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¡Feliz Navidad!

Su presencia despierta en cada persona sensaciones distintas, hay de los que viven aguardando con emoción manifiesta su llegada, y al recibirla, la acogen con complacencia y pasión; sin embargo, y como contrapartida, los hay también que no pueden evitar recordarla con nostalgia, y su venida no les trae más que un amargo dulzor; los hay quienes nunca creyeron en ella, hasta que una experiencia les hizo cambiar de opinión; los hay, por el contrario, quienes aún en la peor de las batallas, nunca perdieron la esperanza y siguieron amándola sin condición.

Y lo único cierto es que tal vez nunca lleguemos a un consenso, pero esa realidad es parte intrínseca de la Navidad. Los hay quienes seguirán esperándola, otros la rechazarán, habrá quienes le den de nuevo un voto de confianza y quienes optarán por reinventar su concepción; pero más allá de convencionalismos, todos los que creemos profundamente en el amor, todos los que deseamos preservar parte de esa inocencia con la crecimos, todos los que vivimos con intensidad, los que no nos dejamos vencer, los que estamos convencidos que la solidaridad puede cambiar el mundo, los que creemos en el poder de la ilusión y en la fuerza de un sueño, los que escuchamos, enjugamos lágrimas, provocamos sonrisas, curamos con palabras, miramos a los ojos y tratamos de avanzar siempre juntos, con determinación. Todos los que siempre tuvimos fe en el ser humano, de alguna inequívoca manera queremos y apreciamos la Navidad, pues es parte de nosotros, de lo que somos.

Siempre es un buen momento para decirle a las personas que estimamos lo importantes que son para nosotros, pero quizá ahora, cuando la Navidad abraza y abriga con más intensidad nuestros corazones, tenemos una mayor necesidad de hacerlo. Gracias a todos los compañeros y amigos, padres y madres, hermanos, hermanas, abuelos, abuelas, tíos, tías, primos y primas por hacer de nuestra vida un viaje extraordinario.

 

Retratos

Quizá en un momento puntual de nuestra vida en el que nos sentimos incomprendidos,  llegamos a convencernos, víctimas de la frustración y el desconsuelo, de que sin duda nadie podría conocernos mejor que nosotros mismos. Y creyéndonos almas solitarias, tratamos de encontrar refugio bajo un caparazón que nos quedaba grande. Sin embargo, en la búsqueda desesperada de ese ficticio amparo, una persona no se separó de nuestro lado, escuchó paciente y en imperturbable silencio nuestras quejas y lamentos, resguardó nuestra temblorosa mano entre las suyas y buscó la palabra precisa para hacernos sonreír.

Un día cualquiera, no importa cuándo, ni por qué, esa persona vio en nosotros algo especial, y desde ese instante supo que nos querría para siempre. Descubrió en nuestro interior tesoros olvidados, perdonó sin reproches nuestros fallos, y aceptó con gracia nuestros despistes; alabó con entusiasmo nuestros aciertos y con ternura trató de hacernos ver los errores. Esa persona con la que hemos llorado, reído, a la que le confesamos nuestros sueños, a la que revelamos algunos de nuestros casi inconfesables secretos, nos entregó su apoyo desinteresado, porque encontró en nosotros lo que tal vez nunca creímos poseer. Esa persona que es nuestro hermano, nuestro amigo, nuestro primo…sabe interpretar cada uno de nuestros gestos, leer nuestra mirada e intuir muchas de nuestras reacciones, siente nostalgia cuando no nos tiene cerca y anhela el momento de poder contarnos todo lo vivido.

Esa persona que comparte nuestro dolor, que celebra como suyos nuestros logros, nos hace querer ser mejores personas. Por eso, cuando creamos que las circunstancias nos superan y que el mundo se volvió en nuestra contra, recordemos que tenemos el impagable privilegio de contar con alguien que nos conoce muy bien. Una persona especial, nuestro ángel.

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Natalia Peydró Medina, 2ºESO B

Ángela Mínguez Bernabéu, 2ºESO A

Carlos Vicedo Pina, 2ºESO B

Verónica Gisbert Ruiz y Denisa Turcu, 2ºESO A

Estela Ortega Bernabéu, 2ºESO B

Cristina Gosálbez Beneyto, 2ºESO A

Nicolás Payá Martínez, 2ºESO B

Marina Chorro Alcaraz, 2ºESO A

Lucía Vicedo Márquez y Mila Martínez Ferrero, 2ºESO B

Pablo Amorós Gámez, 2ºESO A

Carlos Bornay Ramón y Andreu Ferri Vilaplana, 2ºESO B

Noemí Sáez Ramírez, 2ºESO B

Ángela Vilaplana Verdú, 2ºESO A

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Mi lugar favorito

Joaquín Sabina decía en una de sus maravillosas canciones que «al lugar en el que fuiste feliz, no debieras tratar de volver». Pero, ¿por qué no desafiar a nuestros miedos y demostrarle que somos más fuertes que él?

Las personas pasamos cada día por millones de sitios diferentes: calles, avenidas, parques, centros culturales, edificios…y todos ellos terminan pasando inadvertidos ante nuestros ojos. Tras contemplarlos una primera vez asumimos casi inconscientemente que formarán parte de nuestra más estricta cotidianidad, quedando así relegados a un inhóspito rincón de nuestra memoria visual. Ellos, sin embargo, no nos guardan rencor por ello, y nos observan con cierta melancolía desde su pétrea posición, aferrándose a la esperanza de que alguien se fije de nuevo en ellos y poder así, atesorar el comienzo de una nueva y maravillosa historia.

Y es que lo creamos o no, en el corazón de muchos de esos lugares, que para la inmensa mayoría quizá no signifiquen nada, para muchas otras son el recuerdo vivo de buena parte de sus mejores momentos…Jardines que hablan de amor, calles que huelen a despedida, avenidas que transmiten proyectos futuros, ilusiones; colegios que fueron custodiando millones y millones de sonrisas, de sueños cumplidos y ambiciones por alcanzar; habitaciones que suenan a llantos desconsolados y a noches de insomnio; parques que podrían contar miles de anécdotas, y rememorar paseos románticos a la brillante luz de una luna que se escondía estratégicamente entre la maleza…

Todos, sin excepción, tenemos nuestro lugar, un pequeño refugio particular dentro de este inmenso paraíso llamado mundo. Y sin quererlo, o sin saberlo, volvemos a él una y otra vez, porque allí nos sentimos seguros, nos encontramos con nosotros mismos cuando nos hallábamos perdidos, y desde ahí todo a nuestro alrededor se ve diferente. Quizá no todo lo vivido en él fue positivo, pero el dolor también es sabio maestro, y si fuiste feliz allí, encontrarás siempre esa gran razón para regresar a él de nuevo.

Conozcamos a continuación, los lugares favoritos de nuestros alumnos de 1ºESO…

Lugar favorito

Soraya Aracil Seco, 1ºESO A

Inés Mira Pérez, 1ºESO B

Claudia Hidalgo Bañón y Ainara Bautista Bayona, 1ºESO A

Irene Picó Samper, 1ºESO B

Sara Martínez Aracil, 1ºESO A

Carlos Reche Vicent, 1ºESO B

Lucía Tárraga Romero, 1ºESO A

Aitana Palao Peydró, 1ºESO B

Lucía Valls Hernández, 1ºESO B

Pascual Chamorro Sánchez, 1ºESO B

Daniel Amorós Rico, 1ºESO B

Annais Díaz-Cacho Pérez, 1ºESO B

Octavio Ferrero Miró y Jordi Vilaplana Sola, 1ºESO B

Eduardo Vicedo Ortega, 1ºESO A

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Cuentos…

Sostenía entre mis manos una de esas historias tan fascinantes que no puedes dejar de leer, aquellas palabras ejercían sobre mí una atracción tal, que no podía evitar una punzada de nostalgia al pensar que el final de aquel trepidante viaje pudiera estar cerca. Lloraba con las desventuras de sus protagonistas, celebraba sus triunfos, les daba consejo desde la distancia infranqueable que nos separaba, compartía sus ilusiones, y soñaba con la posibilidad de ser algún día uno de ellos…Hasta que un día, víctima del ensimismamiento que provocaba aquel relato sobre mí, me quedé plácidamente durmiendo, y fue entonces cuando pude cumplir mi mayor anhelo: ¡ser una de sus protagonistas! Por fin podría dejar a un lado el juego de las expectativas, para empezar a vivir de verdad, desde dentro, aquella inolvidable experiencia…

Y eso mismo fue lo que les sucedió a nuestros alumnos de 2ºESO, quienes embriagados por el placer de la lectura, consiguieron traspasar las barreras del tiempo y el espacio para convertirse en auténticos héroes, en aspirantes a chefs, en detectives que habrían de enfrentarse a casos aparentemente irresolubles…En definitiva, personajes que, sin duda, no pasarán desapercibidos para todos aquellos que se animen a perderse entre las páginas de estos cuentos…

Pasen y vean, quizá ustedes sean los próximos en disfrutar en primera persona de la magia de una de estas historias.

Cuentos

Quédate a mi lado por Natalia Peydró Medina y Elena Sánchez Zafra, 2ºESO B

Las claves del Templo de Lacondona por Pablo Amorós Gámez, 2ºESO A

Pistas en el camino por Ángela Mínguez Bernabéu, Cristina Gosálbez Beneyto y Angie Pabón Peinado, 2ºESO A

Los valores de la vida por Mila Martínez Ferrero y Lucía Vicedo Márquez, 2ºESO B

El plato a la perfección por Ángela Vilaplana Verdú y Nicolás Payá Martínez, 2ºESO A y B

Siempre juntos, siempre nosotros por David Verdú Cerdá y Elena Verdú Cerdá, 2ºESO A

La amistad por Noemí Sáez Ramírez, Iván Guill Rico y Claudia Santonja Beneyto, 2ºESO B y A

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Hojas caídas por Sandra Yago Regidor y Estela Ortega Bernabéu, 2ºESO B

 

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Invisibles

Escucho una música que despierta mis sentidos, consigue sacarme de mi letargo y me devuelve de nuevo a la realidad, pero a una realidad dulce, nueva, apacible…Decido seguirla, su inspirador sonido me guía hasta el final de una calle, conforme avanza mi paso, los acordes se hacen más y más intensos, siento que puedo tocarlos, que puedo abrazarlos, que tienen vida, que soy parte de ellos…En su melódico compás encuentro parte de mi esencia olvidada, de mi yo interior, de mis recuerdos, miles de momentos se cruzan por mi mente como destellos de luz irrepetibles, y no puedo dejar de sonreír, es una sensación mágica. De pronto, siento que alguien me observa, una mirada incrédula y llena de paz me mira preguntándose algo que no puedo responder, y entonces, aquel hombre se resigna ante un ya familiar silencio, esboza una tierna mueca y me da las gracias con una complacencia infinita. No sé qué decir, ni qué pensar, así que me quedo allí de pie, sin más, y sigo disfrutando de cada nota mientras veo a la gente pasar, gente y más gente que andan de un lado a otro, cada cual ensimismado en sus propios pensamientos. Nadie mira, nadie escucha la música, pero ella no cesa, mantiene la esperanza, porque nació para ello…

De camino a casa me cruzo con un niño. Es mi vecino, y parece más triste de lo habitual. Me acerco a él preocupada, pero no muestra muchas ganas de hablar. Intuyo que algo le pasa desde hace meses, lo cierto es que nunca lo veo jugar con nadie, y siempre está alicaído. He intentado ayudarle, y ahora sé, aunque no fue fácil averiguarlo, que no tiene amigos. A veces lo veo pasar, y al cruzarse con un grupo de chicos de su edad, reconozco en su mirada la envidia inocente de un niño, y una punzada de dolor me estremece.

Todo ello me ha hecho reflexionar…Se sientan cada día en el mismo rincón, queriendo pasar desapercibidos, pero en el fondo claman al mundo atención, en su interior se mantiene oculta una historia que necesita y merece ser contada, un vida llena de luces y sombras que quiere seguir su rumbo como la de los demás. Quizá fue el infortunio quien les relegó a la fuerza a un tedioso segundo plano, y la sociedad, presa de un individualismo casi condenatorio, se olvida sin querer de que están ahí, y que basta una sonrisa, una palabra amable o un gesto cargado de empatía, para hacerles saber que no son invisibles, porque en realidad nadie lo es.

No te importe detener tu tiempo para ayudar a los demás, la vida alcanza su sentido pleno cuando uno es útil para quienes le necesitan.

Invisibles

Invisibles, esa palabra que pasa desapercibida, esa palabra en la que nunca pensamos, esa palabra que solo nos recuerda a algo que no se ve, pero tal vez, somos nosotros los que no vemos o no queremos ver .

Todos los días, cuando caminamos por la calle, vamos pensando en nuestras cosas, en qué vamos a hacer, en lo que ya hemos hecho… como es normal, pero mientras tanto hay cientos de personas que pasan por nuestro lado y ni siquiera vemos, hay tantas personas que se ven obligadas a pedir por la calle, por ejemplo, que ya estamos acostumbrados a decir que no, y tal vez es que de verdad no podemos ayudarlas, pero hemos de pensar el por qué esas personas están así, por qué no sonríen a la vida y no miran a los ojos y el por qué se ven forzadas a pedir día tras día en la calle. Hay algunos que no tienen más remedio que sentarse a esperar a que alguien que pueda les ayude, ya que sus pies no pueden soportar el peso de su cuerpo; otros caminan muchísimos kilómetros solo para recibir algo; algunos ni siquiera conseguirán nada, pero lo intentan.

Lo primero que hacemos al ver a una persona desconocida es criticarla, la juzgamos sin conocer, cuando en realidad no podemos saber nada de ella , y lo cierto es que llevan consigo una historia que tal vez nos puede dar una gran lección que desconocemos .

Si solo por un momento pudiésemos ponernos en el estado no sólo físico, sino también emocional de esta gente, si pudiésemos sentir ese gran dolor, que es como una nube situada sobre tu cabeza tirándote rayos continuamente, entonces reflexionaríamos, porque esas personas no sólo se preocupan por ellas, tal vez tienen una familia a la que mantener, alimentar y cuidar, y quizá si ayudamos de algún modo a una de esas personas, podemos estar ayudando a una familia entera.

Invisibles, no lo son, solo que a veces los hacemos sentir así.

Tenemos que tener empatía hacia esas personas y mirar nuestro entorno y lo que nos rodea.

Mila Martínez Ferrero, 2ºESO B

Muchas veces las personas no asumimos las consecuencias de las decisiones que tomamos, ni reconocemos nuestra responsabilidad cuando las cosas se tuercen, siempre decimos que la culpa es de otro, que nosotros no hemos hecho nada, pero ahí veo yo el problema, en el hecho de no hacer nada cuando vemos que algo no está bien, el hecho de callarnos y no decir: – ¡basta! ¡Hasta aquí hemos llegado!, en vez de hacer eso, nos callamos.

Además yo pienso que vivimos en una sociedad donde además de criticar, nos fijamos mucho en cómo va ese vestido, o en cómo actúa ese otro. Y excluimos, a veces sin darnos cuenta, a gente que no nos ha hecho nada, simplemente porque son diferentes a nosotros o no piensan igual. Yo, por suerte o por desgracia, no nunca me he sentido “invisible” y la verdad es que no me gustaría sentirme así nunca, pero si he tenido la ocasión de vivir esa situación en una persona cercana a mí. Lo que más pena y rabia me daba era ver que esa persona estaba mal, que a pesar de que ella no hiciera nada, la excluían y la dejaban de lado, y saber que tú no podías hacer mucho por ella, solo estar ahí apoyándola en sus peores momentos, era decepcionante. Muchas noches cuando no me podía dormir, me paraba a pensar y me preguntaba ¿por qué le hacían eso? Si ella lo único que quería era disfrutar de la vida que para eso está, para disfrutarla y para vivirla.

Muchas veces los profesores nos dicen que cuando veamos alguna injusticia, alguna humillación, tengamos el valor de ir a ellos y contárselo, pero no es tan fácil como ellos lo pintan, o eso creemos nosotros, simplemente porque te da miedo que los compañeros de clase se enteren de que te has chivado tú, te dejen entonces de lado, te humillen y nunca más vuelvas a tenerlos como amigos.

Elena Verdú Cerdá, 2ºESO A

Si fuéramos por la calle caminando y le preguntáramos a diez personas si existe la invisibilidad, seguramente las diez responderían que no. De hecho, hasta hace poco yo también lo creía así, pensaba que ésta solo se podía ver en las películas de ficción, con el efecto especial de alguna manta mágica.

Normalmente en las grandes ciudades es donde se encuentran más “sin techo”. Los niños prefieren no mirar, pero los adultos más detestables les miran con mala cara, como si no se hubieran esforzado en esta vida esas pobres personas.

También en todos los colegios siempre hay niños distintos, especiales. Pero, desgraciadamente, siempre hay alguno que es apartado de la sociedad, que no es bien recibido, que cada vez que habla es criticado.

La verdad es que no sabemos la historia del vendedor de pañuelos del semáforo, ni la de ese niño solo llorando sin nadie que le apoye en el patio. No podemos saber la verdadera historia de estas marginaciones. Entonces, si ahora le preguntásemos a diez personas marginadas si creen en la invisibilidad, probablemente dirían que sí, que les han tapado con la manta del olvido.

Nicolás Payá Martínez, 2ºESO B

Hay tantas personas a las que denominamos invisibles, que si tuviese que citarlos a todos no tendría suficientes horas en la vida para hacerlo.

Lo cierto es que para descubrir casos de pobreza o desigualdad no hace falta buscar ejemplos en internet, basta con que echemos un vistazo a lo que sucede en nuestro país, en nuestra ciudad, donde todos los días hay personas que sufren este tipo de calvarios. Sin ir más lejos, a veces en los colegios nos encontramos con ejemplos muy claros: personas a las que se le hace la vida imposible, les humillan, y hasta en casos extremos les llegan a agredir.

Este tipo de situaciones me parecen repudiables, y ponen de manifiesto una gran falta de humanidad, pues todo ser humano -por diferentes que seamos- nos merecemos un mínimo de respeto.

A estas personas en muchas ocasiones se les considera invisibles, porque aunque les podamos ver, hay mucha gente que no les hace caso.

A las personas que se utiliza como objeto de mofa, siempre son los más débiles, los pobres y todos aquellos que son considerados distintos porque sí.

Para terminar esta redacción quiero plantear la siguiente ¿Por qué no atacas a los que son más fuertes que tú? O, directamente, no le hagas eso a nadie.          

Jorge Serrano Arratia, 2ºESO A 

Nunca me he parado a pensar en el significado de la palabra invisible, en el sentido tan profundo que puede tener cuando estamos hablando de personas, porque vayamos donde vayamos siempre nos encontramos con ese tipo de personas a las que llamamos pobres o sin techo. Y nunca nos hemos puesto en su piel. Éstos podrían pasar el día entero pidiendo ayuda y ganar un solo euro. Esas personas no piensan en qué harán en el futuro, sino en qué comerán esa noche y dónde dormirán.

La sociedad a veces es un poco egoísta y sólo pensamos en nuestro bienestar personal. Aunque también es cierto, que al igual que hay personas que de verdad lo han perdido todo, hay otras que quieren engañar a la gente haciéndose pasar por pobres indefensos , y esto provoca que la gente al final ya no sepa si de verdad lo necesitan o es todo un timo.

Aún así, intento creer en la buena fe de las personas y creo que debemos ayudarlas, sobre todo si han perdido a su familia que es lo más importante del mundo.

Lucía Vicedo Márquez, 2ºESO B

Una persona es invisible cuando los demás, sin razón justificable, la consideran diferente a ellos, sea por el color de la piel, por la nacionalidad, por su religión, etc. Hoy en día muchas personas viven el calvario de ir al colegio y tener que soportar que sus compañeros de clase se burlen de él o de ella, o que no le acepten en el grupo de amigos por cualquier motivo. Las personas que consideran a otras diferentes son personas maleducadas.

Las personas invisibles tienen miedo, y por eso se encierran muchas veces en sí mismas, porque no se atreven a exponer su punto de vista hacia los demás. Con este texto quiero decir que todos somos iguales, porque todos vivimos en el mismo planeta, todos tenemos los mismos derechos, y lo que es más importante, todos somos personas.

David Rus, 2ºESO A

Vivimos rodeados de personas invisibles, personas que no se sienten vistos, quizás porque nadie se fija en ellos, porque pocos los nombran, porque son poco aceptados, pero aún así hoy y siempre estarán, vayas donde vayas te encontrarás con esa persona a la que posiblemente no le des importancia, pero debes saber que dentro de ella hay una historia que quizá compartes, y la estás dejando pasar. Te da igual lo que diga, no importa, pero de pronto hay algo en ti que te hace ver que tal vez, si atiendes a esa persona que es como una estrella, y te pones en su piel, te iluminará.

Esa persona que por miedo a ser contestada o tal vez criticada, no da respuesta ni opinión, y no sabe cómo hacerlo para que todos le comprendan o le escuchen y sólo cuando la conoces por dentro, te hace reflexionar y te das cuenta que da lo mismo como sea físicamente o psicológicamente, si quieres ser escuchado y respetado trata a los demás por igual, para que nunca se sientan invisibles.

Elena Sánchez Zafra, 2ºESO B

Madrid 11 de marzo 2012

Querido diario, hoy empiezo a escribir, pero antes me voy a presentar. Me llamo Judit y tengo 15 años, mi mejor amiga se llama Iris… bueno, creo que ya no es mi mejor amiga porque es que hoy cuando estábamos en el patio se ha puesto la misma camisa que yo y me ha dado mucha rabia, entonces he cogido las tijeras y se la he roto, pero lo que no entiendo es que la profesora me ha reñido a mí y encima me ha obligado a pedirle perdón, ¡esta vida es muy complicada!

Madrid 20 de marzo 2012

Querido diario, llevo unos días que no te he escrito porque no me apetecía, pero hoy he sentido la necesidad de escribir, y es que he pasado unos días un poco malos. Todo empezó cuando estaba hablando con el chico que le gusta a mi amiga Iris y me preguntó que si Iris quería a alguien y yo le dije que le quería a él, entonces el chico se lo dijo a toda la clase hasta que se enteró mi amiga Iris y se enfadó mucho conmigo, me dijo que ya no podía confiar en mí, que dejaría de ser mi amiga, que era un ser despreciable y que me quedaría sin amigos. Yo me puse muy furiosa, y me escapé de clase, llegué a mi casa unas horas más tarde y mis padres me estaban esperando sentados con los brazos cruzados, pidiéndome explicaciones porque le habían llamado del colegio por haberme escapado. Me castigaron sin móvil y sin poder salir de mi casa, solamente para ir al colegio y hacer trabajos, ¡Nadie me comprende!

Madrid 29 de marzo 2012

Querido diario estoy muy triste, ahora sé lo que es estar sola, no tengo ningún amigo, todos me odian, nadie me quiere, nadie me comprende, no confían en mí, nadie me cuenta nada, no tengo a nadie a quien contarle mis penas y me estoy planteando cambiarme de colegio, pero creo que eso no cambiaría la situación. Esta tarde voy a ir a casa de una amiga, o al menos lo era, para hacer un trabajo de lengua y le voy a pedir su opinión acerca de lo que me está pasando. 

Madrid 30 de marzo 2012

Querido diario ayer tuve una charla muy intensa con mi amiga, y me ha dicho que llevo unas semanas rara, que estoy cambiando de forma de ser, que estoy más distante y que no hago las cosas bien; y ellas están muy enfadadas conmigo, sobre todo Iris. Me ha dicho que la solución es pedirle perdón, aunque no solo vale con eso, también tengo que demostrarle que he cambiado. Sé que me va a costar, pero mi amiga me ha abierto los ojos y es verdad que llevo unos días comportándome mal con ellas, espero solucionarlo…

Madrid 30 de mayo 2012

Querido diario han pasado dos meses y ya he solucionado los problemas que tenía con mis amigas,  me he dado cuenta que una de las peores cosas que te pueden pasar en la vida es estar solo, porque sin personas que te quieran no puedes ser feliz, a veces estamos solos porque alguien decidió hacernos la vida imposible, pero en otras ocasiones estamos solos por nuestro carácter, por ser despreciables, ariscos, egoístas, caprichosos… Por eso cuando te das cuenta que lo estás haciendo mal tienes que solucionarlo, porque a lo mejor cuando dejas pasar el tiempo ya no tiene solución.

Estela Ortega Bernabéu, 2ºESO B

Cuando veo escrita la palabra invisible, siempre pienso en aquellos niños y niñas que sufren cada día de su vida acoso escolar. Porque si reflexionamos un poco, detrás de cada persona hay una historia diferente, hay personas tímidas, personas sin padres, personas que no tienen dinero para alimentar a sus propios hijos. Y como desconocemos la realidad que se esconde detrás de cada persona no hay que insultar, ni pegar, ni abusar de una persona indefensa.

Yo entiendo que los agresores son aquellas personas que no se sienten bien con sí mismos, y pagan su frustración con los demás.

También, por desgracia, están aquellas personas que no tienen dinero para alimentarse ni un lugar donde dormir, y tienen que buscar una casa ajena, hasta que finalmente los vuelven a desahuciar.

Es triste que a veces no nos demos cuenta de lo que están sufriendo algunas personas, de lo duro que es vivir en la calle…

Noemí Sáez Ramírez, 2ºESO B

Las personas invisibles son personas que no merecen nuestra indiferencia, debemos tratarles con respeto y educación. Cuando nosotros excluimos a estas personas, antes de hacerlo deberíamos ponernos en su lugar y ver así cómo se sienten cuando les hacemos eso; a veces este tipo de personas están tan cansadas de lo que les hacen, que toman decisiones erróneas. De hecho, no sé cómo pueden aguantar su día a día soportando insultos, agresiones físicas y psicológicas, por eso hay que ayudarles, para que no pasen por ese calvario, y puedan sentirse integrados. 

Cristofer Montero Leyme, 2ºESO A

En todas las sociedades hay personas que se vuelven invisibles para el resto… Cuantas veces paseando por zonas muy concurridas encontramos a personas pidiendo, y si nos paramos a observar podemos ver que una gran mayoría pasa por su lado sin ni si quiera mirarlos. ¿Son invisibles? ¿O realmente no queremos verlos?Nos preguntamos por qué están en esa situación o por qué las personas que nos representan no hacen nada para que en vez de pedir puedan pasear como el resto.

En esta época del año, cuando se acerca el frío y la navidad, todos nos volvemos más sensibles e intentamos ser más generosos, pero esa no es la solución, al menos no a largo plazo. La Constitución dice que todos somos iguales y que todos tenemos derecho a tener unos recursos, al menos, mínimos para poder vivir, pero lo cierto es que eso no se cumple.

Hay que quitarse lavenda de los ojos y mirar la realidad, e intentar cambiarla para no seguir paseando sin ver a la gente invisible.

Paola Martínez Moltó, 2ºESO A

No puedo creer que haya personas tan crueles, que se sientan bien después de humillar a otro ser humano, solo porque sea de diferente nacionalidad, sea más callado, más tímido o, sencillamente, diferente a ellos.

Creen que por hacer eso son superiores, mejores, y en realidad son unos desalmados. A veces se meten tanto con una persona, que le hacen la vida imposible. Por su parte, esas personas «invisibles » se levantan con miedo de ir al instituto por las mañanas, porque saben que ese día los de “siempre” se burlarán de nuevo de ellos. Y así una y otra vez.

Luego también están las personas pobres, personas que no tienen un techo bajo el que poder cobijarse, vivir, o no tienen suficiente dinero como para poder comer todos los días. La gente que los ve, los evita, solo por su aspecto, y éstos, en realidad, no saben que esas personas » invisibles » tienen un pasado, una historia. Pero como en cierto modo a día de hoy triunfa la superficialidad y el materialismo, no son conscientes de ello y de las desdichas de estas personas.

Angie Pabón Peinado, 2ºESO A

Vivimos en una sociedad materialista, donde lo que más importa de las personas es el físico, incluso hay veces que ni siquiera nos damos cuenta, nos sale de forma involuntaria. Las personas tenemos la tendencia a criticar a los demás, hasta incluso sin conocerles de nada, simplemente las juzgamos por su aspecto, por su forma de vestir o por envidia. Estas “víctimas” se suelen convertir en marginados sociales, sin amigos, sin trabajo y en situaciones extremas, sin familia. Si llevamos el tema al ámbito académico, nos damos cuenta que a nuestra edad lo que hacemos es elegir a personas, niños y niñas con algún defecto físico y los convertimos en el objetivo de infinitas burlas y acosos, que después, delante de padres y profesores, simplemente son bromas.

En mi opinión, una de las cosas más tristes que le puede pasar a una persona es quedarse solo, sin una familia que se preocupe por ti, ni amigos que te ayuden cuando lo necesites, por eso, las personas invisibles para la sociedad son aquellas que no tienen nada, lo han perdido todo y no tienen a nadie que les defienda y ni siquiera que les haga compañía.

Desgraciadamente así es nuestra sociedad actual, con personas que se creen superiores a otras simplemente por ser más guapo, más alto, más listo etc. Es una lástima pero, a veces, es la realidad.

                                                                                                                                                                             Natalia Peydró Medina, 2ºESO B

Yo tengo una amiga cuyo nombre no quiero revelar, sólo diré que lo ha pasado muy mal.

Ella tiene 12 años, y esta es su historia. La gente la criticaba y juzgaba por su aspecto físico y sus cualidades. Pero, muchas de las personas que le criticaban e insultaban no la conocían de nada, así que yo siempre la animaba diciéndole que por mucho que digan algo malo de ti, algo que te moleste o te duela, nunca te lo tienes que creer de verdad porque esas personas no te conocen, no saben cómo eres por dentro, cómo sientes.

Yo pienso que la gente que ofende, humilla o incluso maltrata, es porque ellos en realidad por dentro se sienten mal, tienen algún tipo de problema psicológico, y su forma de desahogarse, en vez de llorar o contárselo todo alguien, es meterse con las personas que piensan que son inferiores a ellos o menos importante, en definitiva, más débiles. Y lo que hacen es destrozar a esa persona que no tiene culpa.

Los agresores en realidad tienen un grave problema.

Claudia Santonja Beneyto, 2ºESO A

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Cartas al cielo

¿Alguna vez os habéis parado a pensar en la relatividad del tiempo? En ocasiones, aunque éstas sean mínimas, disponemos de mucho y, sin embargo, no lo invertimos bien, lo derrochamos sin caer en la cuenta de que nada, ni nadie nos lo podrá devolver. Otras, por el contrario, quisiéramos atraparlo, estirarlo, hacer con él malabarismos, pero todo esfuerzo es en balde, porque éste no se resiste y se escapa entre nuestros dedos mientras nos sentimos inmensamente tristes, decepcionados e impotentes. Y es entonces cuando recordamos con dolor todas aquellas veces que no le dimos al tiempo su sitio, que no lo valoramos como debíamos hacerlo…El tiempo viene y se va, pero nunca lo hará de la misma manera; necesitamos de su inmensidad para saborear la vida, pero si menospreciamos su fugacidad, nos invadirá el vacío.

Todos hemos perdido a alguien a quien amábamos, respetábamos y admirábamos con todo nuestro corazón. Y en aquel fatídico instante hubiésemos deseado poder volver a atrás, borrar nuestros fallos, dar más besos de los que dimos, no concederle ni un minuto a cualquier nimia discusión, recrearnos en la simpleza de los pequeños detalles que engrandecen el viaje, mirar con fervor las facciones de su rostro, sentir de nuevo el tacto cálido de su piel, la ternura y la sapiencia de sus palabras…Pero en aquel ominoso y gris instante ya nada de lo que pudiéramos desear es posible. Sin embargo, un sentimiento de paz nos reconforta al pensar en el tiempo disfrutado junto a esa persona, en todas las experiencias compartidas, en las veces que erramos, pero también aprendimos, en los sueños alcanzados y en las promesas que juramos cumplir en su nombre. Y eso es todo lo que nos queda cuando reina el silencio eterno.

No podemos saber qué hay más allá de esta vida, ni tener la certeza de que nos estén escuchando, ni siquiera de que puedan vernos, pero si hay algo cierto es que el amor no termina aquí, es la única fuerza capaz de atravesar la barrera del tiempo, cualquier inhóspita distancia. El amor que dimos y el que recibimos vive en nosotros, en los que se marcharon y en los que vendrán.

Hoy, con los ojos puestos en un infinito cielo azul, mandan sus emotivas y profundas cartas los alumnos de 1ºESO. Y así esta noche, miles de estrellas brillarán más que nunca en el firmamento.

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Querido primo Nicolás:

Hace tiempo que no te veo, pero quiero que sepas que no te he olvidado y sé que siempre estarás conmigo. Echo de menos esos momentos que pasábamos juntos en casa de los abuelos cuando éramos pequeños. Echo de menos tu sentido del humor, tu rostro. Me encantaría que pudiéramos volver a jugar como lo hacíamos, aunque sé que tal vez tú no te acuerdes de nada, porque tenías cuatro años.

Carla Valero

Cuando llevaba tiempo sin verte yo le decía a mi madre: “Mamá, ¿cuándo vamos a ver al primo Nicolás?» A veces incluso me ponía a llorar, pero cuando me enteré de lo que te pasó y de que no volvería a verte lloré con más fuerza.

Sé que dentro de mucho tiempo podremos reunirnos de nuevo, donde desde hace tiempo que tú estás.

TE QUIERO MUCHO, CARLA

Carla Valero Ruiz, 1ºESO B

¡Hola tío!, hace mucho que no sé de ti. Te fuiste sin decirme adiós, sólo dejando tristeza por tu pérdida. Pero sé que no fue culpa tuya, la vida puede ser muy injusta…

No supe apreciar tu amor, ni los pequeños regalos que me hacías. Realmente pasaba la mayor parte del tiempo contigo, pero no pensaba en lo afortunada que era teniéndote a ti. No valoraba las cosas como las valoro ahora. Hasta que un día más del año, te fuiste sin más.

 Lucía Tárraga

Tú me enseñaste muchas cosas, pero sobre todo a apreciar a la gente que quiero. Eras como un segundo padre para mí. Me contabas historias, jugabas conmigo y, sobre todo, me querías. Ahora te añoro mucho porque no te tengo para que me aconsejes en momentos difíciles o para que simplemente te vea y te abrace con todas mis fuerzas. Gracias por todo. Te quiero.

Lucía Tárraga Romero, 1ºESO A

Yo tenía cuatro años cuando desapareciste, te fuiste de nuestra vida casi sin avisar, en silencio, te fuiste en el momento más difícil. Nuestra relación era muy estrecha, pues como nuestra casa es un dúplex vivíamos nosotros arriba y tú abajo; aun me acuerdo de cuando todas las tardes al venir del colegio iba corriendo a tus brazos, con ganas de pasar la tarde contigo, como cualquier niño siempre quiere ver a su abuela.

Mis hermanas no pudieron conocerte, pero si hubiese sido así nos lo hubiésemos pasado muy bien las cuatro juntas al tenerte viviendo debajo de nosotros. Tu partida fue más difícil de afrontar por el hecho de que nos veíamos todos los días. Al recordarme mamá cómo nos lo pasábamos juntas, no puedo dejar de llorar.

Nerea Giner

Te fuiste poco después de que mamá anunciase que tendrías dos nietas más, a las que ya no pudiste ver, abrazar, besar…No pudiste verlas sonreír, cogerles el dedito con la mano, y eso entristece más aun tu partida, aunque sé que la muerte no te llevo del todo, pues ella no sabía que siempre estarías en nuestro corazón. Sé que ahora estás en un lugar mejor cuidando de todas mis mascotas. Tú lo dabas todo por todos, te preocupabas más por los demás que por ti misma. Para nosotros eras la persona más buena de todas, por eso vamos cada dos semanas a verte, para no entrañarte, para que esta vida no se convierta en un mar de lágrimas porque como todos, vivimos y después morimos. Es el ciclo de la vida.

Te echamos de menos, pero sé que estás bien, cuidando y protegiéndonos a todos nosotros.

Te quisimos, te queremos y siempre te querremos.

Nerea Giner Aguado, 1ºESO B

Os escribo esta carta porque creo que es el momento oportuno para deciros lo que os quiero y os añoro, porque ahora soy yo la que necesita ese amor que vosotros teníais, ese apoyo y ese ánimo que tanta falta me hace.

Si os escribo esta carta es para que sepáis que sigo aquí a vuestro lado, que podéis apoyaros en mí, agarraros a mi brazo para caminar más lejos, de la misma forma que yo siempre encontré una sonrisa y unas palabras de aliento en vosotros. Quiero que sepáis que os quiero y que siempre os querré, pero es que además de quereros os admiro, por vuestra valentía, por vuestra fuerza y por vuestra capacidad para hacerme las cosas más fáciles. Fuisteis vosotros quienes abristeis el camino y yo seguí vuestra estrella, seguía las huellas de vuestros pasos porque así me sentía más segura. Y siempre estuvisteis pendientes de que no me perdiera.

Vuestra presencia en mi vida es de las cosas más importantes que me han ocurrido. En todo momento estuvisteis a mi lado, acompañándome y ayudándome.

La distancia nos apartó, pero haría todo lo posible para que volviéramos a encontrarnos, pues al alejarnos, siento que perdí la mitad de mí.

Hoy vuelven a mi memoria tantas ocasiones en las que nos hemos divertido. Río aún estando en soledad, porque sé que no estoy sola, porque os tengo a mi lado aún estando lejos. También recuerdo algunos momentos difíciles en los que lloramos, pero las lágrimas cuando se comparten alivian el dolor de quien sufre.

Valorabais mis cualidades, esas que yo no conocía; fortalezas que creía perdidas, aspectos de mí que con vuestra ayuda se renovaban para mi crecimiento.

Soraya Aracil

¡Recuerdo cuántas situaciones difíciles compartimos y cómo las superamos! Sentiréis que esa fortaleza os da ánimo para seguir adelante. ¡Cuántas veces me habéis dado fuerza para superar los conflictos que surgían!

Ni la distancia ni el tiempo logrará separarnos. Nada hará que os olvide o que sienta que no os necesito. Sois unas personas únicas. ¡Qué difícil el momento de la despedida, el temor de no teneros cerca si os necesito!

Me entristece no saber de vosotros durante mucho tiempo. Me es imposible ocupar ese vacío con otras personas. Hacerme saber cómo estáis, nunca dejéis de comunicaros conmigo. Decirme lo que queráis, pero no me dejéis en silencio.

Curasteis mis tristezas, junto a vosotros todo eran sonrisas, teñíais mi vida de colores alegres, erais mi alegría, os necesito rodeándome con vuestros brazos, hablarme, escucharme, sentirme; si vosotros no estáis a mi lado se me acabó la alegría, son tantos los sentimientos que tengo hacia vosotros, tanto miedo hay dentro de mi corazón…Siempre estáis en mi cabeza, no hay un solo segundo que desaproveche sin pensar en vosotros, sin vuestro amor en mi vida no puedo vivir, cada vez que pienso que el día que os perdí me pregunté: ¿Qué haría yo sin vosotros? ¿Y sin vuestro amor? … Son tantas las preguntas, con una sola respuesta, no soy nadie. Nunca os dejaré de amar, nunca en la vida os podré olvidar y siempre estaré junto a vosotros. Estar con vosotros sería un verdadero sueño para mí.

¡OS QUERIO!

Soraya Aracil Seco, 1ºESO A

MI ABUELA MARIA:

Recuerdo cuando de pequeño iba a casa de mi abuela María y me cogía de los mofletes y me decía: ¡Qué guapo es mi Pascual! No tengo muchos recuerdos de ella porque murió cuando yo tenía tan solo 4 años.

Mi padre me ha contado que tuvo una vida complicada, ya que tuvo que criar a 9 hijos sin las comodidades de las que disfrutamos ahora.

Pascual Chamorro

Tenía 17 nietos y yo era el más pequeño, por eso tenía especial predilección por mí. Me hubiera gustado conocerla mejor, porque según me han contado era muy buena persona y quería mucho a los suyos. Es una pena que no haya podido disfrutar más de su compañía.

Pascual Chamorro Sánchez, 1ºESO B

Esta carta es para ti abuelo. Sé que no pude disfrutar tanto tiempo como me hubiera gustado de estar junto a ti, pero me encantaría que supieras que te quiero, que te echo de menos, que me encanta y me entristece a la vez cada vez que la abuela dice: “Ay si estuviera aquí el abuelo Joaquín, lo que disfrutaría con él”.

Me duele cada vez que veo fotos de mis amigas con sus abuelos, y yo no puedo estar a tu lado…Me encantaría que estuvieras aquí y poder montar en bicicleta juntos, que me enseñaras a tocar la guitarra, que nos fuéramos de excursión…En definitiva, todas esa cosas que tan bien se te daba hacer y que no me pudiste enseñar.

Cuando no puedo dormir, porque he tenido alguna pesadilla, pienso que estas ahí conmigo, porque todavía recuerdo que cuando era pequeña me encantaba irme contigo al circo y si tenía miedo de algún payaso me agarraba a ti y me sentía segura. También me acuerdo de ti cada vez que voy a casa de la abuela y veo vuestras fotos. Pero lo más importante es que te quiero y te añoro y que espero que aunque no sea muy posible puedas leer esta carta algún día.

Lucía Montesinos Medina, 1ºESO A

¡Queridos abuelos de Bañeres! Es una lástima que no nos conociéramos abuelo, me hubiera encantado haberlo hecho, aunque tu hija Mª Angeles me ha contado anécdotas tuyas y así, en cierto modo, es como si te hubiera conocido.

Abuela, a ti sí te conocí, afortunadamente. Sé que en tu vida pasaste momentos angustiosos. Me acuerdo de aquella frase que me decías con cariño: ¡Eres un…Payaaaso! Que siempre estará ahí, en mi corazón. Abuelo, de ti poco puedo decir porque como ya dije antes, no nos conocimos.

Carlos Asensio

Abuela, ahora la tan amada casa donde vivías, no está igual, ya que ahora viven otras personas, pero ¿sabes qué? Que esas personas son tu nieto Jordi y su novia Cristina. ¡Ah! Cuando por desgracia destruyeron la casa para renovarla, el crucifijo que teníais en vuestra habitación seguía colgado. Creo que vosotros estáis en el cielo arropados por Cristo. Ahora vuestra nieta Ana ha tenido un hijo, Álvaro, se llama, y vuestra hija Carmina es abuela. Cuando vamos a la Iglesia, siempre rezamos por vosotros, (y por los demás, claro). Siempre os recordaré, estéis donde estéis. Os quiero.

Carlos Asensio Alal, 1ºESO A

¡Yaya! Así te llamaba yo, aunque sé que no lo eras realmente, para mí siempre lo fuiste. Todavía me acuerdo de ti, aunque me dejaste cuando yo tenía solo cuatro años, pero sigo recordándote, en cada cumpleaños, en cada navidad, que ya no pasas con nosotros. Cada tarde que ya no te veo sentada en el sillón de la abuela… Sé que te enteraste que mi madre estaba embarazada de mi hermano un día antes de que fallecieses. Y si me estás escuchando, quería decirte que Carlos ya tiene ocho años; juega al tenis y es un crack con las mates. A veces me pregunta por ti y no sé muy bien cómo responderle. Ojalá lo hubieras conocido, te hacía tanta ilusión… añoro mucho pasar por delante de tu casa y no poder subir a darte un beso, o pasar un rato contigo.

Sara Martínez

Rezo cada día por ti, y espero que tú también por mí, que me des ánimos para seguir luchando, para seguir este camino y, finalmente, reencontrarme contigo. También quería decirte que aprendí a tocar el piano, y quiero que sepas que todas mis canciones van dedicadas a ti.

Sara Martínez Aracil, 1ºESO A

A mí esta carta me gustaría dedicársela a dos grandes personas que han influido mucho en mi vida; aunque una de ellas no era familiar mío, yo sí lo sentí como parte de ella. A la primera persona a la que voy a nombrar es a Don Antonio. Te doy las gracias por haberme enseñado a ser quien soy ahora, por hacerme ver que la vida pasa muy rápido y que vale la pena disfrutarla, me ayudaste a valorarme y a saber afrontar las dificultades con una sonrisa, y que no se debe llorar por alguien que no lo merece. De verdad te doy las gracias. Sé que aunque no te pueda ver, te siento aquí a mi lado y sé que estarás orgulloso de mí por haber seguido tus pasos.

Laura Pérez

También quiero darle las gracias a mi bisabuela Amparo, de la que pude disfrutar hasta los 5 años, porque aunque fuera pequeña aún me acuerdo de ti, y de tu risa, tu bonita sonrisa, aquella a la que tanto añoro. Recuerdo que cuando hacía algo mal, me decías: «Como te vea, te pillo y…» y yo me reía. Decirte que aquí toda la familia te echa de menos y nos haces falta a todos. Decirte que yo ya soy mayor, ya tengo 12 años. Mi madre tuvo otra hija, se llama María y tiene ya 9 años; también el tete Emilio tuvo otro niño y se llama Germán, tiene 6 años, y aunque no te han podido conocer, Javier y yo les hemos hablado de ti y les hemos enseñado fotos tuyas y se han quedado con las ganas de conocerte, y entonces yo les he dicho que algún día, dentro de mucho tiempo, podrán tener el placer de hacerlo. Y que te queremos todos mucho y que en mi habitación, en una caja, guardo todas nuestras fotos y espero en un futuro poder volver a verte, poder darte un abrazo y un beso y decirte cuánto te quiero y sé que allí donde estés estarás en paz; y sé que te estarán cuidando mucho porque tú te lo mereces por ser tan grande. Gracias por todo abuela. Te quiero mucho.

 Laura Pérez Bernabéu, 1ºESO A

Esta carta va dedicada a una persona, que aunque no conocí, es para mí muy querida: mi abuelo.

Por desgracia, nací mucho tiempo después de que él falleciese. Me hubiese encantado conocer a este familiar, pero por cosas de la vida no fue así. No sé nada de él, pero conozco su rostro y un poco acerca de su vida gracias a mi abuela, mi madre, tías y tío que me hablaron de él. Me contaron que era alto, delgado, de cabello castaño, de ojos verdes, de gran personalidad y en definitiva, una bellísima persona tanto por dentro como por fuera.

Adrián Pradell

La abuela, mi madre, mis tías y mi tío dicen que fue la mejor persona que conocieron y un grandísimo ejemplo para todos. Yo siempre que puedo intento imaginarme su figura porque me gusta pensar en él.

Adrián Pradell Huertas, 1ºESO A

Hola soy Sofía. Escribo esta carta para mi abuela. Ella murió cuando yo tenía 9 años.

Te echo mucho de menos, me acuerdo de como tú me cuidabas desde bien pequeñita, me llevabas a la guardería y jugábamos juntas, tenía 6 años e iba a pasar a primero de primaria. Ese día fue muy triste porque yo no quería separarme de ti, pero no tuve más remedio que acostumbrarme. Me gustaba cuando tú me enseñabas a leer y a escribir, y cuando yo lo hacía bien, tú me dabas besitos en la mejilla.

Sofía Boyko

Ha pasado ya mucho tiempo y no sé si lo sabrás, pero ahora vivo en España. También te quiero decir que tienes a un nietecito que nació después de que tú te fueras. Todos te echamos de menos. Y mi abuelo, tu marido, aun no puede creer que esto pasara. Tus hijas todos los años van al cementerio y te ponen flores, rezan por ti.

Todos te queremos y vamos a quererte siempre. Nunca te olvidaré.

Sofía Boyko, 1ºESO A

A mis abuelos José Antonio y José no los conocí, pero si los hubiera conocido seguro que me habrían cuidado, me habrían enseñado a comportarme bien, a ser amable y a compartir las cosas con los demás y, sobre todo, a ser respetuoso.

Nacho Guerrero

Mi abuelo de Ibi me hubiera llevado al parque, algunos días me habría recogido del colegio, me podría haber contado historias, cuentos y cosas que le habían pasado. Mi abuelo de Onil, como íbamos todos los domingos a casa de mi abuela, también hubiese disfrutado mucho de mí. Me podría haber enseñado su colección de sellos, mostrarme cuáles eran los que más le gustaban, los que más le había costado conseguir. En verano, como voy a la caseta de Onil, me habría enseñado a plantar tomates, patatas y más cosas. Los dos me podrían haber enseñado mucho, pero por desgracia no fue así.

Nacho Guerrero Ferrer, 1ºESO A

Abuelo, aunque no tuve el placer de conocerte, me hubiese gustado haber vivido contigo muchas cosas. Me imagino cómo hubiese sido estar a tu lado, haber ido a la feria contigo, haber jugado…

Cada vez que voy a tu casa me gustaría que tú estuvieses allí, que pudiésemos compartir los momentos más felices de la vida… Cuando tú te fuiste tu hijo tenía 18 casi 19 años. Él seguramente se acuerda mucho de ti, porque cada vez que ve una foto de vosotros juntos se emociona mucho, aunque intente parecer fuerte y valiente.

Aitana Prats

Todas las noches rezo porque estés bien. Toda la familia te recordamos, pero la que más yo.

Besos, Aitana.

Aitana Prats Parra, 1ºESO B

Esta carta está dirigida a mi perrita Duki. Quiero que sepas que estés donde estés siempre te voy a querer.

Yo nací y tú ya estabas en el mundo para cuidarme.

Estuve contigo todo el tiempo, no sé porqué, pero siempre me refugiaba en ti, cuando mis padres me castigaban, cuando estaba mal…  Y tú siempre me sacabas una sonrisa.

Clara Rivas

Cuando me acuerdo de los momentos vividos a tu lado siempre se me saltan las lágrimas. Lo pasé fatal cuando te fuiste, estuve un tiempo muy mal. Y la verdad es que aún no me he hecho a la idea de no poder verte nunca más.

Estés donde estés, sé que me estarás escuchando, en un lugar mejor, desde nuestra estrella.

Clara Rivas Boronat, 1ºESO A

¡Hola Don Antonio! Me gustaría que esta carta fuese dedicada a ti.

La verdad es que desde que te fuiste las cosas han cambiado mucho, las misas no son tan interactivas, ni tan divertidas sin ti. Había gente muy ignorante que decía que eras muy serio, pero yo que te conocí bien, sé que no era así, porque tengo muchos recuerdos agradables contigo; como cuando Bárbara quería tomar la eucaristía y tú se la dabas a escondidas sin bendecir, y después acababa en el bolso de mi madre rota en mil trozos. También cuando siempre que íbamos a verte a la Casa Abadía, me dabas caramelos de miel que, aunque no eran mis preferidos, yo me los comía.

En los ensayos, antes de cada comunión, Bárbara se sentaba en tu rodilla. Una de los cosas que más me gustaron de ti, era que no tenías miedo a la muerte, porque te daba igual. Cuando era chiquitín te pregunté qué pasaba cuando te morías y me lo explicaste y desde entonces no le tengo miedo.

La primera vez que hice el cabo de escuadra tú estabas, como todos los años, delante de la Casa Abadía aplaudiendo, y después me dijiste que era la mejor persona que habías visto hacer el cabo.

Javi Latorre

La última misa que diste fue el día antes de tu muerte, duró menos de una hora, exactamente quince minutos menos, y yo ya me olía algo y le pregunté a mi madre que qué le pasaba a Don Antonio y me dijo que estabas malito.

Esa noche te fuiste al cielo. Cuando me enteré, no daba crédito, la persona más fuerte del mundo y valiente se había ido.

Al día siguiente fui a la Iglesia, y estaba repleta de gente que te quería y te conocía, pero no lloré porque te vi tranquilo, relajado, sereno como me explicaste que se queda la gente.

Siempre que entro al patronato y veo tu foto pienso que eras el mejor, tú sí que eras un superhéroe.

Eres el mejor y me gustaría que me esperases ahí arriba, en el lugar donde tú me dijiste que nadie se enfada.

Javier Latorre Martí, 1ºESO A

Querido abuelo.

Aunque casi no te conocí, me han hablado mucho de ti, de tus expresiones, tus gestos, tu forma de ser y tu trabajo. Cuando te fuiste, yo sólo tenía dos años, y por desgracia no tengo recuerdos de esa época. Tu muerte fue un golpe muy duro, te echamos mucho de menos.

Ninguno de nosotros es capaz de recordar tu voz, así que decidimos que buscaríamos videos de algún bautizo o comunión donde pudiéramos oírte. Yo no sé si lo sabrás, pero decirte que además de mí tienes dos nietas más muy guapas, aunque un poco trastos: Clara y Laura, mis hermanas. Pero también tengo una mala noticia, cuando tú falleciste, meses más tarde falleció nuestro perro Charly, a lo mejor está contigo. La cuestión es que intentamos tener otro, pero no nos podíamos hacer cargo de él. Yo estoy obsesionada con tener un perro, pero mamá no me deja y yo siempre le repito: ¡Ay mamá si el abuelo Juan estuviera vivo sí que tendríamos un perro!

Ahora Villalobos está un poco vacío porque ya no estás ni tú, ni Joaquín, ni Ricardo y se han ido perdiendo tradiciones de toda la vida. Abuelo te prometo que tu recuerdo seguirá siempre vivo en mi familia. Y aunque no te conocí mucho y te perdiste muchos sucesos importantes en mi vida, siempre llevaré tu imagen en mi memoria y siempre estarás en mi corazón, y que sepas que te quiero y que te echo mucho de menos, pero sé que ahora estás en un lugar mejor donde no se sufre, en el cielo con Dios.

Un beso de tu querida nieta Lucía.

Lucía Valls Hernández, 1ºESO B

Mi abuela falleció el 19 de Febrero. Ese día fue muy triste, al igual que los siguientes. Ella fue una persona muy alegre, guapa, buena y trabajadora. Nunca perdió su preciosa sonrisa, hasta en los momentos más difíciles, siempre que llegábamos a su casa nos recibía con una gran sonrisa. Siempre fue una persona muy activa, constante ante cualquier actividad como: coser, tocar el piano…

Yo aprendí muchas cosas de ella, por ejemplo, a ser buena persona, a comportarme bien, a hacer manualidades, a dibujar etc… Era una persona que me ayudaba en lo que hiciese falta, me apoyaba incondicionalmente… Pero, desafortunadamente, siempre llega ese día en el que nos tenemos que despedir de todas las personas a las que queremos, y ese día no lo podemos impedir, aunque no estemos preparados para eso. Me gusta creer que ella no se ha ido del todo y que desde el cielo nos está ayudando. Espero que donde esté, esté bien y sin sufrimiento. Y que desde allí nos guie por buen camino.

 Inés Mira Pérez, 1ºESO B

Esta carta se la escribo a mi gran abuelo Ángel Rico Marti, que era el padre de mi padre y falleció el 6 de mayo de 2013. Mi abuelo era una gran persona, muy generosa, muy simpática… Él siempre quería ver a la gente alegre, sobre todo a su familia. A mis hermanos y a mí nos encantaba jugar con él, porque nos hacía reír. A su lado pasamos momentos inolvidables porque cada segundo que pasabas a su lado era como si te regalaran el mundo, porque te lo pasabas genial.

Pablo Rico

Abuelo, te echo de menos, echo de menos esos momentos que pasabas junto a mí, esas risas… porque contigo me lo he pasado más que bien, aun me acuerdo cuando iba todos los domingos a visitarte y estabas sentado en la silla de ruedas, me dirigía de inmediato hacia ti, era el primero siempre en hacerlo, y me dabas un beso y cinco euros a escondidas para que nadie se enterase… En fin, los momentos que he pasado a tu lado son irrepetibles, éramos como el imán y el metal, estábamos siempre juntos.

Bueno decirte que te echo muchísimo de menos y te mando muchos besos y abrazos. Sé que ahí estás mejor, estás en paz porque eras una gran persona.

Mil besazos de mis hermanos Jorge, Sandra y yo.

Te quiero más que a nadie. Todas las noches pienso en ti y me emociono mucho, pienso que me das un beso y un abrazo.

TE QUIERO MUCHO YAYO

Pablo Rico Berbegal, 1ºESO A

Me dijeron que tenía que escribir una carta y sin pensarlo dos veces supe que quería dedicártela a ti, a mi bisabuelo Agustín. Tú fuiste al único bisabuelo que tuve oportunidad de conocer, y de hecho compartí muchas cosas contigo. Aunque cuando te conocí era pequeña y por ello, no me acuerdo mucho de todo, siempre te he llevado en mi corazón.

Ainara Bautista

Toda la familia te echa mucho de menos, mi abuela (tu hija), cada día me enseña más cosas sobre ti. Recuerdo que te sentabas siempre en la misma esquina del sofá, y yo me sentaba a tu lado para que me contaras una historia. El peor día llegó cuando apenas tenía 6 o 7 años, mis padres me dijeron que estabas muy malito y estabas en el hospital, desde aquel día yo quería ir a verte para saber cómo estabas. Entonces un día mi abuela avisó a mi padre de que estabas a punto de morir, mi padre me dijo que me esperara fuera, pero yo quise entrar y al final entramos todos, vi que estabas cubierto de cables, ahora sé lo que es, pero de pequeña no lo sabía. Parecía que me decías adiós, yo te miraba y no quería pensar lo que te podía pasar cada vez que cerrabas los ojos; mi madre me sacó de la habitación. Fue la última vez que te vi. Pocos días después falleciste.

Gracias por haberme dado la oportunidad de conocerte, siempre fuiste como mi abuelo, y me siento orgullosa de haber pasado momentos junto a ti. Un beso muy grande, de Ainara.

                                                                                                    Ainara Bautista Bayona, 1ºESO A 

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Historias de misterio…

Sí, reconozcámoslo, nos intriga el misterio, éste siempre nos acaba atrayendo con su magnetismo y su fuerte personalidad por mucho que queramos resistirnos. Nos hace pensar, nos invita casi instintivamente a crear cábalas, conjeturas y atar cabos que, repentinamente, se desmontan ante nuestros ojos gracias a un sugerente e inesperado giro argumental que lo pone todo patas arriba. No importa que seamos unos románticos, que nos declaremos unos fanáticos de la comedia, porque es imposible no sucumbir a una historia con altas dosis de este poder esencial.

Hay algo en él…será quizá por su inescrutable carácter, por su capacidad para provocarnos escalofríos, por ese aire enigmático que siempre lo acompaña y le hace tan interesante, será porque siempre nos sabe a poco y nos deja con ganas de más, porque deja la puerta abierta a nuevos e inquietantes interrogantes, sin dar carpetazo a cuestiones por resolver. Será porque es una fuente inagotable de sorpresas y su originalidad se pierde en un horizonte que no termina.

Será sencillamente porque al pronunciar su nombre, todos queremos saber más…

Si quieren disfrutar de una noche diferente, atrévanse a leer los relatos de nuestros alumnos de 1ºESO…

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El Secreto del Pueblo

Por Soraya Aracil Seco, 1ºESO A

Nuestro pueblo, pintoresco y plácido como siempre, guardaba celosamente un secreto que aún nadie había osado descubrir. Sin embargo, todo el mundo sentía la inmensa curiosidad de saber cuál era. Pero, por nuestra cobardía, dice la profecía, no habíamos de temer, pues alguien lo desvelará alguna vez…

Por ahora no hay fratricidios, pero no esperemos mucho que pronto los habrá por ese repulsivo secreto. Pues en esta historia hay perdedores como también ganadores.

Esto empezó un día de abril de 1746, un día frio y tranquilo, pero no por mucho tiempo. Ese mismo día llegó un hombre de capa negra y de rostro desconocido, se puso en una roca alta de la antigua plaza y comenzó a contar que un secreto guardado durante mucho tiempo había en nuestro calmado pueblo, pues así era hasta ese entonces: nuestro calmado pueblo, antes de que ese hombre nombrara lo del secreto. Todo el pueblo se alteró y todo el mundo empezó a preocuparse.

Ese año hubo desgracias y tragedias por el absurdo secreto. Pero no sólo eso, la gente se volvió perturbada por el secreto, pues hasta los más ricos supieron de su hostil existencia.

Ese misterioso secreto puso en peligro la vida de muchas familias, pues los hombres se marchaban en busca de respuestas, y cuando volvían el pueblo estaba desmadrado porque no había nadie que se encargara de los oficios.

Al año siguiente el misterioso hombre sin rosto volvió a nuestro alterado pueblo, volvió a subirse a la roca y contó que el secreto era… Pero éste ya nunca se supo, pues en dicho momento un hombre arrojó un fardo contra él, porque ese ciudadano, al igual que todo el mundo, estaba harto de ese repulsivo secreto, ya que había traído demasiadas desgracias a ese tranquilo pueblo.

El secreto nunca se desveló, se quedó para siempre en el interior de ese hombre sin rostro que arrojaron al mar.

La Mansión

Por Inés Mira Pérez, 1ºESO B

Era un día lluvioso, caía una gran tormenta y los rayos alumbraban el cielo. No era un día cualquiera, era especialmente tenebroso. En una antigua mansión abandonada, justo en frente de mi casa, pasaban muchas cosas extrañas, por la noche las luces se encendían sin más y por la mañana éstas se apagaban y se escuchaban unos gritos espeluznantes de personas, que al perecer un día se adentraron en la mansión y ya nunca volvieron a salir de ella. Nadie podía explicar lo que allí pasaba. Así que mi amiga y yo nos preparamos para entrar en la mansión y descubrir qué gran misterio se escondía en el interior de aquella vieja casa.

Ya en la planta principal empezamos a buscar y a investigar, pero no encontramos nada, así que subimos a la primera planta, y fue entonces cuando le perdí la pista a mi amiga. Yo fui la única que sobreviví, pero ahora no me encuentro muy bien, aunque sigo con vida. Otros que también se salvaron, contaron lo que vieron…Al parecer, las sombras de los espíritus de quienes fueron los amos de la mansión, que fueron maldecidos. Ahora la mansión se ha derrumbado, pero la zona sigue conservando ese halo de inquietante misterio terrorífico.

Un lugar extraño

Por Sara Martínez Aracil, 1ºESO A

De esa noche sólo recuerdo que me acosté sobre las diez y media en mi cama, y cuando me desperté estaba aquí. No sé cómo paso, ni en qué momento ocurrió, no me explico de qué manera llegué hasta aquí. Este es un lugar que todo el mundo conoce, es un lugar lleno de personas maravillosas, se pasean tranquilamente en torno a los pilares de este sitio tan extraño, con una sonrisa de oreja a oreja. Aquí todo el mundo es muy feliz, y no necesitan cosas materiales paraserlo.

Por mi parte, yo seguía pensando en cómo podría haber llegado hasta aquí, no sabía muy bien en qué consistía mi misión, parecía no encajar en aquel mundo. Miré entonces a una mujer que se acercaba hacia mí, intenté pasar desapercibida, pero seguía mirándome y cada vez estaba más cerca. Me preguntó si necesitaba ayuda, yo, con miedo, le susurré que sí. Me pidió que le siguiera hasta una especie de cine. Allí me dijo que me sentara y mirara hacia la pantalla. En ese momento me vi a mí, estaba durmiendo en mi cama, no entendía nada, ¿qué estaba pasando? Empecé a asustarme, seguí mirando y vi como alguien entraba por mi ventana muy sigilosamente, el corazón se me aceleró, pero tenía mucha intriga por ver cómo había llegado hasta aquí. Aquel hombre vestido de negro, sacó una especie de arma y me arrebató el alma. Ya lo entendía todo, este lugar se llamaba cielo. No era como en las películas, ni en los libros, era mucho mejor.

Llevo dos años y medio en el cielo. Desde aquí arriba se ve a la gente de la tierra sufriendo, y me gustaría mucho poder ayudarles y decirles que vivan, que aprovechen el momento.

Sueño…

Por Nacho Guerrero Ferri, 1ºESO A

El otro día al acostarme me acordé de una fotografía que me habían enviado unas horas antes. Se trataba de la típica imagen que te invita a seguir una cadena, y decía algo así como: “encuentra el tigre y mándalo a tres grupos distintos”, porque sino a las cuatro de la madrugada recibirás la visita de la niña del exorcista. Lejos de asustarme, pensé que eso era una tontería, que era mentira, ¡cómo iba a aparecer la niña del exorcista! Yo no lo envié, pero mucha gente sí lo hizo.

Cuando me fui a dormir soñé que hacía un montón de cosas divertidas, como jugar al fútbol con los amigos y muchas otras actividades fascinantes. Al final del sueño estaba montado en parapente, cuando de pronto, éste se rompía y caía al vacío, fue entonces cuando me desperté. Miré la hora y, curiosamente, eran las cuatro de la madrugada, y puntual a su cita apareció la famosa niña del exorcista, pero como estaba tan casado, pensé que lo estaba soñando o que era imaginación mía y me volví a dormir.

Diario de un espía…

Por Nerea Giner Aguado, 1ºESO B

26 Noviembre de 1966

Era una noche oscura, en el callejón no se veía nada, pero todo parecía tranquilo, hasta que de pronto escuché un chillido, parecía de Angelín y di un salto cayendo de la cama al suelo. Me asomé por la ventana y vi a un hombre con un pasamontañas arrastrando algo, ¡era un cuerpo!, ¡Angelín! No me lo pensé dos veces, lo seguí en compañía de mi perro Wilwour, y éste me condujo hasta una choza abandonada, entré en ella después de que lo hiciera aquel misterioso hombre, pero no había nadie. Vi una alfombra muy sospechosa, la levanté y allí encontré una trampilla. Wilwour salió corriendo repentinamente y lo seguí. Pero al parecer, atenazado por el miedo, lo que hizo fue regresar a casa.

27 Noviembre de 1966

Volví a la choza a la mañana siguiente y salté entonces al interior de la trampilla. Allí escuché a Angelín y seguí el rastro rojo que había en el suelo hasta que éste terminó, y me di cuenta de que era salsa de tomate, ¿para qué serviría? Lo último que oí fue cuando me nombró: “¡Nereo, Nereo, sálvame!”, y Wilwour empezó a tirarme de la correa, había olisqueado algo. De pronto paró y se escondió detrás de mí, lo cogí en brazos y lo llevé conmigo. Llegué a una habitación alumbrada por una sola bombilla, Angelín tenía cinta aislante cubriéndole los labios, fui a quitársela, pero sin quererlo me había metido en la boca del lobo, y el hombre encapuchado me puso un pañuelo en la boca sobre el que había vertido algo que me hizo caer en un profundo sueño.

28 Noviembre de 1966

Me desperté sentado en una silla, y pegada a mí se encontraba Angelín. El culpable del secuestro era mi antiguo mayordomo Jacob, al que le pagaba 1 dólar la media hora. Eso explicaba lo del kétchup y el secuestro. Conseguí liberarme y…

Un inesperado día…

Por Lidiana Martínez Pérez, 1ºESO A

Una mañana me desperté en un hospital, no recordaba nada ni a nadie. Nerviosa, me levanté de la camilla y salí fuera, preguntándome cómo había podido llegar hasta allí, no recordaba ni siquiera mi nombre. Una enfermera me vio y vino corriendo, me dijo que volviese a mi habitación, que no estaba en condiciones de salir y moverme, me llevó adentro, y fue entonces cuando vi, justo en la cama contigua a la mía, a una señora muy mayor. No entendía nada. Asustada y aturdida por lo que me había pasado, intenté con todas mis fuerzas recordar, pero mi mente estaba más blanca que la nieve, era como una niña recién nacida, pero en este caso sin mis padres cerca y ningún otro familiar.

De pronto la misma enfermera se pasó de nuevo por mi habitación para darme la medicina que, supuestamente, me tenía que tomar. Repentinamente me entró mucho sueño y cuando desperté, me encontraba en una habitación distinta y cerrada. Me levanté e intente salir por la puerta, pero ésta no se abría, por lo que empecé a gritar para que me sacaran de allí, pero nada de nada, era como si no hubiese nadie. Me puse a llorar mientras me acurrucaba en la camilla, cuando de pronto la puerta se empezó a abrir y una señora alta, trajeada y con tacones altos entró con un plato de comida. Le pregunté qué quien era y me contestó que todavía era muy pronto, que todo a su tiempo. La señora dejó el plato de comida y salió dejando la puerta entreabierta, asomé la cabeza por el hueco y un largo pastillo de color rojo (como el color de la sangre) se iluminó ante mis ojos, me fui hacia la puerta, crucé el pasillo y accedí al comedor; encima de la mesa había una carpeta con una foto mía, y en su interior información, supuse que relativa a mí. De repente, cuando iba a empezar a leer, escuché unos pasos que se iban acercando hasta la habitación, el pomo empezó a girar de un lado a otro y me escondí rápidamente, la misma señora entró, pero esta vez con una jeringuilla y se dirigió hacia mí; rápidamente me escapé por la ventana llevándome conmigo la carpeta.

Cuando ya estaba segura, me puse a leer. Y entonces me enteré de que mis padres y yo habíamos tenido un accidente. No sabía nada de ellos y no podía recordar nada a consecuencia de ello. Me sentí muy triste, pero gracias a esa carpeta, pude saber que mi meta ahora era encontrar a mi familia.

El inspector Lauren

Por Jordi Vilaplana Sola, 1ºESO B

Era una noche lluviosa, quizás la más lluviosa de todo aquel año, 1991, cuando en un hotel rural una mujer desapareció. Mientras los comensales cenaban, la luz se fue y al volver faltaba una mujer.

Los propietarios, asustados, llamaron al inspector Lauren para que resolviera el caso. Lauren empezó por averiguar el nombre de la mujer desaparecida. Se llamaba María del Pozo y era farmacéutica. Revisó entonces el registro de llamadas de su móvil para saber quién era la última persona con la que había hablado. Se trataba de Javier García y era farmacéutico también, y a su vez la competencia más directa de María del Pozo. Un huésped que tenía la habitación contigua a la de María, aseguró que habían estado hablando sobre un misterioso fármaco.

Pronto se descubrió que se había ofrecido una recompensa de un millón de euros para quien diera con la enigmática medicina. María del Pozo estaba a punto de encontrarla, pero como Javier ambicionaba el dinero más que nada, le propuso a María ir a medias, pero ésta no aceptó. Al desvelar esta información, todo el mundo creyó que él era el culpable, y éste admitió entonces que otro farmacéutico le había propuesto lo mismo a María y ella tampoco había aceptado, por lo que se puso muy furioso. Ese farmacéutico se llamaba Carlos Ferrero. El inspector Lauren registró todas las plantas y todas las habitaciones del hotel, pero no encontraron ni rastro de María.

Pasados unos días, la encargada de limpieza del hotel avisó al inspector de que había visto el pomo de una puerta tirado en el suelo. Reanudaron la búsqueda por todas las habitaciones, pero todas tenían intactos sus pomos. Revisaron las paredes y encontraron una puerta que daba a una habitación antigua y sucia. Allí buscaron y en el aseo encontraron a María, que había sido dormida con un tranquilizante. Cuando María se despertó contó al inspector Lauren que un hombre de tamaño medio, con el pelo rubio y con gafas le había secuestrado. También le contó que le había amenazado de muerte si no le daba la medicina, y María, asustada, le prometió que se la entregaría en la plaza Mayor de Madrid. El día acordado por María para la entrega, los policías estaban escondidos alrededor de toda la plaza, y cuando el sospechoso fue a recoger la bolsa, todos los policías saltaron encima del hombre rubio y le arrestaron. Era… ¡Javier García!

Le metieron en prisión para toda su vida y María cobró su recompensa de un millón de euros.

 Una noche inquietante

Por Carlos Asensio Alal, 1ºESO A

Eran las 00:15 de la noche, (o eso me dijo mi madre), cuando oí un extraño ruido. Era como si se hubiese roto algo, pero algo grande. Yo, asustado, fui a ver si mi madre lo había oído, y en efecto… ¡También lo había escuchado! Fuimos entonces a encender la luz, pero ésta no se encendía. Nos preguntamos: ¿Qué está pasando aquí? No entendíamos nada de nada.

Mi madre y yo bajamos por las escaleras sigilosamente. De repente, un gran estruendo me asustó, empezó a llover fuertemente y a relampaguear. La luz del cuarto del aseo, sorprendentemente, estaba encendida. No podíamos explicarnos cómo había pasado eso, revisamos los plomos de la luz a ver si habían saltado, pero no, todo estaba bien. Cogimos un cirio y lo encendimos e inspeccionamos la zona para ver si había alguien o algo roto. Tampoco, no había nadie ni nada extraño. No pudimos dormir en toda la noche. Nunca supimos con certeza qué pasó aquella noche…

Un misterio aterrador

Por Raquel Monllor Guillem, 1ºESO B

Pedro era un hombre muy simple. Todos los días hacía lo mismo y llevaba una vida un poco aburrida. Él era escritor y cuando fue a comenzar su libro, un ruido insoportable no le dejaba empezar, ese ruido se debía a que en la casa de al lado estaban haciendo reformas, por lo que se dio cuenta de que así no podría ni escribir ni concentrarse, y decidió entonces irse a otro sitio. Habló con su primo y él le dijo que cerca de allí había un pueblo donde no se escuchaba un alma y que se podía quedar en una casa que estaba abandonada, y Pedro aceptó. Al día siguiente, cuando llegó al pueblo, se acordó de lo que le dijo su primo y lo cierto es que tenía toda la razón, no se escuchaba absolutamente nada.

Lo primero que hizo fue buscar aquella casa, cuando la vio le dio una sensación extraña porque parecía antigua y muy descuidada. Aún así entró en la casa y se puso de inmediato a escribir, cuando de repente alguien llamó a la puerta. Era un chica que se llamaba Eva y le dijo que ella llevaba mucho tiempo cuidando la casa y que si quería le podía enseñar el pueblo, pero él le dijo que no, que ya estaba oscureciendo. Cuando entró en casa de nuevo escuchó como unos pasos que venían de la parte de arriba de la casa, pero él no hizo ni caso. Esa noche Pedro durmió de un tirón y no se enteró de nada, hasta que la lluvia le despertó por la mañana, se asomó por la ventana y vio a un hombre cortando las ramas de las flores. Supuso que era el jardinero, que estaba hablando con Eva.

Cuando bajó a desayunar, miró de nuevo por la ventana y ya no estaban ninguno de los dos, pero no le dio ninguna importancia. Desayunó tranquilamente, hasta que un grito, que venía de la parte de atrás de la casa, le sacó de su ensimismamiento. Fue corriendo y se encontró al jardinero muerto. Pedro se asustó mucho y entró en la casa corriendo, estuvo todo el día pensando quién podría haber hecho algo así y el porqué. Entonces, después de pensar y pensar se dio cuenta de que Eva era la única que estaba con él y seguro que ella debía saber algo, o quizá incluso estaba detrás de lo sucedido. Pedro llamó a la policía, pero fue interrumpido inesperadamente por Eva. Ésta negó todas las acusaciones de Pedro, hasta que éste con astucia consiguió sacarle toda la verdad. Eva perseguía a cada persona que intentaba quedarse en esa casa, porque a ella le encantaba y no quería que fuese de nadie que no fuera ella, pues siempre había habitado en su buhardilla. Ella intentó ir a por él, pero entonces intervino la policía y arrestaron a Eva.

Cuando se recuperó de lo sucedido, Pedro decidió contar toda aquella historia que había vivido en su libro, que resultó ser todo un éxito.

Ir al instituto

Por Clara Rivas Boronat

Ir al instituto a veces puede ser lo peor, todos hablan a tu alrededor, y a cada paso que das te miran y empiezan a cuchichear. Por eso, las personas que no son sociables lo pasan fatal.

En el instituto la gente está dividida por grupos: los más guays, las más pijas, los más guapos… En fin, quizá esta historia acabe sin ser solucionada pero…

Carla era una niña joven de 13 años, pelo oscuro y rizado. La vida le fue bien hasta que se cambió de colegio. El primer día fue agradable, sus compañeros parecían muy simpáticos, pero llegó una niña diciéndole: No te creas que por ser la nueva te vas a meter en mi camino. La cara de Carla entonces, ya os la podréis imaginar.

Desde ese día la niña “guay” vivió atormentando a todo el mundo que osara plantarle cara, pero sobre todo se convirtió en la sombra de Carla. Lo que le ocasionó grandes problemas en su estado de ánimo.

Esta historia, como habréis podido comprobar, refleja miedo, pero no esa clase de miedo que puede ser hasta divertido, sino el miedo que de verdad atemoriza, aquel que nos causa dolor, nos oprime y nos hunde. Y por eso con este caso quiero reclamar la importancia de tratar a todas las personas por igual, sin discriminación. Todos somos seres especiales, cada uno a nuestra manera. No somos ni mejores, ni peores que nadie. Sencillamente somos nosotros.

 Chuck

Por Octavio Ferrero Miró, 1ºESO B

Me desperté en una mañana bastante rara. La televisión no estaba encendida, como de costumbre, y digo rara porque yo siempre me duermo con la televisión encendida. Pero antes de continuar con el relato de los hechos, mejor empezar por presentarme: Me llamo Chuk, mido 1,75m, peso 63,7 kg y tengo 27 años. Vivo en el centro de la ciudad, ¿y quién me iba a decir que unos cuantos meses atrás me crearía un enemigo que me costaría algo más que dinero?… Así que ahora sí, retrocedamos hasta unos cuantos meses antes…

Era 4 de Octubre de 2018 cuando me disponía a empezar mi trabajo, que consistía en conducir camiones, es decir, era camionero. Esa mañana iba a repartir unos muebles al norte de Francia, llevaba muchas horas conduciendo, cuando de repente recosté la cabeza en el volante y… ¡me quedé dormido! Oí un estruendo, me desperté enseguida y paré el camión, bajé y eché la vista atrás. Se me paró el corazón y las piernas se me agarrotaron, ¡había atropellado a mi mujer! Tenía muchas preguntas, pero la más importante era: ¿qué hacía mi mujer en Francia? Llamé a la policía y vinieron a recoger a mi malherida esposa, me detuvieron y, posteriormente, me condenaron a tres años de cárcel. Después de unas semanas en prisión, me dijeron que un hombre con una boina verde oliva había pagado mi fianza. No sabía quién era aquel hombre. A la salida de la cárcel me encontré al enigmático hombre con la boina verde oliva y con las llaves de un coche en la mano. Le pregunté qué quién era y me dijo que era mi padre desaparecido en un accidente de avión. Me quedé con la boca abierta y me explicó que había sobrevivido tirándose al agua. Me llevó a casa y me dijo que vendría a por mí a la mañana siguiente para descubrir la razón por la que mi esposa estaba en Francia.

Y aquí retornamos al principio de la historia. Me desperté en una mañana bastante rara. La televisión no estaba encendida, como de costumbre, y digo rara porque yo me duermo con la televisión encendida, entonces vi a mi padre sentado en un sillón y me dijo que me había dejado la ventana abierta. Me puse la ropa y nos fuimos al hospital y le preguntamos a la policía si mi mujer tenía algo en los bolsillos y nos entregó una hoja con una dirección que pertenecía a Francia. Mi padre y yo nos trasladamos hasta la dirección indicada en la hoja. Llegamos entonces a una casa muy moderna y le dije a mi padre que esperara en el camión, toqué al timbre y me encontré a un hombre más o menos de mi edad, le conté lo sucedido y chilló algo como «¡¿Fuiste tú quien atropelló a mi mujer?!». No me dio tiempo a reaccionar cuando de un golpe secó me tumbó en el suelo, y lo último que vi fue a mi padre pelear con ese hombre.

Desperté en el hospital y mi padre me dijo que le habían condenado a 10 años de cárcel.

Así acaba la historia de Chuk, pero puede que no sea la última…

¡Menudo partido!

Por Javier Latorre Martí, 1ºESO A

Ahí estaba yo, viendo un partido de fútbol en el Estadio Vicente Calderón con mi primo. Se disputaba el clásico derbi: Atlético de Madrid contra Real Madrid. En el minuto ochenta y tres, justo en la grada en la que nos encontrábamos sonaros tres disparos: pum, pum, pum…Los allí presentes nos alarmamos y salimos corriendo desorientados. En nuestra huida despavorida, mi primo y yo saltamos al campo, pero en el césped nos cogieron dos guardias de seguridad. Y justo cuando estábamos bajando al subsuelo del estadio se apagaron las luces y se cerraron las puertas.

Al principio sí escuchábamos los gritos de la gente, pero como el sótano del estadio estaba divido en cinco partes hubo un momento en el que ya no se oía nada. De pronto se abrió la puerta y se vio una luz que molestaba a los ojos, y en ese momento una voz me susurró: ¡Javier, levántate! Y entendí que todo había un sueño. ¡Maldito el momento en el que decidí beberme ese Red Bull!.

El misterio del orfanato Warren

Por Clara Valero Ruiz, 1ºESO B

Todo empezó un día cualquiera, cuando un grupo de amigos decidieron ir al Orfanato Warren para grabar un cortometraje que les habían mandado en el instituto. Lo que no sabían es que tras sus puertas se ocultaba un gran misterio.

Empezaron a grabar y decidieron pasar la noche allí. Conforme iban pasando las horas se oían ruidos extraños en la segunda planta, como de niños pidiendo ayuda… Decidieron entonces subir a ver qué ocurría. Como eran muchos se dividieron en dos grupos. Uno de los grupos encontró una puerta cerrada, intentaron abrirla, pero no pudieron, por lo que decidieron llamar al resto. Finalmente consiguieron abrir la puerta y vieron que en su interior había 12 camas y un gran armario, al abrirlo descubrieron unas grabaciones y un proyector antiguo. Lo pusieron en marcha y empezaron a ver las grabaciones. En ellas había fotos de niños y sus respectivos expedientes, en los que figuraba la fecha de su muerte. En la última cinta constaba la fecha del mismo día en que ellos habían llegado al orfanato, y también había secuencias de ellos grabando su cortometraje. Y una frase que decía “NUNCA SALDREIS DE AQUÍ PARA DESVELAR EL GRAN MISTERIO…” De repente, se cerró la puerta de un gran portazo y nunca nadie más supo nada de ellos…

Los Ghouls

Por David Azor Sanjuán, 1ºESO A

Hace muchos años, en una mansión que se creía deshabitada, vivían unas extrañas criaturas llamadas “Ghoul”. Éstas poseían el poder de adoptar la forma humana cuando quisieran, pero claro, ellos no se alimentaban de comida normal, de hecho, la comida habitual para nosotros, suponía para ellos algo repugnante. Se alimentaban de carne humana…

Sin embargo, existe una manera de localizar a los Ghouls, y es en Halloween, pues ese día no lleven disfraz, sólo se cubren con una máscara que los representa, y los ojos rojos. Halloween es un verdadero festín para ellos porque adoran la carne humana. Una vez, un chico llamado Kaneki-kun, que vivía en Tokio, quedó con una chica que se llamaba Rize, a la cual había conocido en la biblioteca. Fueron a cenar, y Rize le confesó entonces que ella vivía cerca de la supuesta mansión abandonada, donde se sospechaba que vivían los Ghouls. Kaneki decidió acompañarla, pero lo que él no sabía era que Rize era un Ghoul. Rize convenció a Kaneki para ir por un callejón cercano, entonces Rize se transformó, Kaneki se empezó a asustar, no se había visto en una situación similar nunca antes. Los Ghouls, a medida que comían, se iban haciendo más fuertes, un humano más y serían invencibles, habrían desarrollado una fuerza descomunal. Rize atravesó a Kaneki, por suerte cayeron unas grandes bigas, las cuales apisonaron a Rize, que murió en el acto. Kaneki, afortunadamente, logró sobrevivir.

Marta

Por Lucía Tárraga Romero, 1ºESO A

Marta era una niña de doce años. Alta, de ojos verdes y pelo castaño. Hoy hace algo más de tres meses que desapareció y desde entonces no la han vuelto a ver. La policía cree que la secuestraron, pero sus padres no lo creen así. Ellos dicen que tiene que estar escondida en casa, pues aseguran que el día de su desaparición no salió de allí. Una idea descabellada porque ya registraron la casa mil veces…pero según sus padres, Marta estuvo estudiando y luego viendo la televisión aquel día.

La policía abrió entonces una investigación, pero no han descubierto nada. Pasados tres meses la familia sigue desesperada, ya no pueden más. Así que la policía ha optado por pedir ayuda al mejor detective que conocen. El detective en cuestión se llama Mario. Es bajito y siempre lleva barba. Hace pocos días retomaron la investigación, y se recrearon los hechos desde el principio. Pero, por el momento, no tienen nada, y parece que todo acabará igual…

La policía y el detective se desesperan por momentos, parece que nunca resolverán el caso, es muy raro todo. Al final quedará en un misterio más…

Cosas que quiero hacer…

¿Quién no ha soñado alguna vez con poder viajar a través del tiempo? Imaginaos poder cambiar aquello que tanto nos lastimó, silenciar aquellas palabras que jamás debieron ser pronunciadas, impedir que nuestro orgullo arrastrase a la fuerza un sentido y profundo te quiero, un beso, un abrazo, que ya jamás tendrán ocasión de volver de la misma manera.

¡Qué bello sería poder recuperar tiempo perdido, marchitado o simplemente rememorar una y otra vez, al menos un sólo momento de los muchos vividos con la persona que se fue, y a la que tanto añoramos!.

¡Qué gran fortuna regresar al preciso instante en que la vida nos fue más placentera, cuando nada nos preocupaba especialmente y sólo un puñado de ambiciosos sueños nos guiaban en nuestro caminar! ¡Cuántas sonrisas, amaneceres, historias, experiencias…nos gustaría volver a sentir!

Sin embargo, por mucho que deseáramos tener ese poder, lo cierto es que es inalcanzable. Los días pasan rápido, de la misma manera que unos vienen a la vida y otros se van dejando tras de sí una impronta indeleble, pero también muchos sueños por cumplir, caminos y proyectos inacabados que otros, quienes más les quisieron, se esforzarán tal vez por terminar en honor a ellos.

No podemos, ni debemos obsesionarnos con la idea de planificar nuestro futuro, pues lo que cuenta es que estás ahora aquí, que vives, que puedes ver el sol y dormir a la luz de la luna, que puedes escuchar, sentir y admirar a quienes te rodean y aprovechar para tomar su mano, pedirles consejo y quererles, quererles mucho. Sin duda merece la pena soñar, pues es lo que nos mantiene despiertos, pero no olvidemos que sólo tenemos una oportunidad para vivir el momento.

Todos nos alimentamos de ilusiones, de metas…como las que nuestros alumnos de 2ºESO nos presentan, pero mientras luchamos por tratar de conseguirlas, vivamos y disfrutemos intensamente de lo que tenemos hoy. La vida puede ser corta o larga, pero como dijo Abraham Lincoln «al final, lo que importa no son los años, sino la vida de los años».

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No sé muy bien cómo empezar esta redacción, ya que me cuesta expresar lo que quiero hacer en mi vida en unas simples líneas.

Una de las cosas que quiero cumplir es estar siempre con mi familia. Ellos me han dado todo sin pedir nada a cambio, me ayudan cuando se lo pido y a veces sin dar las suficientes gracias. Ellos siempre han estado ahí, y por eso les agradezco todo lo que tengo, sin ellos yo no sería nada. Son mi mayor tesoro.

Otra de las cosas que me gustaría preservar en la de ser buena estudiante, pues si no aprovechamos el tiempo, éste se nos vendrá encima. Si no hacemos nada útil, nunca podremos tener un futuro como lo imaginábamos de pequeños. Y, por supuesto, tampoco podremos optar al trabajo de nuestros sueños.

También me gustaría formar una familia. La familia es el amor. Tener hijos, porque ellos son una satisfacción muy grande. Mirarles a los ojos, decir que se parecen a ti… pero, sobre todo, darles la vida que se merecen.

Y también quiero hacer locuras: tirarme desde un helicóptero, siempre con seguridad, hacer parapente, viajar por todo el mundo, probar comidas exóticas que nunca antes había probado. Visitar el monte más alto, nadar con tiburones, tocar y ver todos los animales que existen en la Tierra. Salir con mis amigas, pasarlo bien…Pero, sobre todo y ante todo, ser FELIZ, porque si no eres feliz, no podrás conseguir nada.

Ángela Vilaplana Verdú, 2ºESO A

A mí me gustaría hacer muchas cosas, en primer lugar sacarme la carrera de periodismo o de profesora. No sé si me iré a vivir fuera de España o me quedaré aquí, aunque lo cierto es que preferiría no marcharme. Más tarde, desearía encontrar un trabajo fijo y después de eso, formar una familia, ya que para mí la familia es muy importante, es el todo.

Mi sueño siempre ha sido visitar Paris y sé que algún día mi sueño se hará realidad, o eso espero.

Cuando sea mayor, al igual que lo hago ahora, disfrutaré intensamente de la vida e intentaré poner mi mejor sonrisa ante las cosas difíciles. Espero ser una buena persona e inculcar a mis hijos y nietos los valores que me han enseñado a mí mis familiares. Espero disfrutar al máximo todo lo que pueda, ser constante, saber valorar el día a día, sacarle siempre lo positivo a las cosas negativas, aunque eso cueste un poco. Sé que en la vida hay momentos buenos y malos, pero entonces hay que pensar que si viene por desgracia un momento malo, luego seguro que vendrán mil buenos. Daré siempre lo mejor de mí misma.

No sé si viviré por mucho tiempo o por poco, pero lo que sí sé es que me gustaría hacerlo con alegría.

Estela Ortega Bernabéu, 2ºESO B

Nuestra vida es más corta de lo que parece. 80 años, por ejemplo, nos suena a mucho, pero realmente van pasando los años, y cuando te das cuenta ya ha transcurrido media vida y no da tiempo a planearla bien y disfrutarla al máximo, porque la vida es el regalo más grande que te podían haber hecho nunca. Por eso escribo esto, para conocer y estudiar cómo, qué y cuándo haré cada cosa.

Lo primero que se me pasa por la cabeza cuando pienso en la palabra “futuro” es en los estudios, me gustaría terminar la ESO, bachiller y sacarme la carrera de Bellas Artes. Creo que estaría bien ser diseñadora de interiores, de ropa o algo parecido.

Otra cosa, de las muchas que quiero hacer, es viajar por todo el mundo, visitar Nueva York, conocer algunos países africanos, también Australia, Japón…Observar las ruinas del Machu Picchu; veranear en las costas del Caribe, etc.

Una de las cosas que más ilusión me haría, aunque sea una idea un poco descabellada, es montar en un globo aerostático. Siempre me ha hecho ilusión el hecho de sentirte una cosa tan pequeña en un mundo tan grande, o sentirte como los protagonistas de la película de “UP”.

Además de todo esto, siempre me ha gustado aprender, aprender cosas, desde lo que pueda adquirir en el colegio como del contacto con diferentes culturas, y creo que estaría muy bien ir a algún país donde me necesiten, es decir, donde necesiten a voluntarios, en África, por ejemplo.

Estas son mis metas u objetivos. Algunos los cumpliré, otros quedarán en el olvido, como simples sueños, y a la vez que éstos podrán desaparecer, se irán “abriendo ventanas” a otros nuevos.

Ángela Mínguez Bernabéu, 2ºESO A

Hay tantas cosas que quiero hacer en mi vida…Desde las más pequeñas, como tener algún animal, hasta las más importantes como decidir qué estudiar. Siempre me he preguntando por estas cosas, si las podría cumplir, o si por el contrario, al cabo de un tiempo me parecerían tonterías. Sin embargo, de todas ellas, creo que hay una cosa que sí tengo clara, y es que quiero viajar, quiero ir por todo el mundo conociendo lugares nuevos, visitar museos, contemplar esculturas importantes… quiero saber más sobre las otras culturas y sobre lo que se hace en los otros países, y así tener recuerdos que me provoquen siempre una sonrisa al pensar en ellos.

También quiero conocer a muchas personas, para aprender más sobre ellas, porque creo que todo el mundo tiene algo que enseñarnos. Es un sueño bastante difícil de conseguir, ya que a veces no todo lo que deseamos se puede hacer realidad, pero me encantaría cumplirlo.

A parte de viajar, también quiero hacer una carrera, me encantaría incluso vivir una temporada fuera para así poder estar en contacto con otros idiomas, y de esta manera poder comunicarme con todas aquellas personas que conozca.

Todavía no sé que más cosas quiero hacer, pero sólo con poder hacer un poquito de las que he nombrado me parece suficiente, porque son cosas que siempre he querido hacer.

Mila Martínez Ferrero, 2ºESO B

En nuestra vida hay tantas cosas que hacer que uno no sabe por dónde empezar.

Yo en mi vida quiero realizar infinidad de cosas, pero hay algunas en especial que considero imprescindibles. Una de ellas, de mis favoritas, sería poder formar una familia, y pasar grandes y preciosos momentos junto a ella, ya que yo veo que la familia es una de las cosas más importantes y teniéndonos los unos a los otros todo es mejor. Los malos momentos son más llevaderos y los buenos ratos en grata compañía se convierten en regalos inolvidables.

Otra de las cosas de mi lista es conocer en persona a uno de mis ídolos, esta persona se llama Andrés Iniesta Luján. Lo admiro, además de por su talentosa forma de jugar al fútbol, porque lo veo amable, cariñoso y buena persona.

También me gustaría poder sacarme el carnet de conducir, para así poder ir a cualquier lugar con el coche. Y, por supuesto, me encantaría poder comprar una casa y decorarla con la ayuda de mi familia, algo que considero muy importante porque en ella pasarás parte de tu vida junto a personas que quieres. Cuando ya haya formado la familia quiero viajar con ella a varios sitios como, por ejemplo, a Londres porque es un país totalmente diferente al nuestro, también quiero viajar a Italia, a la maravillosa ciudad de New York…

Aunque la más importante para mí es aprovechar el presente junto a mis seres queridos y amigos, ya que a veces nos pasamos el tiempo pensando en qué queremos hacer el día de mañana y no disfrutamos el día a día.

Jorge Serrano Arratia, 2ºESO A

A mí me sucede algo muy curioso, y es que cada vez quiero ser algo diferente, todavía no tengo claro cómo va a ser mi futuro, pero lo que sí sé es que tiene que ver con el diseño. A veces pienso en cómo sería si estudiara para ser abogada, y sé que me aburriría ya desde el primer año. Después pienso en ser doctora, pero no creo que pudiese. ¿Y ser dentista? No quiero ni planteármelo en serio. Y entonces, caigo en la cuenta de que mientras me estoy preguntando todas esas cosas, no he dejado de dibujar y pintar, y es ahí cuando me doy cuenta de que realmente esa es mi pasión y que debo estudiar para ello. Diseñar tanto muebles como cuadros, programas informáticos, juegos, vestidos o trajes…

Mi sueño sería viajar por todo el mundo diseñando y descubriendo nuevas lenguas, costumbres, culturas… Eso sí que sería un sueño, viajar a París y hacer todo tipo de vestidos…

Para mí el mundo es como un cuadro muy grande lleno de pintura, cada uno de nosotros somos un pincel diferente, podemos pintar y hacer el mundo más bonito, que sea el planeta más original de todos, que cada uno seamos libres para decidir lo que queramos ser, pero disfrutando siempre intensamente de la vida, porque ésta sólo se vive una vez y por ello hay que hacerlo como es debido.

Sandra Yago Regidor, 2ºESO B

Yo lo que quiero ser de mayor es feliz.

Quiero viajar por todo el mundo aprovechando cada minuto de mi vida como si fuese el último. Aprender varios idiomas: inglés, francés, alemán…

Cuando sea mayor quiero irme a vivir a Londres o Irlanda. Y en verano visitar a mi familia en España.

Más adelante me gustaría ser cantante, actriz o bailarina. Aunque una de las profesiones que más me llama la atención es el periodismo. Ser corresponsal para así poder viajar por muchos sitios y después contar las experiencias vividas en un libro. Creo sinceramente que es muy importante tener una profesión que me guste y me haga feliz. Y para conseguirlo, sé que tendré que trabajar mucho y no tirar la toalla.

Paola Martínez Moltó, 2ºESO A

Puede que algún día llegue a ser saxofonista en una banda de jazz, desde luego es algo que me encantaría ya que estoy aprendiendo a tocar dicho instrumento. Cuando toco el saxo me siento muy a gusto, como si nada ni nadie existiera a mi alrededor, sólo yo, que me dejo llevar por una hermosa y placentera melodía.

También me gustaría ser policía, para poder así proteger a los débiles o a aquellos que estén en apuros, y además para velar porque se cumplan las leyes. Pero antes de eso tendré que aprobar con esfuerzo la ESO. Y si más adelante descubro una nueva afición, sé que haré todo lo posible por cumplirla. Yo creo que todos deberían poder cumplir sus sueños.

Carlos Bornay Ramón, 2ºESO B

Durante nuestra vida tenemos que tomar decisiones, algunas veces son fáciles, pero otras no. Muchas veces no sabemos cuál tomar, y nos da miedo pensar que pudiéramos equivocarnos y no elegir la dirección correcta, y entonces arrepentirnos.

Una de esas decisiones importantes es la de saber qué queremos estudiar, y para ello es fundamental que desde pequeños pensemos en aquello en lo que nos gustaría trabajar cuando seamos mayores. Sin embargo, el problema es que conforme vamos creciendo, nos van gustando cosas diferentes, y cuando llegas a la edad en la que tienes que pensarlo con responsabilidad, no lo tienes claro (al menos ese es mi caso).

Antes de que sea demasiado tarde me gustaría viajar por todo el mundo, conocer países nuevos que nunca haya visto, entrar en contacto con otras culturas, otras lenguas, otras costumbres…Ya que no he salido nunca de España.

Viajar es una de las cosas que siempre he querido, ir a París, la ciudad del amor; a Venecia y navegar en góndola por los rincones de la sorprendente y enigmática ciudad flotante; a Nueva York para apreciar sus maravillosos rascacielos… Y sé que en este sentido nunca cambiaré de opinión porque es algo que siempre he deseado desde niña.

Angie Pabón Peinado, 2ºESO A

Últimamente se ha puesto de moda que la gente haga una lista de las cosas que quiere hacer antes de que pueda ser tarde. Pienso que es una buena forma de ponerse metas en la vida, las cumplamos o no, lo importante es intentarlo.

Yo nunca he pensado mucho en el futuro, prefiero vivir el presente y disfrutarlo al máximo, pero supongo que hay ciertas cosas que no puedes evitar pensar. Si algún día decidiese hacer una de esas listas, tengo claras dos cosas: la primera es que sólo pondría aquello que de verdad quiero, cosas que me importan, pues entiendo que la mayoría se olvidan y nunca se llevan a cabo; y segunda, procuraría cumplir con todas y cada una de las cosas anotadas en esa lista, lo haría sin dudar a lo largo de mi vida.

Natalia Peydró Medina, 2ºESO B

A mí lo que gustaría hacer cuanto antes es poder ir con mi familia de viaje a los Estados Unidos. Me encantaría estar ahí una o dos semanas y poder visitar a unos familiares que viven allí y disfrutarlo al máximo. Me encantaría poder visitar Miami, Central Park en Nueva York, ir a Disney Word… Sería una experiencia fantástica, sobre todo porque la disfrutaría junto a mi familia.

También me gustaría, aunque eso es un poco más complicado, poder ir a ver un partido de los Miami Heats, porque es el equipo que más me gusta. Asimismo desearía poder conocer a Lebrón James porque para mí es el mejor.

Pero, sobre todo, lo que me gustaría hacer antes de que sea demasiado tarde es poder disfrutar junto a mi hermano de alguna aventura divertida o alguna cosa que ni él ni yo podamos olvidar jamás, para que así cuando los dos seamos mayores podamos recordarlo y revivirlo juntos.

Todo esto es lo que me gustaría hacer, pero si no puedo hacerlo no me importaría, porque ya he hecho muchas cosas divertidas e inolvidables junto a la gente a la que más quiero.

Lidia Ibarra Roldán, 2ºESO A

De momento mis metas a corto medio plazo son: acabar la ESO, sacarme bachillerato y una carrera. Y me gustaría cumplir con todo ello sin dejar de practicar deporte, como fútbol o tenis.

Más adelante, me encantaría ser profesor de educación física o de matemáticas, aunque también podría ser bombero, pues me llama la atención todo aquello que implique actividad física. Aún no tengo nada claro, pero quiero que lo que sea que haga me guste de verdad. Algún día me gustaría practicar actividades como paracaidismo, e incluso hacer puenting, etc.

Y quizá, si llegase a ser profesor de educación física, desde luego me gustaría continuar los pasos de mi primo Toni, seguir así su camino.

Luis Arnedo Barea, 2ºESO B

Lo que me gustaría hacer cuando sea más mayor es ser azafata, y sé que para ello necesito estudiar los idiomas principales, que son el inglés y el francés. Quiero estudiar para ello porque desde pequeña mi principal deseo ha sido viajar por todo el mundo, visitar esos lugares que en tu mente son de una manera y cuando los ves por primera vez resultan muy distintos, pero siempre mejores. Necesito trabajar en algo que me guste, que me agrade, que me ilusione…

Para ser azafata, como dije al principio, lo primero que debo hacer es aprender bien al menos esos dos idiomas, y después llegar a 1,65 metros de altura. ¿Y por qué? porque sino llego a esa altura no sé si podré cumplir mi sueño…Tengo muy claro que ser azafata es lo que más me gustaría hacer, y nunca perderé la ilusión por conseguirlo. Si finalmente no pudiese ser, también me encantaría ser guía turística y poder presentar la ciudad, sus monumentos y esculturas, o lo más representativo de la misma a las personas que viniesen a conocerla.

Esos trabajos son los que más me gustan e ilusionan, y por ello si no pudiese elegir uno elegiría el otro, pues eso es lo que quiero hacer de mayor.

Claudia Santonja Beneyto, 2ºESO A

Cada noche que pasa y tengo un rato para reflexionar, pienso en los sueños que deseo cumplir el día de mañana. Uno de los miles que tengo es viajar para poder ayudar a aquellos niños que tienen ilusión por tener en sus manos un único juguete, que desean aprender a sumar y a restar, a leer, que les encantaría llegar a casa y disfrutar de un plato de comida caliente…

Es duro ver que cada día para ellos es igual al anterior, la misma lucha, la misma guerra. Si te detienes a pensar en ello, te das cuenta de lo injusta  que puede llegar a ser la vida. A veces ésta puede cambiar repentinamente y aún así no tienes otro remedio que seguir adelante para poder darles de comer a tus hijos, y tendrás que luchar cueste lo que cueste. Yo daría lo que fuese por estar ahí, por darles todo mi cariño y sobre todo, poderles devolver la ilusión. Si pudiera hacer este viaje sería la persona más feliz de este mundo.

Elena Sánchez Zafra, 2ºESO B

Yo personalmente creo que todo el mundo tiene al menos tres metas en la vida (o quizá alguna más) que le gustaría conseguir. Pues bien, mis tres metas son las siguientes: La primera viajar, viajar por todo el mundo, ayudando a gente y descubriendo nuevas culturas y tradiciones.

La segunda cosa que me encantaría hacer es estudiar en una universidad, sea cual sea, y estudiar derecho o ciencias políticas, ya que mi sueño es ser abogado, juez o político (de los buenos, claro está).

Y la tercera, y más importante, sería formar una familia a la que querer y que me quisiera, que me apoyase en los fracasos y desdichas, y que celebrase los logros. Una familia  con la que crear hogar y que al llegar a él, siempre se pudiese decir eso de “hogar, dulce hogar”. Estos logros o metas son difíciles de conseguir y he de esforzarme para alcanzarlos, así que no pienso rendirme y si  tropiezo con una piedra, me levantaré y seguiré, pero tirar la toalla jamás.

Pepe Guillem Martí, 2ºESO B

Yo lo primero que hare será acabar la eso, pasaré a bachiller y luego a la universidad.

Aún no sé seguro qué es lo que quiero estudiar, me gustaría ser enfermera o matrona, porque me encantaría ayudar a las mujeres a traer a sus hijos al mundo. Me he estado informando sobre ello, y lo cierto es que ese sería mi gran sueño. Yo lo intentaré, y no me rendiré. Aunque bien pensado también podría estudiar medicina, y ayudar así a muchas personas en el mundo.

Si llegase a ser médico, podría ir como voluntaria a ayudar a los niños y niñas de África, o de lugares lejanos en situaciones difíciles. Sé que iría con todo el gusto del mundo.

A mí desde muy pequeña me ha gustado jugar a los médicos, así que casi simple pedía el botiquín de Nenuco o algo por el estilo.

Mi madre siempre me dice que todo lo que me proponga lo puedo conseguir, que me podrá costar más o menos, pero que puedo hacerlo, porque ella confía en mí. “Si eso es lo quieres hacer, ves a por ello y no lo dejes escapar”, siempre concluye mi madre.

Noemí Sáez Ramírez, 2ºESO B

Desde que somos pequeños tenemos deseos como el de encontrar un súper trabajo el día de mañana, ser famosos, tener una mansión gigantesca, tener todos los lujos del mundo… Pero cuando somos mayores, las cosas son más difíciles, vemos la vida con perspectiva, nos hacemos más realistas y entonces cambiamos de opinión.

Hace unos cuantos meses mis propósitos eran acabar los estudios, formar una familia y ser un actor famoso. Pero cambié de opinión al considerar que dentro del mundo de la interpretación podría haber miles de personas igual o mejores que yo, además de asumir que es un mundo difícil. Por eso, ahora quiero acabar los estudios y poder ser abogado, formar una familia y muchas más cosas. Aunque esto no quiere decir que deje de lado mis ganas de interpretar, ya que siempre seguiré actuando.

La verdad es que no sabía que iba a dar ese cambio para mejor, ya que ser abogado es un trabajo que me gusta mucho.

Pensar en el futuro me da miedo por muchas razones, sobre todo cuando tengo en cuenta cómo están las cosas hoy en día. Pero como no voy a rendirme, trabajaré duro, muy duro, para que ese miedo desaparezca.

Ante todo en mi vida quiero ser feliz junto a mis amigos y familiares.

Nicolás Payá Martínez, 2ºESO B

La verdad es que desde pequeñita he querido ser médico, de hecho siempre practicaba con mi hermano, mis padres y mi peluche.

Siempre quería ver todo tipo de series relacionadas con la medicina, aunque también me gustaban las series policiacas para analizar cada caso y saber cómo ayudarles.

Pero al margen de lo profesional, lo más importante es sin duda vivir el presente sin preocuparme del pasado, porque muchas veces vivimos aferrados a él, sin ver las cosas alegres del presente, del día a día, cerrándonos puertas y pensando que otras mejores se abrirán, pero no siempre será así, porque las oportunidades marcan nuestra vida, incluso las que dejamos pasar. Además quiero viajar, conocer el mundo donde vivimos.

También me gustaría formar una familia, tener a alguien por quien levantarme y luchar; y tener unos hijos que me animen tanto en los momentos buenos como en los malos.

En definitiva, la vida irá cambiando, no sé si para bien o para mal, pero sí sé que lucharé por ser feliz y por lograr mis metas.

Elena Verdú Cerdá, 2ºESO A

Spots Publicitarios

Convive plácidamente con nosotros. Otras veces, sin embargo, se hace notar, despierta nuestra curiosidad, nos atrapa…No podemos evitarla, tarde o temprano siempre termina encontrándonos, y nos convence con su retórica y su atractivo natural…Siempre es breve, pues sabe que el tiempo apremia y por eso lo vive con intensidad. Ella es ingenio, es creatividad en estado puro, es sutil y a la vez directa, cuida los detalles, pero no se pierde innecesariamente en ellos, sabe qué es lo importante y en ello centra toda su atención. Nos hace reír, nos mantiene en vilo, nos decepciona, pero otras veces nos fascina, e incluso nos emociona. Ella hace posible lo que nos parecía utópico, y ahí está su secreto, su fórmula… tan enigmática que jamás pudo ser escrita…Así es ella, la publicidad, tan única que resulta irrepetible. Cada anuncio esconde con sigilo su razón de ser, y confía al espectador, aquel que asiste con cierta reticencia inicial a su presencia, la emisión de un juicio. Sabe que su cometido no es fácil, pero le pierde el afán por intentarlo. Es ambiciosa por naturaleza, y hace bien, quien no arriesga, no gana…

Nuestros alumnos de 1ºESO, convertidos en verdaderos publicistas, tenían una ardua misión entre manos, y a juzgar por los resultados, creo que lo cumplieron con matrícula…Y si no, vean, vean…Nos vemos a la vuelta de publicidad.

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Matilde Reig Albero y Carla Valero Ruiz, 1ºESO B

Aitana Palao Peydró y Lucía Valls Hernández, 1ºESO B

Jordi Sanz Verdú, 1ºESO A

Nacho Guerrero Ferrer, Álvaro Guillem Fernández y Eduardo Vicedo Ortega, 1ºESO A

Silvia Casanova Llinares (1ºESO A), Nerea Giner Aguado (1ºESO B) y Aitana Prats Parra (1ºESO B)

Pascual Chamorro Sánchez, Jose Martínez Parra y Octavio Ferrero Miró, 1ºESO B

Pau Verdú Palau, Carlos Reche Vicent y Jordi Vilaplana Sola, 1ºESO B

Raquel Monllor Guillem, Clara Valero Cespedosa y Natalia Teruel Santoyo, 1ºESO B

Inés Mira Pérez e Irene Picó Samper

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Carteles Publicitarios

 

Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras, y quien pronunció aquella incuestionable verdad debía estar en presencia de fotografías tan ingeniosas como éstas.

Nuestros alumnos de 2ºESO dieron rienda suelta a su talento creativo y éste es el resultado…Atractivos e impactantes carteles publicitarios cuyo secreto del éxito está en el hábil uso de las figuras retóricas. Un truco digno de los mejores publicistas.

Juzguen ustedes mismos…¿los imaginan como protagonistas de alguna marquesina, en una imponente valla publicitaria, a todo color en un periódico…?

Sandra Yago Regidor, 2ºESO B

Zapatos de Piel Pedro Miralles

(Metáfora)

Sandra Yago

Nicolás Martínez Payá (2ºESO B), Paola Martínez Moltó (2ºESO A) y Ángela Vilaplana Verdú (2ºESO A)

Vinos NIAMPA 100% Natural, «Del campo a tu mesa»

(Metáfora)

Ángela Verdú, Nicolás Martínez y Paola Martínez 2

Verónica Gisbert Ruiz y Denisa Turcu, 2ºESO A

IPhone, «la mejor cobertura del universo»

(Hipérbole)

Denisa Turcu y Verónica Gisbert

Claudia Santonja Beneyto (2ºESO A) y Noemí Sáez Ramírez (2ºESO B)

Crema de manos Royal Apothic, y siente la frescura y la suavidad de una rosa

(Metáfora)

Claudia Santonja y Noemí Sáez

Mila Martínez Ferrero, 2ºESO B

Bombillas «Sun», y enciende la ciudad

(Hipérbole)

Mila Ferrero

Ángela Mínguez Bernabéu y Cristina Gosálbez Beneyto, 2ºESO A

Mochilas muy resistentes, ni el viento, ni la lluvia, ni la nieve podrá con ellas…

(Paralelismo, Hipérbole y Metáfora)

 Ángela Mínguez y Cristina Gosálbez

Pepe Guillem Martí y Roberto Guillem Tortosa, 2ºESO B

Refresco «Sky», un sabor celestial

(Metáfora e Hipérbole)

Pepe Guillem y Roberto Guillem

Angie Pabón Peinado, 2ºESO A

IPhone, y captura la realidad

(Metáfora e Hipérbole)

Angie Pabón

Adriel Sánchez Quiles y Celia Sanjuán Cantos, 2ºESO B

Zumos «Bifrutas» de Pascual, y ¡Bébete el mundo!

(Metáfora)

Adriel Sánchez y Celia Sanjuán

Adrián Palazón Lillo (2ºESO A), Eduardo Llinares Valero (2ºESO B) e Iván Guill Rico (2ºESO B)

Zapatillas Nike, te convertirán en un súper héroe

(Metáfora)

Adrián Palazón, Eduardo Llinares e Iván Guill Adrián Palazón, Eduardo Llinares e Iván Guill 2

Elena Verdú Cerdá y David Verdú Cerdá, 2ºESO A

Campaña de concienciación contra el cambio climático

(Hipérbole)

Elena Verdú y David Verdú