al cabo era una fiesta para los vecinos. Después organizaban en mi caseta una gran verbena para celebrar la despedida y el fin del verano. En una ocasión la vaquilla se escapó y entró en la caseta de un vecino, pero al final todo quedó en un gran susto y en una anécdota divertida para poder recordar. En fin se podrían contar muchas anécdotas….                                      

Poco a poco fue pasando el tiempo y cumpliendo años hasta que por desgracia llegó el final.

Mi bisabuelo falleció a la edad de 79 años con la ilusión de querer cumplir los 80. Seguramente lo hubiera celebrado con toda su familia y amigos. No murió de ninguna enfermedad, padecía una dolencia en la espalda que le impedía moverse y desplazarse, por lo que se vio obligado a estar sentado y no realizar ninguna actividad. Fue para él un gran golpe, pues como era una persona muy activa en su vida cotidiana, su visita a la fábrica todos los días, y sus tardes jugando al billar con sus amigos, se quedó reducido a estar sentado en un sillón, cosa que no pudo asimilar. Y en muy poco tiempo enfermó de melancolía, ya que todos los remedios que buscó para curar su dolencia no surtieron efecto. El día en el que murió, el 3 de Noviembre de 1986, el afecto que le profesaban sus conocidos y sus trabajadores se reflejó en su funeral. Pues sus trabajadores llevaron el féretro a hombros desde su casa hasta la iglesia, para despedirse de él. Fue un gesto muy bonito por parte de todos ya que quedó demostrado que fue una persona muy querida.

A mi abuela María del Pilar Vicent por su nieta Lucía Tárraga, 1ºESO A

María del Pilar Vicent Vidal, mi abuela, tiene 71 años. Mide aproximadamente 1’55, es de piel clara, suele vestir colores un poco oscuros. El color de sus ojos es marrón oscuro, tiene una nariz pequeña, al igual que su boca. Siempre está hablando. Es un poco nerviosa, pero no mucho. Cuando ve la televisión suele ver las noticias o telenovelas, en concreto ‘EL SECRETO DE PUENTE VIEJO’ que la retrasmiten en Antena 3. Vive en Onil, un pueblecito que se encuentra en la zona montañosa de la provincia de Alicante. El motor principal de Onil es la fabricación de muñecas y juguetes. Sus abuelos se vinieron de Valencia a Onil porque su abuelo consiguió trabajo en una fábrica de allí, y vinieron junto a su padre que en aquellos tiempos era bastante joven, tenía 17 años. Su padre era del equipo de futbol del Valencia, pero no un aficionado más sino que le gustaba tanto el futbol que contagió su pasión por aquel deporte tan maravilloso a varios vecinos. El hermano de su padre, llamado Pepe, es decir, su tío, se quedó en Valencia porque allí tenía su negocio como autónomo con más de 100 trabajadores a su cargo. Cuando el padre de Pilar vino hacia Onil traía consigo un balón de fútbol, y en Onil, aunque este objeto se conocía gracias a la televisión, nadie disponía de ninguno ya que era un pueblo muy pequeño, así que él fue el primero que trajo aquel juguete tan maravilloso.

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Pilar estudió en el colegio Francisco Franco situado en Onil, (era el único colegio de Onil en aquellos tiempos) que ahora es la casa de la cultura, allí conoció a sus actuales amigas y pasó tanto buenos como malos momentos junto a todas y cada una ellas. Sus hermanos son José Luis, que ahora tiene 76 años, y María Teresa que tiene 63 años, es la mediana aunque siempre ha ejercido de hermana mayor. Ella les quería, les quiere y le querrá mucho durante toda su vida. Hace poco José Luís estuvo ingresado en el hospital, por problemas en el colon, pero ahora se encuentra mucho mejor, con mucha más fuerza y vitalidad para seguir adelante y poder recuperarse.

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En el año 1951 viajó desde Onil hasta un pueblo bastante pequeño de Valencia, para conocer a su tío Pepe, que tenía 3 nietos: José César que era una persona amable y generosa, Mariví que tenía bastante carácter y María, a la que todos apodaban ‘Tití’ . Lamentablemente José César falleció en un accidente de tráfico el 12 de octubre del año 1972 viniendo hacia Onil. En el año 1968 falleció su padre, Pilar le quería mucho, su padre le tenía mucho cariño al igual que ella a él. Le resultó muy duro tener que afrontar una pérdida tan grande.

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Sus hermanos se sacaron el bachillerato, en cambio Pilar empezó a trabajar desde muy jovencita (a los 14 años) en la fábrica Famosa, desde el año 1959 hasta 1962. Más tarde trabajó en la fábrica Vicma (ya que allí le pagaban más) desde el año 1962 hasta 1969. Solía hacer 14 horas diarias, pero le pagaban justamente.

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Su madre murió en el año 1998, no tenía una relación tan estrecha como con su padre, pero aun así, la quería mucho. En el año 1969 se casó con José Antonio Tárraga Martínez una persona muy tranquila y amable. Él es bajito al igual que Pilar, el color de sus ojos es marrón oscuro, el color de su piel no es ni blanca ni morena. Su nariz no es muy grande, y tiene una boca no muy pequeña. Sus orejas son un poco grandes, pero no mucho. Sus brazos son cortos, como sus piernas, pero aún así es una persona con mucha fuerza.

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Su madre murió en el año 1998, no tenía una relación tan estrecha como con su padre, pero aun así, la quería mucho. En el año 1969 se casó con José Antonio Tárraga Martínez una persona muy tranquila y amable. Él es bajito al igual que Pilar, el color de sus ojos es marrón oscuro, el color de su piel no es ni blanca ni morena. Su nariz no es muy grande, y tiene una boca no muy pequeña. Sus orejas son un poco grandes, pero no mucho. Sus brazos son cortos, como sus piernas, pero aún así es una persona con mucha fuerza.

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José Antonio tiene un Peugeot de color gris, es pequeño aunque es bastante rápido. Ahora tiene el mismo coche y mi abuela se empeña en que se compre otro, pero mi abuelo no quiere porque lo ve una pérdida de dinero. Antes vivía en casa de sus padres, pero al casarse alquiló junto a José Antonio un piso bastante acogedor y tranquilo, situado en el centro de Onil (en la avenida de la Paz).Finalmente cuando su madre falleció se trasladó a su casa, allí había pasado toda su infancia. La casa tiene dos plantas. En el comedor hay dos sofás, una ventana a la terraza, una chimenea, un baño con una bañera, un lavabo y un váter, la cocina con una despensa, la nevera, una mesa pequeña y una terraza no muy grande con bastantes plantas. Arriba hay otro baño con una ducha y un lavabo, con tres habitaciones, una con una cama y un balcón, otra con un gran armario y una cama de matrimonio y otra con una cama, un armario, un balcón y una sala donde se encuentra un gran armario con ropa. Después de casarse estuvo 10 años sin trabajar y finalmente volvió a trabajar en la fabrica Muñecas Bebé, yaque le ofrecieron el puesto.

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Pilar y José Antonio tuvieron un único hijo, Isidro José Tárraga Vicent, que nació en 1970. Ahora es asesor laboral y tiene su propia empresa llamada ‘GABITEMSO’. Isidro José tuvo dos hijos junto a Estefanía Romero Albero: Isidro Tárraga Romero con 9 años de edad y yo, Lucía Tárraga Romero con 12 años y medio de edad. La hermana de Pilar, María Teresa, trabaja junto a Isidro (su único sobrino) en la empresa familiar, donde también trabaja el hijo de María Teresa.

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A Pilar le gustaba mucho cantar, y estuvo unos años cantando en la coral de Onil e hizo bastantes viajes alrededor de la Comunidad Valenciana y también fuera, para ir a conciertos junto a sus compañeras y compañeros de la coral.

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Ahora a Pilar le gusta mucho cocinar, entre sus platos favoritos se encuentra el puchero, el arroz con conejo, el estofado, la calabaza y las patatas al horno con pollo. Es muy aficionada a los programas de cocina. No suele viajar mucho. Pilar no tiene el carné de conducir, y siempre, o va a todas partes andando o su marido (que sí que tiene carné) la lleva donde ella necesite. Su marido va a medio día y todas las tardes a tomar el café a uno de los bares más conocidos en el pueblo de Onil ‘HUERTAS’, y a jugar junto a sus amigos de toda la vida al dominó o a las cartas, por la mañana también suele ir. Pilar dedica gran parte de su tiempo a estar con nosotros, sus nietos. Ella nos quiere mucho. Es una persona muy cariñosa y amable. En su día a día mi abuela va a comprar el pan todas las mañanas a la misma panadería. Hace la comida con el primer plato, el segundo plato y el postre que suele ser de chocolate, porque le encanta el dulce, pero sin azúcar porque su marido es diabético. Luego recoge la casa y la limpia. Después suele ir a pasear junto a su hermana por la tarde, y finalmente llega a casa y hace la cena. Le gusta mucho arreglarse y suele ir bastante a la peluquería, en cambio no le gusta mucho ir de tiendas y comprase prendas de ropa, porque no le gusta probársela(es una manía suya). Antes José Antonio (su marido) trabajaba en un taller de coches en Albacete, pero se tuvo que jubilar. Aunque ahora José Antonio tiene su huerto con muchos cultivos: tomates, pepinos, ciruelas, calabazas, hasta tiene tomillo, romero etc. También le gusta mucho ver películas del antiguo Oeste. José Antonio y Pilar tuvieron dos perros cuando Isidro José era pequeño, padre e hijo (José Antonio e Isidro José) iban junto a sus dos perros a cazar por el monte, a recoger champiñones, a capturar pequeños insectos, a pescar peces en pequeños lagos alrededor de la montaña; en definitiva todo lo que un hijo y un padre pueden hacer juntos en el monte. Los dos se llevaban y se llevan muy bien, tienen una relación muy estrecha. Simplemente añadir que Pilar es una de las mejores personas que conozco y tiene una de las mejores familias del mundo.

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Memorias Miguel Teruel Rodríguez por Natalia Teruel, 1ºESO B                                                                        

Todo empezó el 5 de Marzo de 1942 en Chirivel (Almería), cuando Trinidad Rodríguez y Pedro Teruel tuvieron a su segundo hijo: Miguel. Tras él llegaron 4 hermanos más, primero nació Mariano, después Miguel, seguidamente Ginesa, más tarde Rosa, a continuación Trinidad, y por último Pedro.

Miguel no fue al colegio, tan solo con 5 o 6 años trabajaba con el ganado, ayudaba a sus padres y a veces venía un hombre a enseñarle a leer y escribir. Jugaba con juguetes que fabricaban ellos mismos. Pedro era agricultor y ganadero, su mujer ama de casa. Estuvo hasta los 15 años trabajando con el ganado, más adelante con 18 años empezó a labrar y segar los campos.

Un día, él y su hermano Mariano se fueron a buscar trabajo a la provincia de Alicante, en 1962. No encontraron trabajo y estuvieron más de una semana sin recursos. Fueron desde Novelda hasta Oliva hasta que por fin encontraron trabajo los dos. Estuvieron 4 meses viviendo en una pensión, pero Miguel se quedó solo porque su hermano se tuvo que ir al servicio militar.

En Oliva, concretamente en Forna, encontró trabajo en una cantera junto con una familia y ganaba 115 pesetas (0,69 euros) cada día. Y se gastaba cada semana 200 pesetas (1,20 euros). Allí estuvo trabajando hasta que un día su padre le dijo que volviese ayudarle.

Así que otra vez, tuvo que volver a trabajar al campo con tractor. Hasta que con 21 años decidieron venir a Ibi porque les habían dicho que era un pueblo industrial, y allí podrían tener una nueva oportunidad.

Pero viviendo en El Carrascal, se tuvo que ir a cumplir con el servicio militar en Zaragoza. Allí trabajó de barbero y ganaba 200 pesetas (1,20 euros), y aprovechó para sacarse el carnet de conducir camiones.

Cuando volvió del servicio militar, se puso a trabajar en una granja junto a su hermano Mariano. En la granja estuvo 2 años y ganaba 1.200 pesetas (7,21 euros) a la semana.

Y un día toda su familia decidió venir a vivir a Ibi, en concreto a La Pileta.

Después, con 25 años, empezó a trabajar en la fábrica de Vicente Moltó Verdú, trabajaba 75 horas a la semana y cobraba 1.575 pesetas (9,47 euros). Allí estuvo trabajando 2 años, hasta que en 1970 se fue a trabajar a la empresa Bornay, que antes era conocida como Despacho Central Renfe.

En 1967 conoció a Rosa Sánchez Casanova, y al cabo de unos años de noviazgo decidieron casarse en 1969 en la Iglesia de la Transfiguración del Señor.                              

Se fueron de viaje de novios por toda Andalucía con su moto. Allí visitaron muchos lugares conocidos entre ellos: La Giralda, La Alhambra, La Torre del Oro y el Parque de María Luisa, etc.

A pesar de su trabajo, Miguel se fue de viaje con Rosa a disfrutar de sus vacaciones por varios países como: Holanda, Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Noruega, Cuba y Portugal.

En 1970 tuvieron a su primer hijo: Miguel Ángel Teruel Sánchez. A los 3 meses Rosa montó una droguería – perfumería, en la C/ Góngora nº20 que era el domicilio conyugal. Y en 1974 nació su segundo hijo, Javier Teruel Sánchez. Los dos hermanos nacieron en Ibi, concretamente en lo que es ahora el Centro Polivalente.

Cuando llegaba el verano toda la familia viajaba a Andalucía, Madrid, Extremadura, Galicia, Cataluña, Castilla y León, y en general por toda España.

Miguel estuvo trabajando de camionero hasta 1977, porque en ese año Rafael Bornay le ofreció a él y a tres socios más hacerse cargo de la empresa, ya que Rafael tenía que dedicarse a lo que es hoy la empresa Bornay y no podía hacerse cargo de los transportes.

En 1978, Miguel Ángel tomó su primera comunión. Y ese mismo año se mudaron a una nueva casa situada en la dulzura.

La empresa funcionaba estupendamente llegando a tener 12 camiones. Pero el 1 de noviembre de 1981 se incendió la nave con todos los camiones dentro. Los daños causados fueron valorados en 70.000.000 de pesetas.

En 1983, tomó la 1º comunión su segundo hijo: Javier.

Tras el incendio los socios se partieron. Y así nació la sociedad de Transmape.SL, junto con dos socios más: Emiliano y Ángel, siempre dedicados al transporte.

Primero comenzaron con un recorrido corto: Ibi-Villena. Pero a medida que en Ibi las fábricas de juguetes fueron cerrando, la empresa se extendió por toda España y Europa juntando una flota de 18 camiones. También en 1989 se incorporaron a la empresa sus dos hijos. Él fue el gerente desde 1981 hasta 2007, en esa fecha llegó su jubilación. A partir de esa fecha los hijos de los tres socios se hicieron cargo de la empresa familiar.

En 1999, hubo un día muy especial para la familia Teruel, ya que su primer hijo se casaba el día 8 de mayo con María José Santoyo Verdú. En el año 2002 Miguel tuvo a su primera y única nieta, Natalia Teruel Santoyo.

Desgraciadamente en 2003 murió su padre Pedro, en 2009 también falleció su madre Trinidad. Los abuelos eran felices porque tenían una nieta y ocho nietos: Trinidad, Domigo Ángel, Pedro, César, Aitor, Miguel Ángel, Javier, Daniel y Pedro Antonio.

Una enfermedad terminó con la vida de su hermana Ginesa. Los otros hermanos siguen viviendo en nuestra ciudad, algunos de ellos también son abuelos.

Finalmente, en 2013 Miguel tuvo que afrontar un golpe muy duro en su vida, le diagnosticaron un cáncer linfático. Tras someterse a varias pruebas, le operaron y le pusieron quimioterapia. Y con mucha fuerza y amor de su familia pudo salir adelante

Hoy en día, Miguel y Rosa viven felizmente en la C/ Don Pelayo nº37, junto a su perro Tobby, quien ya se ha hecho un hueco en sus corazones.

Memorias Antonio Bayona Peñalver por su nieta Ainara Bautista, 1ºESO A

Antonio Bayona Peñalver nació el 17 de Junio de 1950 en Albudeite (Murcia), hijo de José María Bayona Sarabia y Josefa Peñalver Navarro, siendo el menor de una humilde familia de tres hermanos: una chica y dos chicos. Durante los años 1950 – 1966 creció felizmente en su pueblo y estudió la enseñanza obligatoria de aquellos tiempos en el colegio “Nuestra Señora Virgen De Los Remedios”. Durante este período no solo acudía al colegio sino que también en verano, a los 12 o 13 años, ayudaba a sus padres en la economía del hogar trabajando en el campo, recogiendo fruta en su pueblo y también en los alrededores, como en Cieza, Mula, Archena… Cuando iba a pueblos más lejanos lo llevaban en coche y dormía allí junto a sus otros compañeros de trabajo durante la temporada, y cuando acudía a pueblos más cercanos se desplazaba en bicicleta.

En su tiempo libre solía bañarse en el río con sus amigos y hermanos, se lo pasaban genial y les gustaba mucho. En aquella época el río tenía mucha agua y estaba limpia y no había peligro, en la actualidad el río está seco y le da mucha pena cuando visita su pueblo y ve cómo ha cambiado. También le gustaba jugar mucho al fútbol, de hecho tenía un equipo de fútbol. Cuando Antonio tenía 10 u 11 años de vez en cuando se saltaba las clases para buscar nidos de pájaros junto con sus amigos.

Una vez, cuando tenía alrededor de 13 años se fue con dos amigos a un pueblo cercano a ver un circo y por el camino se cayeron de la bicicleta, cargada con tres personas, y se rompió los pantalones nuevos que había estrenado. Al llegar a casa, su madre le puso un buen castigo ya que no podía comprar muchos pantalones.

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 Antonio con su equipo de futbol

Cuando llegó el final de la escuela, los profesores al ver que era un niño que podía seguir estudiando porque valía para ello, le comentaron a la familia la posibilidad de que fuera a estudiar a otra ciudad estudios superiores, pero desgraciadamente sus padres no se lo podían permitir y tuvieron que pensar en otro futuro para él. Tenía que trabajar y no había otra opción.

A los 16 años se fue con su hermano Francisco a Alicante para trabajar en una empresa de conserva de tomates.

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Antonio en Alicante

Luego su hermano se fue a Ibi a trabajar y él se quedó en Alicante solo, trabajando en la fábrica de conservas de tomates una semana más.

Finalmente, su hermano se estableció en Ibi, y lo llamó para informarle de que le había conseguido trabajo en una fábrica de obleas llamada “Obleas Quintín” donde estuvo durante dos años y medio. Finalmente se quedó viviendo en Ibi y luego su hermano le buscó trabajo en juguetes Vercor.

Hasta que a los 21 años se fue a la mili, estuvo haciendo el campamento de instrucción en Almería, donde juró bandera, y tras ello se fue a Melilla donde permaneció un año en el campamento de artillería nº 32. Fue una experiencia para él muy positiva y conoció a muchas personas, por eso él la define como una etapa enriquecedora. Durante la estancia en Melilla tuvo algunas anécdotas: como salir al cine con los amigos, visitar el castillo de Melilla, hacer marchas militares y desfiles militares, fue trompeta en la banda de música de artillería… Una vez lo castigaron en el cuartel por querer engañar a la policía militar y durmió durante una semana en el calabozo.

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Antonio en la mili

Cuando volvió de la mili se reincorporó a su trabajo en juguetes Vercor, donde permaneció hasta los 58 años cuando cerró la empresa.

A los 23 años conoció a la que hoy en día es su mujer, se conocieron en la discoteca “disclub”. En aquella época los chicos pedían a las chicas que estaban sentadas si querían bailar con ellos y si a la chica le gustaba pues accedía, a partir de ahí empezó una bonita relación.

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Antonio con su mujer

Dos años después se casaron y su mujer en 1975 se quedó embarazada de Érica Bayona Valls. Ocho años más tarde su mujer se volvió a quedar embarazada de su segunda hija Mª Jesús Bayona Valls. En esta etapa él se dedicaba a trabajar en Vercor y a estar con su mujer e hijas.

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Antonio y sus hijas

Solían ir a ver a su familia que se quedó en Albudeite (Murcia), los veranos los pasaban en una casita en el campo e iban a la playa. Él trabajaba además las tierras de su caseta.

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Antonio en el campo

Fue una terrible desgracia cuando su padre murió en el año 1983, pero con el apoyo de la familia lo fue superando. Catorce años más tarde, en 1997, murió su madre, también fue difícil asimilarlo.

En el 2001 su hija pequeña se quedó embarazada y tuvo su primer nieto, Paco.

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Antonio con su nieto

En el 2002 su hija pequeña se volvió a quedar embarazada y tuvo a su segunda nieta, Ainara.

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Antonio con su nieta

En el 2003 su hija mayor se quedó embarazada y tuvo a su tercera nieta, Andrea.

En el 2007 su hija mayor se volvió a quedar embarazada y tuvo a su cuarta nieta, Irene.

A los 58 años acabó de trabajar en la Vercor porque cerraron la fábrica, entonces lo cogieron en “Picó”. Dos años después decidió que ya era hora de jubilarse.

Hoy en día tiene 65 años y es una persona muy activa que está muy en forma, ya que siempre ha sido muy deportista y esto le da mucha vitalidad, disfruta mucho pasando el tiempo con sus nietos y su mujer e hijas y es muy optimista, ha sido una persona muy trabajadora y ahora se encuentra en un periodo de descanso en el cual es muy feliz, ya que puede hacer muchas actividades y goza de un buen estado de salud.

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Antonio haciendo deporte

Como se puede comprobar, he hablado de mi abuelo al que quiero mucho y le doy las gracias por todos los momentos buenos que me ha dado. Es una persona muy importante en mi vida y siempre le tendré en mi corazón.

A mi abuelo Víctor Peydró por Aitana Palao, 1ºESO B

La vida en el campo

Esta memoria se la voy a dedicar a mi abuelo Víctor Peydró. Nació el 31 de octubre de 1930, en Ibi, (Alicante). De pequeño vivía en una masía llamada Campofrío, situada entre Alcoy e Ibi. Tenía 3 hermanos, y él era el más pequeño. El mayor era Antonio, el segundo Carlos y el tercero Casimiro. Su madre se llamaba María, pero todos la llamaban “María la guapa”. Siempre quiso tener una niña, pero como no pudo, vestía a Víctor de chica. Su padre se llamaba Casimiro y ejercía como alcalde de partida, que era un alcalde para todas las masías de alrededor. Al haber animales, a mi abuelo le tocó hacer la tareas de pastor. Un profesor particular iba a la masía a darles clase a los hermanos. La vida en la masía era sencilla y tranquila, trabajaban desde muy temprano hasta muy tarde, e iban a todas partes a pie. Al no haber televisión ni teléfonos móviles una de sus únicas diversiones era ir los domingos a bailar a las masías. El trabajo en el campo estaba repartido, unos labraban, otros sembraban, otros se encargaban del ganado…

La guerra

En 1936 estalló la Guerra Civil Española y los 3 hermanos mayores tuvieron que ir a la guerra porque mi abuelo sólo tenía 6 años. Su madre se sumió en una gran tristeza al ver que sus hijos se iban a la guerra y no podía hacer nada para remediarlo. La masía se convirtió en un sitio más solitario y triste que antaño. Al pasar la guerra, la tristeza fue casi absoluta al ver que el mediano, Carlos, no regresó. Aún no se sabe la causa de su muerte, simplemente desapareció. Poco tiempo después de que desapareciera Carlos, su madre murió de pena. Al perder a un hijo, la tristeza le cegó y pensó que ya no merecía vivir. Dejó de comer y dejó de cuidarse, y la masía se quedó más sola que nunca. Al fallecer María, tuvo que ir a cuidar la masía su hermana Fermina. Todos pensaban que Casimiro acabaría casándose con Fermina, ya que antaño, era habitual que el viudo se casara con la hermana de la fallecida, si esta quería, claro. Al pasar el tiempo, Fermina volvió a su casa en Alcoy y la vida en la masía continuó.

Adolescencia

Curadas las heridas, los hermanos se casaron. Antonio se casó con una chica de Penáguila llamada Emilia. Casimiro se casó con la prima hermana de Emilia, Patro. Poco después Víctor conoció a Antonia, la que es ahora mi abuela, y se casaron. Ambos se fueron a vivir a Ibi, pero mi abuelo no perdió el contacto con su familia, ya que subía todos los fines de semana a visitarles a la masía, a comer o a cazar que era una de sus mayores aficiones, junto con la lectura.

Padre de familia

Pocos años después de casarse tuvo dos hijas, a las que educó en valores cristianos y morales, aunque a pesar de no tener estudios era curioso y se interesaba mucho por el pueblo, etc . Conoció a sus cuatro nietos, y a pesar de que no hace ni dos meses que nos dejó, pudo disfrutar de la vida, y saber aprovecharla. Y para todos sigue presente en nuestros corazones.

A mi bisabuelo Antonio por Annais Díaz-Cacho, 1ºESO B

Mi bisabuelo se llama Antonio Pérez Resina, nació en 1922 el 18 de Abril, en una aldea llamada la Jauca, que pertenecía a Serón, en la provincia de Almería. Era de cinco hermanos el tercero, en la actualidad solo vive él. Su padre se llamaba Antonio y su Madre María.

Cuando mi bisabuelo era pequeño era muy difícil ir a la escuela, así que mi bisabuelo no pudo ir.

Sobre su infancia no tiene muchos recuerdos, lo más importante fue que con once años falleció su padre, así que su madre se quedó con cinco niños pequeños y sola en una época muy mala.

Después su infancia fue como la de los demás niños de esta época.

 A los 16 años se alistó voluntario para combatir en la guerra civil española, ya que era una época de mucha hambruna y eran muchos hermanos en casa sin padre y tenían muy pocos recursos.

En la guerra estuvo casi dos años, una cosa que mi bisabuelo siempre me dice es que tenemos que estudiar y aprender a leer y escribir y comprender las cosas y siempre me lo dice contándome esta historia que le pasó en la guerra, y era que un compañero suyo no sabía leer ni escribir y otro compañero le leía y escribía las cartas, pero era mal compañero ya que le leía lo que él quería y le escribía cosas muy malas a su novia, esto duró mientras el capitán no fue consciente, pero cuando se dio cuenta le hizo comerse las cartas. Era una época tan mala que también cuenta que había compañeros suyos en el frente y para poder vivir tuvieron que comerse un burro.

A los dos años volvió a su casa y se dedicó a cultivar las tierras de la familia. Cuando mi bisabuelo tenía 23 años conoció a mi bisabuela que tenía 17 años, ella también vive y es muy buena. A partir de aquí su vida empezó a mejorar, se casaron y un terrateniente andaluz le dio unas grandes tierras para cultivar junto con una gran casa. Mi bisabuelo era el capataz de la finca, o como se dice en Andalucía, cortijo.

El cortijo estaba en Granada y allí montaron su casa.

Mi bisabuelo era el que se encargaba de toda la gente del cortijo, araban, sembraban, recolectaban, llevaban los animales…..

La vida de mi bisabuelo dio un giro de 180 grados cuando tuvo su primer hijo, mi abuelo Juan Diego, y a los dos años a su hermana Ana.

En el año 1963 fue cuando decidieron venir a vivir a Ibi, ya que se decía que era un pueblo que ofrecía muchas oportunidades. Vendieron todo lo que tenían en Granada y vinieron a Ibi para empezar de cero.

Mi bisabuelo se construyó su propia casa en la que viven hoy mis abuelos, mis bisabuelos y la hermana de mi abuelo, la tía Ana, eso sí cada uno en su casa, ya que tiene tres viviendas individuales.

Compró una finca en Castalla que le dio a su hija Ana, y otra camino de la Devesa, que es la que le dio a mi abuelo Juan Diego. Son muy grandes y mi abuelo le ha dado una parte a mi madre y otra a mi tía, pero también es su casa.

También montó una fábrica de inyección de piezas. Era todo un emprendedor.

Pero claro tanto trabajar y tantas cosas le pasaron factura que un día su corazón le dio un susto muy grande. En 1981 le dio un infarto que se repitió varias veces, así que al final tuvieron que ponerle un marcapasos ya que su corazón estaba muy débil.

Después de pasar todo esto se jubiló y su vida, para alegría de todos, transcurrió tranquila y sin falta de nada, y con mi abuela a su lado, todos sus hijos y nietos que lo queremos mucho.

La semana pasada fue el cumpleaños de mi bisabuelo, y cumplió 93 años junto a mi bisabuela que tiene 86. Y esta semana celebraremos una fiesta familiar porque se lo merece.

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A mi abuelo Joaquín León Sanjuán por Pepe Fernández, 1ºESO B

Mi abuelo (Ximo), nace el 16 de Agosto de 1943. Es el mayor de los gemelos que esperaba su madre, a los pocos años nació su hermana. Crece junto a sus hermanos y sus padres en la emblemática “Plaça la Palla” en una casa modesta.

En 1964 cumple con el Servicio Militar en el Parque de Artillería de Melilla, como Artillero le gusta mucho todo lo relacionado con el Ejército y se sentía orgulloso de servir a su Patria.

Su amor por el deporte lo impulsa a estudiar y en 1968 consigue el título de Árbitro Oficial de la Federación Murciana y Colegio Nacional de España de árbitro. Arbitrando en preferente y tercera división en fútbol y balonmano. En relación con este último participó en la Semifinal del Campeonato del Mundo celebrado en Cartagena como cuarto árbitro ALEMANIA-HUNGRIA, quedando como Campeona esta última.

Van pasando los años y en 1970 se casa con Soledad Martí Fuster (mi abuela), formando una familia de la que nacen tres hijos: María José, Ximo y Sol.

Trabaja en la Fábrica RICO, S.A., como metalúrgico, trabajo que desempeña en el taller hasta el cierre de la misma en 1982.

Fue componente del Grup de Danses de Ibi, con el que participó en diversos festivales folklóricos tanto en España como en el extranjero.

Fueron años difíciles, pero su amor por su trabajo y su familia le dieron fuerzas para seguir dando a los suyos lo mejor.

Festero como el que más, durante su adolescencia fue componente de la Comparsa Maseros y luego se fue al bando moro, hasta la fecha de hoy, siendo uno de los veteranos de la Comparsa Chumberos desempeñando varios cargos festeros: como el de Sargento Moro de Disparo, lo que le llena de satisfacción por su amor a la fiesta, a la pólvora y a la Mare de Deu dels Desemparats (Patrona de Ibi).

Amigo de sus amigos, siempre de buen humor, siempre dispuesto a dar la mano al que necesita de él.

Orgulloso de sus cinco nietos (4 niños y 1 niña), Pepe, Ximo, Jordi, Luis y Sol; a todos les ha trasmitido su amor por el deporte.

A fecha de hoy sigue arbitrando y colaborando para Entidades como U.D. RAYO IBENSE, llegando a arbitrar partidos en los que juegan sus nietos, momento que goza y le emociona al mismo tiempo…

Un duro golpe llega para toda la familia cuando el 31 de Octubre de 2014, sufre un ictus cerebral del que a día de hoy se está recuperando con gran fuerza y muchas ganas de seguir luchando, porque se repite día tras día que: ¡LA VIDA MERECE SER VIVIDA!. En definitiva, todo un ejemplo de superación.

Elegí escribir las memorias de mi abuelo Ximo porque lo admiro mucho, me ha inculcado valores, me ha enseñado a no rendirme nunca, a luchar por lo que quiero, a ser feliz y a hacer felices a los que me rodean.

TE QUIERO MUCHO ABUELO…

Mi abuelo ´TRIQUI’ Francisco Rico Crespo por Daniel Amorós, 1ºESO B

Mi abuelo nació el 4 de Febrero de 1931 en la calle Castalla debajo del cuartel de la Guardia Civil y vivió allí hasta que se casó.

Sus padres eran José y Lucía y tuvieron dos hijos más, uno mayor llamado Ramón y otro menor llamado Pepe.

Su infancia transcurrió igual que la de cualquier otro niño de la época, terminaban sus estudios muy pequeños (a los 11 años) para poder ayudar a sus padres trabajando en labores del campo, recogiendo aceitunas, regando y cuidando los árboles frutales…

A los 13 años se fue a trabajar a la fábrica Payá que era juguetería y cuchillería, y llegó a ser encargado de la serrería, donde cortaban la madera para hacer los mangos de los cuchillos o las traseras o bases de algunos juguetes de lata .Hoy en día verdaderas obras de arte para los coleccionistas.

Él tenía mucho sentido del humor y toda la gente a su alrededor lo apreciaba mucho porque hacía sentirse bien a la gente, continuamente contaba chistes y se inventaba canciones de él y de sus compañeros de trabajo y amigos.

Una de ellas era algo parecido a esto: ahí baix en ca Payà , on treballe jo, hi ha unes xiques «de válgame Dios», totes són molt lletges i es pensen molt bé, no guanyen per a colorets…»arreando xin pam pum , arreando xin pam pum». Jugue molt amb Triqui , Triqui no fa faena , li amague la gorra davall de la bandeja , allà baixa l’amo tot són bonegons ahí teniu a Triqui serran llistons.

Durante su juventud jugó al fútbol en el Rayo Ibense de defensa y fue capitán del primer equipo.

Más tarde se casó con Elvira Picó Rey, a los 24 años los dos.

Tuvieron cuatro hijas Elvira que falleció a los 8 meses,

Esmeralda casada en la actualidad con Juan Ayala y padre a su misma vez de Nacho.

Laura casada con Kiko Torres , descendencia Juan Francisco y Silvia.

Eva casada con Jose M.Amorós (mis padres) , quienes tuvieron a Daniel y a Guillem

Y por último Carlos que todavía permanece soltero

Mi abuelo Triqui también fue miembro de la comparsa Almogávares durante mucho años representando varios cargos en la directiva de la misma: Presidente , furriel y delegado . Y alcalde de Fiestas de moros y cristianos en los años 70.

Con sesenta años, aproximadamente, se prejubiló porque la fábrica Payá pasó a ser cooperativa , dedicando así su tiempo a su familia y a cultivar hortalizas , frutas y aceitunas en su casita de campo llamada “El corral de la Pacheca”.

Su gran pasión fueron sus nietos, con los cuales pasó ratos buenísimos en el campo, enseñándoles a montar en bicicleta, a jugar al balón e incluso a cocinar alguna cosa al fuego de la chimenea.

En 2005 mi abuela Elvira fallecía después de una larga y cruda enfermedad.

Y él, el gran “abuelo Triqui”, que así lo llamábamos todos cariñosamente, fallecía a los 83 años el 11 de septiembre de 2013.                                                                                     

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23 de Abril: Día del libro

Era su séptimo cumpleaños. Y Marie, que llevaba semanas restando los días que faltaban para la gran fecha, se levantó aquella mañana con la eclosión de una energía hasta entonces contenida.

Bajó las escaleras a toda velocidad, después de asearse y vestirse con su mejor vestido, un precioso y elegante atuendo hecho de tul y gasa de color rosa, fue corriendo a buscar a su abuelo, que una vez más la sorprendió. En un ademán de dulce caricia, el abuelo sacó de detrás de la oreja de Marie una exuberante rosa roja que hizo brillar los ojos de la pequeña. El abuelo la miró fijamente y con un hilo de voz, el único que le permitió la emoción, le dijo: ¡Felicidades pequeña!

Marie amaba a su abuelo, siempre había vivido con él, le encantaba cogerle de la mano y conducirle a todas partes en busca de respuestas a interrogantes inverosímiles, porque estaba convencida de que sólo su abuelo conocía todos los misterios que envuelven el mundo. Él entonces se sentía henchido de orgullo y la acompañaba sin rechistar, aunque a veces fuese incluso a un ritmo frenético, hasta los recovecos más extraños que deseara visitar la pequeña. A veces simplemente se sentaba a su lado en silencio, y por primera y única vez, aquella calma serena no la incomodaba, sino bien al contrario, aprovechaba aquellos segundos de mansa paz para revivir en su mente todo lo compartido con su abuelo y todo lo que juntos podrían planificar. Tanto era el tiempo que Marie y su abuelo pasaban juntos que Marie conocía el nombre técnico de todas y cada una de las plantas de su jardín, e incluso, adornaba más de una conversación con un elocuente refrán, una habilidad que en clase la había hecho digna merecedora del título de “la refranera”, como la conocían sus compañeros. Ella se sentía orgullosa de representar tamaño reconocimiento, pues sabía que el mérito se lo debía a su abuelo, por eso siempre le decía que el honor debía ser compartido.

El abuelo de Marie seleccionaba cada día para ella una historia de amor, de amigos que se encuentran tras años de distanciamiento, de personajes históricos, de seres imaginarios, mitos y leyendas, e incluso historias de su juventud que transmitía a la niña con la esperanza de que cobrasen vida generación tras generación. Marie decía que ese era su momento, el de su abuelo y ella, y que sacrificaría cualquier cosa por disfrutar eternamente de aquellos instantes que consideraba mágicos. De hecho, no podía conciliar el sueño si su abuelo no la deleitaba con uno de sus relatos, cada uno de los cuales iba seguido de un sinfín de preguntas que terminaban por hacer reír al abuelo.

Pero aquella mañana de 23 de abril su abuelo le había preparado a Marie una sorpresa que nunca olvidaría. Después de su entrañable encuentro en el jardín, su abuelo le tendió la mano, y Marie se acogió con fuerza a ella, y así, tras cruzar el enorme portón que separaba su casa de la calle, comenzaron a caminar juntos por avenidas y parques hasta llegar a las puertas de un emblemático edificio que Marie ya había visto otras veces, sin embargo, era la primera que lo contemplaba a tan poca distancia, y francamente le impresionó. Su abuelo se detuvo en seco y entonces le dijo: Marie cuando abramos las puertas de este imponente castillo, podremos llegar hasta su torre más alta donde habitan los secretos y misterios más fascinantes que pudieras imaginar, todos los protagonistas de las miles de historias que te he contado pasaron por aquí alguna vez y en él se quedó su corazón, su esencia. Cuando entremos, tú y yo nos convertiremos en cómplices de muchos de ellos, resolveremos grandes incógnitas, viajaremos lejos, hasta los lugares más exóticos de los confines de la Tierra, viviremos trepidantes aventuras, podrás ser lo que siempre soñaste e incluso sentir la experiencia de vivir en otra época y saber entonces cómo todo ha cambiado. Aquí Marie, siempre podrás reencontrarte con tu inocencia cuando ya seas mayor, o disfrutar de la sensación de volar libre a través de las nubes. Aquí Marie podrás ser eternamente feliz.

La pequeña miró a su abuelo con ojos exaltados y le rogó que no demorasen la entrada. Una vez dentro, Marie se sobrecogió por la inmunda cantidad de libros que poblaban las majestuosas estanterías de aquel lugar que le pareció un auténtico paraíso. Su abuelo la miró complacido y la animó a que cogiese un ejemplar, la primera historia que desease descubrir. Y así, sentados sobre un cálido y acogedor banco de madera, con la poderosa luz del día filtrándose a raudales por la transparencia de aquel ventanal, Marie y su abuelo se dejaron llevar por el poder de aquellas primeras letras…

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Miradas

Es el cristal por el que irradia la luz de nuestra alma, la esencia de lo que somos y sentimos. Para ella no hay secretos, quizá después de todo lo vivido, llegó a la conclusión de que merece la pena actuar con naturalidad. Sin embargo, y contrario a lo que todos pudieran pensar, en las bambalinas de su corazón aguarda latente la auténtica verdad. Allí, en ese recóndito lugar que nunca se ve desde el escenario de la realidad, se mueve sin rumbo fijo la tristeza que dejó la soledad, la desolación que llegó con el vacío, el desconsuelo de un dolor irreparable, la frustración de un sueño incumplido, el miedo genuino de la inseguridad, la timidez invencible, los pensamientos más íntimos, lo que callamos y lo que deseamos gritar; pero también vaga tenue la esperanza, la ilusión, el deseo irrefrenable de encontrar a alguien especial que entienda el lenguaje de nuestros ojos sin necesidad de palabras, alguien que nos complemente y se atreva a traspasar sin recelos el fino tul que nos distancia y nos diferencia del resto del mundo, mientras nosotros -sin saber bien qué decir- cedemos el protagonismo a ella, nuestra mirada, que pestañea presumida al amor.

Ella es frágil, y se hiere con facilidad, cuentan que a veces incluso la vieron derramar amargas gotas de sal. Ella, pícara y honesta, reserva la capa de la ambigüedad para protegerse del desencanto, y pasar inadvertida a los demás. Ella, a la que le gustaría alardear de utilizar con fundamento la ironía, termina siempre por delatarse y revelar su delicada, pero encantadora vulnerabilidad, herencia de fuertes y amargas experiencias.

Ella que todo lo presencia, graba siempre en su memoria el recuerdo de cada vivencia, y sólo ante la mirada franca del espectador que espera paciente, activa la luz de su cinematógrafo y proyecta la historia de su vida.

Las miradas de nuestros alumnos se encontraron en estas entrevistas, y gracias a ese cruce mágico hoy podemos conocer sus emociones y sueños, sus expectativas y temores, y en definitiva su yo más sincero.

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Soy feliz

Lo sé, quizá no he vivido lo suficiente como para hacer una afirmación tan rotunda y contundente, pero estoy segura, segurísima de lo que voy a decir: He sido inmensamente feliz. Puede que no sean muchos los años que mi mente y mi corazón atesoran, y que tal vez por ello mi experiencia prefiera no hacer balances a tan corto plazo. Puede que a mi relativamente corta edad no haya aprendido todavía los sinsabores de este inescrutable camino, pero lo cierto es que yo ya crucé algunos de los más inhóspitos senderos, y con el viento en contra y las más altas y escarpadas colinas frente a mí, me armé del valor que sólo da el instinto de supervivencia para pasar a duras penas la experiencia de un ominoso viaje.

Puede que la alegría y el dolor que escribieron buena parte de las páginas de mi libro fueran sólo el comienzo del prólogo. Puede que mis sueños, o al menos algunos de ellos, queden suspendidos algún día en un aire tenue, una brisa que los hará volar y volar lejos, encontrándose en su azaroso vaivén con otros compañeros de fatiga, y así albergar juntos la esperanza de que alguien los encuentre, y si lo desea, pueda hacerlos realidad.

Puede que no alcance a vivir todo lo que me gustaría, que me vaya sin sentir una vez más el tacto de mis seres queridos, la voz que siempre fue para mí un remanso de paz…Puede que un día tenga miedo, que intente autoconvencerme, equívocamente, de que es mejor rendirme a luchar. Puede que cometa muchos más errores, y que la vida me interponga retos difíciles de superar.

Puede que tarde en encontrar mi billete de vuelta, o puede que se presente sin más, sin previo aviso; pero mientras siga pudiendo ver sonreír a los míos, mientras la luz del sol marque en mi rostro el comienzo de un nuevo día, mientras pueda llorar a carcajadas, no lamentarme de no haberlo intentado; mientras la vida me regale segundos, yo los exprimiré como si fueran siempre los últimos. Dejaré de creer en el futuro como la tierra eternamente prometida, porque lo único que nos pertenece es este momento.

Quizá suene a tópico redundante, pero la realidad, la cruda y certera realidad, descargó su culpa al advertirnos. La vida es efímera amigos y amigas, pero sin duda es dueña de un seductor magnetismo, una fuerza irracional que nos anima a aferrarnos a ella, y aunque es un espíritu libre, un alma arrolladora, no cesará en el intento de que queramos apreciarla con toda la intensidad.

¡FELIZ DÍA DE LA FELICIDAD!

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Mi libreta de la felicidad…

Lo que más feliz me hace es pasar tiempo con mi familia y disfrutar con ellos el máximo tiempo posible, también me hace feliz ir al campo y escuchar el viento y los pájaros por encima de mí. Me hace muy feliz ver a mi hermano sonreír y pasárselo bien jugando con él,pero por el contrario me entristece mucho verlo disgustado o enfadado. Me hace feliz coger los patines e irme a patinar por una gran explanada con mi padre y mi hermano. Me hace feliz hacer manualidades y pintar cuadros con mi madre, pasar tiempo con mi abuela y que me enseñe cosas que no sabía hacer y que mi abuelo me lleve a un precioso campo de amapolas, mientras una suave brisa me roza en la cara. Y así podría seguir y seguir porque todo lo que tiene que ver con la alegría es lo que me hace feliz.

Irene Picó Samper, 1ºESO B

Mi libreta de la felicidad…

Mi felicidad la encuentro en mi familia. Con mi familia me lo paso genial, porque sencillamente es mi familia, la que está a mi lado en todo momento. Siempre saben cómo sacarme una sonrisa, y yo me pregunto que cómo lo pueden hacer con tanta facilidad, y me dicen que con una cosa muy simple, el corazón. Sé que nunca me van a fallar porque siempre están conmigo, y yo con ellos. No puedo decir que sea la mejor familia, pero es la mía, y con eso me basta. Son especiales en mi vida, si no fuera por ellos yo no estaría aquí, y no podría pasar momentos como los que he pasado y pasaré con ellos. Son los mejores, y son eternos. Los quiero muchísimo.

                                                                                                                                                                                              Pablo Rico Berbegal, 1ºESO A

Mi libreta de la felicidad…

Todo empezó el 24 de septiembre del 2002. Ese día fue el más feliz toda mi vida, pero no sólo el mío, sino también el de mis padres y familiares. Me refiero al día en que aprendí a ir en bicicleta, aun puedo recordarlo…, yo estaba convencida de que no podría hacerlo,pero con la confianza que me daba mi padre, al final lo conseguí.

También podría anotar en mi libreta la primera vez que vi el mar o cuando me bañé en él, aunque no me acuerde, pero seguro que estaría contentísima. O cuando celebré mi primer cumpleaños en casa de mi bisabuela, que ya no se encuentra aquí con nosotros. O también el día de mi comunión, mi primer festival, salir con mis amigas, mis primeros pasos, mi primera palabra… Pero lo que más feliz me hace es poder despertar y saber que tengo a mi lado a personas que quiero y adoro. Porque por muchas cosas que puedas tener, siempre necesitamos a alguien a nuestro lado con quien poder compartirlas.

En conclusión, todos mis momentos felices lo han sido gracias a esas personas que estuvieron y están conmigo, y es por ello que quiero agradecérselo aprovechando estos momentos tan especiales para mí.

Natalia Teruel Santoyo, 1ºESO B

Mi libreta de la felicidad…

Un día me preguntaron qué me ha hecho feliz en mi vida y yo les dije una serie de cosas.

Varias cosas me han hecho feliz, y aunque muchas de ellas no las recuerde con claridad, sí me acuerdo de la sensación. El día de mi bautizo, fue un gran día para mí. También lo fue el día que tomé mi primera Comunión, ya que recibí a Jesús en mi corazón. Por supuesto, cuando se casó mi prima, la verdad es que tenía seis añitos y mucho, mucho no me acuerdo, pero creo que fue un día muy feliz y divertido. Todos los cumpleaños de los amigos y mis cumpleaños, llenos de risas y felicitaciones. Alguna que otra fiesta del agua…Los festivales de Navidad y de fin de curso, lo pasábamos genial jugando a juegos de mesa mientras esperábamos nuestro turno. Los fines de semana cuando quedo con los amigos me lo paso especialmente bien. Sin olvidar los recreos del colegio. Las excursiones, sean con amigos, profesores o con la familia, no hay nada más divertido para mí que las excursiones…

¡Gracias a todos por haberme hecho feliz todos estos años!

Carlos Asensio Alal, 1ºESO A

Mi libreta de la felicidad…

Los momentos más bonitos de mi vida son:

Cuando mi tío volvió de Brasil, que me puse muy contenta porque hacía mucho tiempo que no lo veía, aunque ahora ya está allí de nuevo.

Cuando me fui a París, a Cantabria, a Granada… porque me hace mucha ilusión visitar lugares nuevos.

Cuando entré en el conservatorio, porque es difícil y es muy divertido, y aprendo mucho.

Cuando tomé la comunión, porque ese día era muy especial para mí.

También me siento muy feliz por no estar enferma, por tener un hogar donde vivir y una familia que me quiere.

Inés Mira Pérez, 1ºESO B

Mi libreta de la felicidad…

Yo en mi libreta apuntaría mi día a día, creo que la mezcla de buenos y malos momentos es la felicidad. Cuando pasas por una difícil situación, a la hora de vivir una buena, la valoras y la disfrutas más. Por eso, esa mezcla de diferentes sabores creo que es la ideal.

Yo en mi libreta apuntaría todo lo que me ocurriese, porque luego la gente que la leyera, se daría cuenta que no valoramos como deberíamos algo tan importante como la felicidad, no agradecemos lo suficiente ni los buenos ni los malos momentos, que son lo que componen este sentimiento que todos perseguimos, y que depende de algo tan sencillo como aceptar la vida tal y como es.

Lucía Tárraga Romero, 1ºESO A

Mi libreta de la felicidad…

Creemos que la verdadera felicidad está en algo material, como por ejemplo la ambición de poder, pero en realidad la verdadera felicidad la encontramos en nosotros, en nuestro interior. El ser humano siempre se ha preocupado de buscar la felicidad fuera de sí mismo, pero nunca se han parado a pensar que la felicidad la podemos crear nosotros mismos.

A mí lo que me hace feliz son los recuerdos, como el viaje al Caribe, a París… Experiencias que transcurrieron y al marcharse dejaron tras de sí esa magia que despertará en mí siempre una sonrisa.

La clave de la felicidad está en el valor del esfuerzo que pongamos en nuestra vida a la hora de perseguir nuestras metas… Podemos ponernos objetivos, porque tenemos toda la fuerza del mundo para conseguirlo. Nuestras amistades son otra de las razones fundamentales para edificar nuestra felicidad, los verdaderos amigos son los que siempre están ahí, son una de las razones más profundas y maravillosas que encontramos. La amistad es una de las casualidades más bonitas, porque los amigos abrigan los corazones con inmensos momentos de felicidad.

La búsqueda de la felicidad puede ser eterna, pero ¿Y si has estado toda una vida en su búsqueda y en el fin de tu vida te das cuenta que la has ido creando tú mismo?

“Los miedos son una tapadera de los sueños, nunca te das cuenta de tus sueños, porque vivías aterrorizado de tus miedos. Tus sueños siempre han entendido más de felicidad y tú, más de temores”.

Soraya Aracil Seco, 1ºESO A

Mi libreta de la felicidad…

Yo pienso en la vida como un libro, un libro en el que escribes todo lo ocurrido en cada uno de nuestros días, meses y años, un libro en el que en la última página habrá un FIN qua acabará con nuestra existencia y será entonces cuando volveremos a esas páginas hasta entonces olvidadas, y nos acordaremos de todo lo hecho en nuestra vida. Por eso hoy hablaré de algunos de esos recuerdos. Y si un día éstos se van lejos, por suerte sé que tendré a mis hermanas para recordármelos. Mi momento más feliz empieza con ellas, con su nacimiento. Desde ese día entendí lo que significaba tener a alguien a tu lado que jamás te abandonará, que siempre estará a tu lado y jamás te traicionará.

El siguiente recuerdo, también uno de los más importantes, fue cuando conocí a las que son hoy mis amigas, o sea mi segunda familia, pues nos defendemos las unas a las otras, siempre estamos juntas y nadie las reemplazará.

Y el tercer momento más significativo de mi vida fue cuando tomé mi primera comunión, porque demostró que me iba haciendo mayor, ¡y cómo la sabiduría que da la madurez no hay nada!

En esta redacción expreso los que son para mí los pilares de una vida perfecta.

Nerea Giner Aguado, 1ºESO B

Mi libreta de la felicidad…

Creo que la felicidad de una persona depende de muchas cosas. No se puede reducir a una sola.

Depende de las personas que nos rodean, también tenemos que sentirnos queridos, no sentir que damos y no recibimos.

La felicidad también depende de que las personas podamos hacer las cosas que nos gusta hacer.

Tenemos que ser libres, ser únicos, ser auténticos. Ser nosotros, porque la felicidad está en uno mismo.

Clara Rivas Boronat, 1ºESO A

 Mi libreta de la felicidad…

La felicidad no está en las cosas materiales como el dinero, por lo menos para mí, ya que lo que más feliz me ha hecho toda mi vida son los momentos increíbles que consiguen que nunca se borre mi sonrisa.

Recuerdo que hace unos años mi familia y yo nos fuimos en Navidad de viaje a Disneyland, en París. Cuando entré me quedé asombrada, tanta luz, tantos personajes de mis películas preferidas… En todo el viaje no pude borrar mi cara de ilusión. Siempre recordaré ese viaje.

También sentí felicidad el año pasado, durante la liga de baloncesto, mi equipo y yo ganamos bastantes partidos, pero la felicidad no fue sólo por ganar, sino también por la adrenalina que sentíamos cuando íbamos empate perdiendo por un punto y finalmente ganamos. Asimismo nos sentíamos plenas porque con cada entrenamiento mejorábamos más y nos íbamos haciendo más amigas.

El momento más feliz que recuerdo de hace relativamente poco tiempo es cuando después de haber estado un mes paralítica, Lola (el perro de mi tío) dio sus primeros pasos. Me sentí muy feliz.

Lucía Montesinos Medina, 1ºESO A

Mi libreta de la felicidad…

Yo cuando era pequeño quería una mascota. Al principio, sólo tenía peces y más peces, pero a ellos no los podía considerar mascotas, fue entonces cuando les pedí a mis padres un perro. Y he de decir, que aunque no se mostraron muy de acuerdo, insistí y como mi madre también adora los animales, no me costó convencerla. Ella y yo nos aliamos y entre los dos convencimos a mi padre. Y un día, un inolvidable día, me dieron la gran sorpresa. Era la hora de comer, cuando de repente tocaron el timbre, y al abrir la puerta allí le encontré: un cachorro de la raza Yorsai que cabía en la palma de la mano.

Nos gustó tanto que enseguida nos la quedamos. Se llama Tina, y hoy ya tiene cinco años. Ella es parte de nuestra familia, de hecho la consideramos una más, porque sin duda fue la protagonista de uno de los momentos más felices de nuestra vida.

Adrián Pradell Huertas, 1ºESO A

Mi libreta de la felicidad…

Uno de los momentos más felices de mi vida fue el día de la boda de mi tía, pues me lo pasé muy bien ya que vinieron todos mis familiares, inclusive los que no eran de aquí.

Por otra parte el mejor día de la semana para mí es el domingo, porque veo a mis tíos y a mis primos, a los que casi nunca veo; aunque también me gustan los sábados porque es cuando quedo con mis amigos y me desahogo, me lo paso muy bien con ellos. También quedamos para jugar al fútbol y para ir con el patín.

Otro de los mejores días de mi vida fue cuando nos dijeron que mi tía estaba embarazada. ¡Me hizo muchísima ilusión!

Pero sin duda, lo que más feliz me hace es escuchar música, me relajo mucho y me motiva, pienso en mis cosas y desconecto de las dificultades del día.

Laura Azorín Rico, 1ºESO A

Mi libreta de la felicidad…

A mí lo que me hace feliz es estar con mi conejo Berta, porque me aporta ternura, cariño, amabilidad… Cuando estoy con ella, es como si no importara nada más, sólo disfrutar de ese pequeño instante al día que paso a su lado.

La segunda cosa que más feliz me hizo fue poder conocer a Malú en un concierto, porque allí me relacioné con gente maravillosa, disfruté un montón, incluso la pude abrazar a ella, hacerme fotos con todo su equipo de músicos. ¡Fue una experiencia única!

La tercera y última cosa que me hace inmensamente feliz es cuando me despierto el sábado por la mañana y no tengo prisa por levantarme e ir al colegio, y puedo así disfrutar de un día con mis amigas y pasármelo genial.

Lucía Brotons Sarabia, 1ºESO A

Mi libreta de la felicidad…

Hay muchas cosas que hacen que me sienta feliz: mi familia, mis amigos, mis aficiones… Pero hoy quiero citar una afición que me hace sentir invencible. Hablo de montar en bici. Muchos pensarán que es un rollo, que es duro y que cansa mucho, pero a fin de cuentas es un deporte. A mí me encanta montar en bici, aunque este año no he tenido la suerte de montar mucho porque este verano me rompí el brazo, aunque por suerte sí he podido hacerlo en invierno. He hecho la vía con mi padre, he corrido muy rápido por mi caseta… En resumen que con mi bici he hecho de todo.

Pero para mí montar en bici es más que un deporte o una afición, para mí es la mejor manera de soltar adrenalina, de sentirte libre con la velocidad, porque cuando te montas en una bici dejas atrás los problemas para sentirte niño otra vez, vuelves a sentir que tu bici no es una bici sino una moto, un coche, un caballo…cualquier cosa. Tu bici se convierte en una máquina del tiempo que te lleva de vuelta a tu niñez, como cuando tenías 5, 6 o 7 años. Y ese sentimiento de volver a ser niño no tiene precio ninguno, porque sólo se es niño una vez y no se debería crecer tan rápido. FIN.

 Lucía Valls Hernández, 1ºESO B

Mi libreta de la felicidad…

Si tuviera que escribir algunas cosas en mi libreta de momentos felices, sin duda la primera que apuntaría sería algo tan simple y sencillo como el mismo hecho de vivir, estar vivo, porque de no ser así no estaría escribiendo esta redacción, no podría haber disfrutado de momentos maravillosos junto a mi familia, sin los cuales yo no sería lo que soy; asimismo anotaría también el hecho de poder vivir en una casa estable y disfrutar de un plato de comida todos los días, porque muchas personas no tienen ni casa, ni alimento alguno…Y por último, tampoco me olvidaría de algo que es crucial para mí: jugar al fútbol, porque este deporte tan fascinante me ayuda a desconectar y a sentirme libre.

Álvaro Guillem Fernández, 1ºESO A

         

Carta al amor de mi vida

¿Dónde reside el amor? Hace algunos años un grupo de mujeres reunidas en una casa se hicieron esta misma pregunta, pero quizá entonces no lo sabían. Estaban allí porque la pequeña de  ellas iba a casarse, y dado que a todas les unía una fuerte pasión por la costura, decidieron -asesoradas y orientadas por la mayor- tejer una manta como regalo de boda. ¿El tema? Sin duda, el amor…

Entre sus manos cayó repentinamente un trozo de tela inerte, sin vida, incapaz de transmitir nada por sí mismo; sin embargo, su corazón, el corazón de esas valientes mujeres, aun malherido o nostálgico, aun curtido y escarmentado por la experiencia de los años, aun destrozado y abatido, y aun habiéndose recuperado y vuelto a recaer…conservaba intacta su esencia, nunca se había rendido, y tenía pleno convencimiento de que jamás lo haría. Si renunciaba a lo que más le importaba, si se resignaba a dejar de creer en él, en esa fuerza desgarradora y salvaje que le da sentido a nuestra vida y nos mantiene vivos, se marcharía con la triste sensación de no haber existido.

Y así, con la llegada del primer recuerdo comenzó la primera puntada; las caricias grabadas en la piel se encargaron de poner la nota de color sobre aquel retal; los besos jamás olvidados, las mariposas del amor incipiente y la frescura de la juventud se unieron formando un mosaico precioso, que emanaba luz a raudales; el dolor apaciguado y la tristeza consolada también tuvieron su lugar, pero buscaron un discreto segundo plano para ceder todo el protagonismo a los pensamientos positivos. La infancia llegó como la más preciada y delicada seda, y posó su fino manto sobre la templanza del camino recorrido, marcado por unos sutiles puntos de cruz, que a su paso se fueron encontrando con parte de la inocencia que nunca debería haberse ido. El amor fraternal, vestido de firmes y resistentes hilos de colores, se deslizó con gracia creando una composición única.

Creadas todas las piezas, sólo faltaba aunarlas entre sí con el inquebrantable filamento de la amistad pura y verdadera. Orgullosa, la mayor de ellas dejó caer  suavemente la obra maestra sobre los hombros de la pequeña, quien se sintió protegida al abrazo de ese cúmulo de historias y sentimientos imperecederos.

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Este fue el argumento de uno de los largometrajes que nos cautivó para siempre desde su estreno en 1995. Y desde entonces quizá fueron muchos los que soñaron con preservar para siempre, en algo tan sencillo y aparentemente frágil como un diminuto retal, o tal vez un desgastado papel, la impronta de todas las vivencias que marcaron nuestro destino.

Hoy, veinte años después de aquel apasionante relato, aunque sin dedal, ni aguja, pero sí con creatividad e ingenio, ilusión y mucho entusiasmo, los alumnos de 1ºESO son los artífices de estas piezas de valor incalculable. Hermosas cartas de amor dedicadas con gran cariño a todos los que han sido, son y serán los protagonistas de la poderosa obra, que a su paso de una escena a otra, fue dejando en su devenir la estela de una fragancia, un abrazo, una sonrisa, una despedida, un reencuentro…instantes que irán tejiendo el manto con el que nos abrigaremos cuando sintamos frío.

Pau Verdú Palau, 1ºESO B

Soraya Aracil Seco, 1ºESO A

Daniel Amorós Rico, 1ºESO B

Lucía Tárraga Romero, 1ºESO A

Nerea Giner Aguado, 1ºESO B

Inés Mira Pérez, 1ºESO B

Sara Martínez Aracil, 1ºESO A

Matilde Reig Albero, 1ºESO B

Jorge Palazón Lillo, 1ºESO A

Irene Picó Samper, 1ºESO B

Lucía Valls Hernández, 1ºESO B

Jordi Vilaplana Sola, 1ºESO B

Carlos Reche Vicent, 1ºESO B

Aitana Prats Parra, 1ºESO B

Jordi Sanz Verdú, 1ºESO A

Pascual Chamorro, 1ºESO B

Carlos Díaz Carricondo, 1ºESO A

Clara Valero Cespedosa, 1ºESO B

Natalia Teruel Santoyo, 1ºESO B

Lucía Montesinos Medina, 1ºESO A

Octavio Ferrero Miró, 1ºESO B

Silvia Casanova Llinares, 1ºESO A

Lucía Brotons Sarabia, 1ºESO A

Pablo García García, 1ºESO B

Claudia Hidalgo Bañón, 1ºESO A

Mitos y Leyendas

Venimos al mundo en blanco, quizá por ello al contemplar la primera luz, millones de interrogantes se agolpan veloces para coger el primer turno; y así comienza nuestra particular carrera de inquietudes por resolver.

Cuando somos niños nuestra mente sensible, despojada de todo perjuicio necesita nutrirse de respuestas. Los mayores ríen ante muchas de nuestras inverosímiles preguntas, pero lo cierto es que lo quieran o no, acaban contagiándose de ese incesante afán por saber y descubrir.

A medida que vamos creciendo, por alguna inexplicable razón, encontrar la respuesta a muchos por qué…se torna una tarea harto difícil, y los adultos, aún con la mejor de sus intenciones, no pueden más que refugiarse en el silencio y encogerse de hombros…Sin embargo, esta no es razón para desistir, piensa el niño, y en su interior asume que si no tuvo suerte con alguna cuestión, tal vez pueda rebatir con otra.

Así la vida se plantea ante los ojos de un niño como un gran enigma por resolver, pero éste no tiene prisa, confía en su instinto y sabe que su olfato de detective profesional le ayudará a ir encontrando las pistas para avanzar, y por si el tiempo pasa y se hace mayor sin haber atado todos los cabos, en su camino -como diminutas partículas de pan- habrá dejado los vestigios de un caso abierto, para que aquel adulto que siga creyendo en los misterios pueda algún día sumarse a su enriquecedora búsqueda.

A veces los adultos estamos tan enfrascados en nuestras preocupaciones diarias, que no prestamos la suficiente atención a la belleza de cuanto nos rodea, y son los niños con sus divertidas incógnitas, quienes nos invitar a detener la atención en las pequeñas cosas: la lluvia, una flor, la luna…y esa llamada de atención basta para que nuestros sentidos despierten y comencemos a viajar de su mano por el infinito sendero de la imaginación, donde quizá hallemos algunas respuestas. De este modo, convertidos ya en valientes caballeros, nos lanzamos al encuentro de grandes aventuras, lidiando con las más fieras criaturas, acogiendo sin temor la respuesta de los dioses, rehuyendo a duras penas de los cantos de sirena para cumplir con méritos nuestra misión. Nos enamoramos, alcanzamos efímeramente la fórmula codiciada de la inmortalidad, y por un momento somos bendecidos con un súper poder que no dudamos en usar en beneficio de nuestra ciudad, quien nos recordará eternamente por nuestra gesta. Resolveremos miles de jeroglíficos y al volver de ese intenso mundo de fantasía, quizá logremos entender mejor la realidad. Y sino es así, siempre podremos cerrar los ojos y vagar libres a través de las inquietantes páginas de una leyenda o un mito…

Deleitaros con algunos de ellos…

Lucía Tárraga Romero, 1ºESO A

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Natalia Teruel Santoyo, 1ºESO B

Soraya Aracil Seco, 1ºESO A

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Adrián Pradell Huertas, 1ºESO A

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Carla Valero Ruiz, 1ºESO B

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Clara Rivas Boronat, 1ºESO A

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Octavio Ferrero Miró, 1ºESO B

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Lucía Valls Hernández, 1ºESO B

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Carlos Asensio Alal, 1ºESO A

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Laura Salvador, 1ºESO A

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Nerea Giner, 1ºESO B

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Javier Latorre Martí, 1ºESO A

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Aitana Prats Parra, 1ºESO B

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Daniel Amorós, 1ºESO B

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Lucía Brotons Sarabia, 1ºESO A

 

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Héroes

No necesitabas que la vida te pusiera a prueba para demostrar que tu corazón bombeaba coraje. Tampoco necesitabas que el tiempo te advirtiera de su apremiante vuelo, para caer en la cuenta de que no hay segundas oportunidades para recuperar lo que se fue con el ayer. No necesitabas sentir dolor para valorar en toda su inmensidad las alegrías. Nunca añoraste lo que no pudiste tener, porque de algún modo tu instinto te decía que la suerte ya había sido dadivosa contigo, al dejarte cumplir el sueño de crear hogar.

Caminaste con paso firme y sin mirar atrás, procurando no hacer mucho ruido, ayudando en silencio y con loable prudencia a aquel que lo necesitó. Tendiste una mano amiga a tu enemigo, pues sabías que tu única lucha era sembrar la paz.

Siempre fuiste humilde y escapaste angustiado ante cualquier ostentación, renegaste de las apariencias provocadas e inverosímiles para ser siempre tú. Una persona de palabra, fiel a sus rectos principios.

Tenías ese fascinante poder de atracción que sólo consiguen despertar aquellos que son dueños de enigmáticas historias, sin embargo, la tuya, aunque sencilla, llenó de color las páginas de la nuestra, demostrando así que la humildad es el valor del triunfo. 

Pero un día te fuiste, dejándonos inertes ante un fatídico final abierto, tan inesperado como doloroso. Capítulos jamás escritos que ya no nos permitirían viajar, soñar, descubrir, reír y llorar de la misma manera…

Sé que rehuías de los reconocimientos, pues tu intrínseca afabilidad te impedía abandonar tu aclamado segundo plano, pero yo sé que hubieras entregado tu alma por salvar la de otro. Y te gustará saber que lo que más me reconforta es que nadie te recuerda triste, quizá porque valorabas el humor como la única fórmula capaz de resolver los problemas.

Te marchaste pronto, dejándonos desamparados de tu voz, del brillo intenso de tu mirada, de tu valentía, de ti, pero se quedó la impronta de un héroe, un héroe de verdad, pues te enfrentaste sin armas, ni escudos, ni ningún poder sobrenatural al vibrante, pero magnífico camino de la vida.

Gracias por tu lección.

A veces el mundo está lleno de héroes que pasan inadvertidos, pero cuando conocemos sus historias una nueva aventura se abre ante nuestros ojos.

Con todo nuestro cariño a esas personas que luchan día a día por salir adelante, y afrontar la vida con una gran sonrisa.

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No son conocidos en el mundo, tampoco son Batman ni Superman, no salvan vidas, pero están en la mía. Mis héroes son mis abuelos, unas personas que están ahí, a tu lado, desde el momento en que llegaste al mundo. Ellos te ayudan en todo, y sin duda, están en las buenas y en las malas. Siempre han sido mi mayor apoyo. Al lado de mi abuelo nunca me ha faltado de nada, me ha acompañado donde era necesario, y me encantaba escuchar unas historietas muy graciosas que le gustaba contarme de pequeña. Mi abuelo es mi mayor héroe, pero a su lado también está mi abuela. Ella siempre me ha ayudado en múltiples problemas, desde el más pequeño al más grande. Me ha dado muchísimo cariño y amor, cuando me siento triste me cuenta chistes para poder verme sonreír. Al igual que mi abuelo, ella me ha contado muchas historias, tristes, emotivas, alegres…

Y tengo que añadir que hay algo que a mi abuela la hace ser más heroína de lo que aún es, y es que cuando yo era pequeñita por desgracia mi abuela sufrió cáncer de mama, aunque lo cierto es que siempre afrontó su enfermedad con humor, y ese optimismo la ayudó a sacar fuerzas para seguir adelante con una hermosa sonrisa.

Ellos son mis héroes, a los que no cambiaría por nada.

Laura Pérez Bernabéu, 1ºESO A

Para mí la persona de la que voy a hablar es una auténtica heroína. Se llama Lola, y es como mi segunda madre. De pequeña siempre pasaba el día en su casa, ya que mis padres trabajaban. Hacía muchas cosas por mí: me cambiaba el pañal, aguantaba mis insoportables lloros y cargó conmigo para enseñarme a comer bien. Me encantaba estar con ella. Yo la llamo “tía Lola”, pero técnicamente no es mi tía, sino la de mi madre. Más tarde, cuando nació mi hermano, nos cuidó a los dos.

Hubo un día en el que ella lo pasó fatal. Yo tenía cuatro años y mi hermano unos meses. Ella estaba haciendo una sopa, como a mí me gustaba, entonces se acercó a la olla con mi hermano en brazos, y éste metió la mano dentro y se quemó. Mi madre vino corriendo y lo llevaron al hospital. Mi tía lloraba y lloraba, porque decía que era por su culpa. Desde ese día siempre tapa las ollas cuando está cocinando.

Cuando crecí descubrí que antes de nacer yo, ella había padecido cáncer de mama, una enfermedad que superó gracias a su fuerza de voluntad, aunque con algunas secuelas Yo la quiero muchísimo y para mí ella es toda una heroína.

Carla Valero Ruiz, 1ºESO B

Si me preguntaran si conozco a algún héroe, yo por supuesto contestaría que sí. ¿Quién no recuerda a Batman o a Spiderman con su traje rojo chillón? Sin embargo, al hacerme esa pregunta me he dado cuenta de que mi respuesta no iba bien encaminada.

Sí, de acuerdo, pueden haber salvado a muchas personas en la ficción, pero son sólo dibujos, los verdaderos héroes quizá no hayan librado grandes batallas, y tal vez cuando pronuncies su nombre nadie los reconocerá, pero no por ello tienen menos mérito. Me refiero a la gente que vive en la calle y sobrevive durmiendo en un suelo duro, a tan sólo dos grados; o a las personas que trabajan como voluntarios en países donde la gente no tiene ni para comer, y lo hacen desinteresadamente.

Pues yo, entre muchas de esas personas he elegido a mi tía. Ella siempre me está cuidando, incluso estos últimos años que no han sido los mejores en su vida. Mi tío murió, y a veces la escucho llorar porque le echa en falta. Mi tía siempre ha sido una de las personas que me han servido como ejemplo, ella nunca se rinde y siempre nos saca una sonrisa. Por eso creo que ella es un héroe, ella ha luchado y es una persona muy fuerte. Ella se lo merece todo.

 Lucía Tárraga Romero, 1ºESO A

Mi héroe es mi abuelo. Él nació en una familia humilde de Biar, y vivió en una casita, también de un barrio humilde. En total en la familia eran cuatro hermanos. Pronto mi abuelo y su familia tuvieron que mudarse a Ibi por trabajo. Allí encontraron empleo, y con ello el dinero suficiente para comer y vivir en una casa decente.

Mi abuelo y sus hermanos se pusieron pronto a trabajar y a estudiar para mantener a la familia. Mi abuelo se dedicó a estudiar mucho para sacar las mejores notas, y compaginó sus estudios con su empleo para poder así labrarse un futuro prometedor. Y lo consiguió, pronto se convirtió en el estudiante con mejores calificaciones de toda la Comunidad Valenciana, y también de España, y por eso cada vez que miro esa foto en la estantería de casa de mis abuelos, me acuerdo de su historia. La historia de un joven que después de recibir aquel honor de manos del mismísimo Franco, fundó una empresa juguetera con sus hermanos, se casó con la mujer que amaba, tuvo cuatro hijos que siguen su labor en la fábrica. Y aunque tuvo que atravesar momentos difíciles, la recompensa palió de algún modo el dolor, porque aquellos días tristes se tornaron felices gracias a que ahora tiene siete nietos que le quieren mucho. Y por eso yo: Lucía Valls Hernández puedo decir que me siento orgullosa de llevar el apellido Valls y de preservar en mi interior el deseo de alcanzar mis objetivos, así como superar las dificultades que me ponga la vida.

Lucía Valls Hernández, 1ºESO B

Mi héroe no es como cualquier otro héroe. No tiene capa, ni súper poderes, ni ningún otro elemento propio de nuestros héroes de ficción. Pero mi héroe sí tiene valor y esperanza.

Un día tuvo que enfrentarse a la peor de las batallas: el cáncer, pero supo que contaba con la ayuda suficiente para afrontar con fuerza esa enfermedad. Tuvo que mostrar coraje en muchas situaciones, pero eso no le desanimó, ni le impidió que siguiera luchando. Nunca se rindió, luchó hasta el final por obtener su recompensa, alejarse de esa enfermedad que le había robado su libertad.

Nos hizo saber que volver a casa era muy importante, por difícil que esto pudiera ser, pues sabía que su lugar era estar aquí, con nosotras, porque los momentos inolvidables nunca ocurren si no dedicas mucho tiempo para que sucedan, y él dedicó cada minuto y cada segundo a intentar sacarnos sonrisas y disfrutar cada momento con él.

Nunca nos falló, y fue para nosotras un ejemplo de vida.

Soraya Aracil Seco, 1ºESO A

Mis padres son para mí las personas más importantes de mi vida, por eso considero que son mis héroes. Desde que nací ellos siempre han estado a mi lado para ayudarme en todo lo necesario. Cuando estaba aprendiendo a ir en bici, ellos siempre me aguantaban antes de que cayera, me traían las cosas cuando se me olvidaban, me han ayudado en los deberes que no entendía, me han tranquilizado cuando he tenido miedo, me han protegido si en algún momento he estado en peligro, me han cuidado y siempre han estado conmigo cuando los he necesitado. Ellos son unas personas muy inteligentes y trabajadoras, y les tengo gran aprecio y admiración, por eso para mí ellos son mis mayores héroes.

Ellos son unas personas muy inteligentes y trabajadoras, y les tengo gran aprecio y admiración, por eso para mí ellos son mis mayores héroes.

Irene Picó Samper, 1ºESO B

En esta redacción os voy a hablar de una persona muy importante para mí, mi abuela… Mi abuela ha sido un gran ejemplo para mí. De pequeña, con tan sólo un año de vida, tuvo que pasar por una operación muy complicada de mandíbula, con tan mala suerte, que le afectó a un tendón y ésta se le deformó un poco para siempre. Estuvo yendo al hospital durante todo un año.

Mi abuela vivía en Alcoy, pero como la empresa donde trabajaba mi abuelo fue trasladada a Bañeres de Mariola, se tuvo que despedir de sus padres y hermanos para marcharse a ese nuevo lugar, renunciando también con ello a las comodidades propias de una ciudad para adaptarse a las circunstancias de un pueblo. De hecho, tenía que ir a lavar al lavadero, ir a coger agua a la fuente. Mi abuela sacó adelante a sus seis hijos, sola y con mucho coraje, ya que mi abuelo murió joven… Todos sus familiares la recordamos como una persona bondadosa, fuerte, valiente y alegre. Es mi heroína porque me hizo ver que aunque la vida a veces puede ser dura, merece la pena, y que todo con esfuerzo se puede conseguir.

Carlos Asensio Alal, 1ºESO A

Llamamos héroes a aquellas personas con súper poderes, o a aquellas personas que salvan cientos de vidas, aquellas personas conocidas por todos. Creemos que los héroes son aquellos que llevan capa y vuelan, cuando en realidad los verdaderos héroes pasan muchas veces desapercibidos. Como mi abuela, por ejemplo, que puede que no vuele, ni tenga el poder de hacerse invisible, puede que no haya salvado la vida de millones de personas, pero para mí es la heroína más grande del universo. Y como ella, muchas personas, que nunca, jamás, serán conocidas por su valentía, por su esfuerzo o por sus victorias. Al igual que todos nosotros.

Habrá un día en el que nadie recuerde quién fue Einstein, ni ningún otro cantante, actor, periodista… Así que me gustaría dar un pequeño homenaje a todos, a todos los que han pasado por mi vida y a los que pasarán. Porque yo sí los recodaré. Porque por el simple hecho de haberlos conocido ya forman parte de mí, de mi pequeña lista de héroes.

Sara Martínez Aracil, 1ºESO A

A una compañera de mi madre le dijeron que padecía cáncer. Ella se puso entonces muy triste. Tenía previsto un viaje de trabajo, pero no quería ir porque estaba deprimida. Aunque al final se fue, pensó que no debía dejar pasar ninguna experiencia que la vida le pudiera dar, porque el tiempo pasa tan rápido… Se pasó todo el viaje pensando, hasta que al final se dijo a sí misma: ¡no me rendiré! Al volver del viaje empezó con el tratamiento. Después la operaron y estuvo ingresada durante dos meses en el hospital. Un año después volvió feliz al trabajo, y empezó a viajar por toda España.

Yo, por haber demostrado tanto coraje y valentía frente a su enfermedad, por haber luchado incansablemente la considero una verdadera heroína.

Carlos Díaz Carricondo, 1ºESO A

Mi héroe siempre ha sido mi madre. Ella ha estado a mi lado en momentos malos.

Siempre ha curado mis heridas, me ha consolado y cuando he estado enfermo no se ha separado de mí.

Me ha enseñado a hablar y a caminar. Me ha ayudado siempre y por eso es mi heroína.

Jordi Sanz Verdú, 1ºESO A

Si tuviera que decir quién es mi héroe anónimo no podría decidirme por uno solo, porque para mí todos los seres queridos que tengo a mi alrededor son auténticos héroes. Pero en este caso he elegido a mi abuela, ella es para mí la mujer más valiente del mundo por hacer todo lo que hace, nos ha cuidado desde pequeñitos a mi hermano y a mí. De hecho, cuando mi madre se tiene que ir un momento a hacer un recado, siempre viene a mi casa para que no esté sola.

Ella fue la que me hizo ver lo bonita que es la vida. Siempre que estoy mal voy a ella y me da consejos.

Abuela decirte que tú eres para mí una amiga, mi madre y como no, mi abuela. Quiero que sepas que tú me has cuidado mucho, por eso yo estaré para ti, siempre que tengas un problema estaré a tu lado. Te quiero mucho, nunca lo olvides.

Ainara Bautista Bayona, 1ºESO A

Por mi vida han pasado multitud de personas, y todas y cada una de ellas dejó su huella en mi corazón, por el simple hecho de haber aparecido en mi camino. Y hoy quiero hablar de todas ellas.

Yo me considero muy afortunada por tener a mi abuelo conmigo, él me enseñó a sonreír siempre, a pesar de los obstáculos. Para mí es un ejemplo de vida y superación.

Mis amigas. Esas personitas que siempre están ahí cuando las necesito, nunca fallan. Ellas son la razón por la cual me levanto cada día sonriendo. De ellas aprendí que la vida está para compartirla, porque sólo así se disfruta con intensidad.

Todas las personas que han pasado por mi vida son mis héroes, porque todas dejaron algo de ellas y se llevaron consigo algo de mí.

Clara Rivas Boronat, 1ºESO A

Para mí mi héroe es mi abuela. Y lo es por su valentía, porque salió adelante tras la pérdida de mi abuelo, y siempre nos saca una sonrisa a todos. Aunque tiene setenta y dos años jamás tiene pereza para hacer nada, casi nunca se pone enferma, o por lo menos nunca se queja, y por lo tanto no suele ir mucho al médico o al hospital. Es una persona muy activa, todos los días se va a caminar. Me encanta quedarme a dormir en su casa, porque siempre me cuida mucho. La quiero muchísimo.

Lucía Montesinos Medina, 1ºESO A

Para mí un verdadero héroe es mi padre, porque siempre ha estado a mi lado, sigue estándolo y lo estará incondicionalmente, tanto para mí como para toda mi familia. Él me enseñó y me educó, y aun continúa en dicha tarea. Me ayuda en los estudios, y también me da ánimos y consejos para mejorar. Si estará siempre no lo puedo saber, pero lo que sí sé es que deseo que sigamos igual de unidos.

Adrián Pradell Huertas, 1ºESO A

Mis héroes son para mí mis padres, ya que siempre están ahí, apoyándome y diciéndome qué es lo mejor para mí.

Ellos me recuerdan muchas cosas que a veces se me olvidan, y están pendientes para que la pereza no me impida hacer aquello con lo que debo cumplir. A veces llego a pensar que son demasiado insistentes, pero luego me arrepiento y me doy cuenta de que tienen toda la razón, y que debía hacerles caso.

Los padres siempre hacen lo imposible para que estés cómodo y no te falte de nada de lo necesario.

Quizá a veces puedan pecar de sobreprotección, pero eso es porque nos quieren. Y sus pequeños errores, se ven contrarrestados por sus muchísimos aciertos.

Y como dice la canción: “Sólo se vive una vez”. Aprovechad el amor de los padres, porque desgraciadamente no van a poder estar con nosotros siempre.

 Jordi Vilaplana Sola, 1ºESO B

Mi heroína es mi madre. Ella es una persona muy valiente e importante para mí. Ella me apoya mucho y me ayuda en lo que sea necesario, también quiere lo mejor para nosotras. Nos gusta ir a muchos sitios juntas, por ejemplo al cine, al centro comercial, también hacer deporte, sobre todo en verano. También nos gusta mucho pasear. En resumen, lo daría todo por nosotras. En fin, mi madre es la mejor del mundo.

Inés Mira Pérez, 1ºESO B

El mayor héroe que he conocido ha sido mi abuelo Salvador.

Algunos os preguntaréis el porqué, y os lo diré. Siempre me contaron que mi abuelo, desde bien niño tuvo que enfrentarse a difíciles adversidades, entre otras una delicada enfermedad, que aunque no me gusta mucho mencionar, he de decir que afortunadamente, gracias a su valentía, logró superar, y tuvo después dos hijas y un hijo.

También es un héroe para mí porque cuando era pequeño y lo pasaba mal, él siempre estaba allí ayudándome y apoyándome. Y aunque ahora está en el cielo, sigue y seguirá siendo mi héroe.

Octavio Ferrero Miró, 1ºESO B

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Deseos para que el mundo sea mejor…

«Imagina a toda la gente viviendo la vida en paz». Ese fue el deseo expreso de John Lennon hace cuarenta y cuatro años, y lo triste es que se fue sin haber podido asistir a su culminación. Él, un hombre que amaba la vida, que cantaba a la libertad y que creía en la palabra como la mejor combatiente del horror, se marchó dejando tras de sí los rescoldos de un sueño malherido y trastocado, que en su búsqueda desesperada por la conciliación, se encontró de bruces con la guerra.

Se fue sin decir adiós, con la esperanza quebrantada de quien tiene aún un largo camino por recorrer, y sobre todo, muchas metas por alcanzar. Sin embargo, su intuición no le falló cuando compuso aquella canción antes de irse, un esplendoroso desfile de vocablos amados que él reunió para crear un mensaje unívoco de paz.

En nuestros corazones quedó grabada aquella letra entusiasta, que tantas y tantas veces entonamos con ferviente pasión. Palabras alimentadas por la fuerza de nuestra voz, empujadas a salir al mundo al abrazo de nuestro cálido aliento. Y llegaron a volar libres, hubo momentos en que sí lo consiguieron, pero su libertad se vio truncada en mitad de un dadivoso viaje que las trajo de vuelta al papel mojado.

Quizá fue el miedo lo que nos paralizó, o la violencia con su imponente presencia física, pero ante ello siempre nos quedará nuestra fe, el mejor abrigo del alma, para seguir cantando por aquello que nos pertenece sin condición.

Aunemos nuestras ilusiones y deseos para tocar con los dedos un sueño que algún día, sin duda, se hará realidad.

Gracias alumnos y alumnas por devolvernos la esperanza de que un mundo mejor es posible.

 

Cuatro siglos de Poesía

No importa que no puedas entenderme, si me escuchas con atención siempre podré guiarte. Te aconsejaré cuando te sientas solo, y en mí encontrarás el refugio que anhele tu corazón. Combatiré la ira y el rencor con mi simple presencia. Y seré incondicional a tu llamada. Seré el aliento que te ayude a avanzar, el reflejo vivo de tus sentimientos, la cura a todas tus heridas, el abrazo cálido, el artífice de tus lágrimas de emoción y tus francas sonrisas.

Y si algún día me equivoco, te daré la clave para rectificar. Prometo no rendirme nunca, nací para ayudar a los hombres y mientras perdure mi cometido no me iré. Sólo te pido algo a cambio, cree en mí, necesito de tu fe para darle sentido a mi existencia, saber que juntos podemos cambiar el mundo y hacerlo mejor, más humano, más solidario, más justo y tolerante.

Quiero seguir endulzando momentos, embellecer tu camino, hablar constantemente de amor, hacer reír… Quiero seguir creando historias que alimenten sueños, uniendo a las personas creando lazos imperecederos…Quiero ser el camino para la paz, la voz del desamparado, la esperanza del que esté sufriendo, la mejor arma contra la indiferencia y el dolor. Quiero seguir dándote razones para que ames la vida en toda su inmensidad, para que así la cuides y protejas. Quiero acompañarte y seguir en silencio tus pasos, para nunca dejarte caer.

Quiero vivir eternamente en tus labios, moverme libre sobre el papel y ser el mejor trazo en la mano de aquel que siempre confió en mí.

Siempre vuestra. La Palabra.

En homenaje a todos los que luchan y lucharon por la libertad de expresión.

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Mi lugar favorito

Joaquín Sabina decía en una de sus maravillosas canciones que «al lugar en el que fuiste feliz, no debieras tratar de volver». Pero, ¿por qué no desafiar a nuestros miedos y demostrarle que somos más fuertes que él?

Las personas pasamos cada día por millones de sitios diferentes: calles, avenidas, parques, centros culturales, edificios…y todos ellos terminan pasando inadvertidos ante nuestros ojos. Tras contemplarlos una primera vez asumimos casi inconscientemente que formarán parte de nuestra más estricta cotidianidad, quedando así relegados a un inhóspito rincón de nuestra memoria visual. Ellos, sin embargo, no nos guardan rencor por ello, y nos observan con cierta melancolía desde su pétrea posición, aferrándose a la esperanza de que alguien se fije de nuevo en ellos y poder así, atesorar el comienzo de una nueva y maravillosa historia.

Y es que lo creamos o no, en el corazón de muchos de esos lugares, que para la inmensa mayoría quizá no signifiquen nada, para muchas otras son el recuerdo vivo de buena parte de sus mejores momentos…Jardines que hablan de amor, calles que huelen a despedida, avenidas que transmiten proyectos futuros, ilusiones; colegios que fueron custodiando millones y millones de sonrisas, de sueños cumplidos y ambiciones por alcanzar; habitaciones que suenan a llantos desconsolados y a noches de insomnio; parques que podrían contar miles de anécdotas, y rememorar paseos románticos a la brillante luz de una luna que se escondía estratégicamente entre la maleza…

Todos, sin excepción, tenemos nuestro lugar, un pequeño refugio particular dentro de este inmenso paraíso llamado mundo. Y sin quererlo, o sin saberlo, volvemos a él una y otra vez, porque allí nos sentimos seguros, nos encontramos con nosotros mismos cuando nos hallábamos perdidos, y desde ahí todo a nuestro alrededor se ve diferente. Quizá no todo lo vivido en él fue positivo, pero el dolor también es sabio maestro, y si fuiste feliz allí, encontrarás siempre esa gran razón para regresar a él de nuevo.

Conozcamos a continuación, los lugares favoritos de nuestros alumnos de 1ºESO…

Lugar favorito

Soraya Aracil Seco, 1ºESO A

Inés Mira Pérez, 1ºESO B

Claudia Hidalgo Bañón y Ainara Bautista Bayona, 1ºESO A

Irene Picó Samper, 1ºESO B

Sara Martínez Aracil, 1ºESO A

Carlos Reche Vicent, 1ºESO B

Lucía Tárraga Romero, 1ºESO A

Aitana Palao Peydró, 1ºESO B

Lucía Valls Hernández, 1ºESO B

Pascual Chamorro Sánchez, 1ºESO B

Daniel Amorós Rico, 1ºESO B

Annais Díaz-Cacho Pérez, 1ºESO B

Octavio Ferrero Miró y Jordi Vilaplana Sola, 1ºESO B

Eduardo Vicedo Ortega, 1ºESO A

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